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Ayuntamiento de Santiurde de Toranzo
Iglesia de Santa Cecilia (Villasevil)


«Siguiendo la carretera que va a Vejorís, en la margen derecha del río Pas, aguas arriba, nos encontramos de pronto con el ábside románico de la iglesia de Villasevil, que en una vuelta del camino, nos sorprende con su belleza deformada por el adosamiento de una capilla del siglo XVII».

La iglesia de Villasevil es sin duda la más importante del valle, declarada Monumento de Interés Histórico Artístico en el año 1978, su gran valor cultural se explica no solo por su larga historia, sino porque además es una de las pocas que aún conserva algunos elementos originales de arte románico y presbiterio del siglo XII. Estas características la convierten en un patrimonio artístico y monumental que, con el paso de los años, gana trascendencia e interés turístico.
Gracias a algunos documentos que recogen la historia y la evolución del valle de Toranzo desde sus albores, sabemos que la iglesia de “Villa Sibil” (como se escribía Villasevil antiguamente) ha sido testigo de eventos históricos tan importantes como, por ejemplo, la celebración de las nupcias entre Juan de Aragón y Castilla, hijo de los Reyes Católicos, y la princesa Margarita de Austria, hermana de Felipe el Hermoso (marzo de 1497), cuya organización significó un medio para don Pedro Ruiz de Villegas de ganar la simpatía y el favor de los reyes frente a los Manrique. Cabe destacar el relato que recoge el escritor Amós de Escalante es su libro «Costas y Montañas»:

«Una noche tempestuosa y cruda de principios del siglo, un jinete llevado en alas de amorosa impaciencia, y en lomos de un bravo potro, cegados los ojos del jinete por el viento, la lluvia y las tinieblas, ocupado su espíritu de más vivos cuidados que el cuidado de conservar su vida, embotado el instinto del bruto por las eléctricas emanaciones de la tormenta, ganan descaminados el borde del precipicio y saltan, o mejor caen en su fondo a impulso del desesperado galope; el cadáver del potro queda allí embazando la trocha, y el mancebo herido, roto, deslumbrado, convulso, sangriento, vivo por milagro de la Providencia guardadora de los intrépidos, llega tarde, pero llega a la cita.
Los sollozos y lágrimas, las explosiones de dolor y de alegría, las ternezas y delirios que pagaron aquella noche temerosa, los riesgos corridos y la leal constancia del caballero, los hallará el novelador en su memoria si no está olvidado de sus veinte años.
En las arboledas de Villasevil acampaba y en los lugares de sus contornos se hospedaban la escolta y acompañamiento de dos comitivas reales que se habían encontrado aquí al mediar el mes de marzo de 1497. En la una, venía aquel príncipe don Juan, único hijo varón de los Reyes Católicos, despojado por temprana muerte de la gloria y del poder de heredarlos; en la otra, la princesade Austria Margarita, hermana de don Felipe el Hermoso, destinada a esposa del príncipe don Juan. Había desembarcado la princesa en Santander, venía de la culta y fastuosa corte de Borgoña, y traía consigo los primeros carruajes de
lujo y de paseo que se vieron en España, según afirma Gonzalo Fernández de Oviedo.
«Fizose el desposorio en Villasevil, cabe Santander ‐dice el doctor Toledo, médico de la Reina Católica, por mano del Patriarca de Alejandría y Arzobispo de Sevilla don Diego Hurtado de Mendoza.» Y fué poco venturoso, porque en octubre del mismo año fallecía el desposado; su hijo póstumo don Miguel pasaba de la infancia a la huesa, y extinguida la línea masculina de las dinastías españolas, entraba la austríaca en cabeza del marido de doña Juana la Loca a regir el vasto imperio de ambos mundos.
De la agitación, ruido y fausto que aquí desenvolvía el acto y la grande aglomeración de gentes, da corta idea la feria que se celebra en 28 de agosto, día de San Agustín, donde acude lo mejor del valle y sus comarcanos en riqueza, alcuña, gusto y hermosura.»

Otros acontecimientos dignos de mencionar que tuvieron lugar en este enclave están relacionados con la visita del emperador Carlos V de Alemania y I de España, quien postró su rodilla ante el sagrario del altar (julio de 1522), y con la familia de los Gargollos, apellido de artistas especializados en la construcción de campanas e ilustres artífices de la famosa campana San Eugenio de la catedral de Toledo, más conocida como “la Gorda”, pues en enero de 1610 se le encomendó a don Juan Gutiérrez de Gargollo la labor de fundir para la iglesia una campana de más de 103 kg.

Originalmente construida como una sola nave (arquitectura románica) a finales del siglo XII, la iglesia sufrió modificaciones en épocas posteriores y ahora consta de tres naves. Un claro ejemplo es la edificación de la capilla, llevada a cabo a principios del siglo XV por mandato de don Sancho Ruiz de Villegas y restaurada a principios del XVII. En el interior de la capilla existe un blastón en el que está inscrita la siguiente leyenda de la familia Villegas:

«Esta capilla de casa de Villegas hizo y fundó el comendador Sancho Ruiz de Villegas, Señor y Mayor de la Casa de Villegas, Caballero del Orden de Santiago, Capitán de las guardias del Señor Rey Don Juan el segundo y su gobernador en las fronteras de Alcatraz contra los moros, y Doña María de Andino y Velasco, su mujer;
Hundiose con el tiempo, reedifícolo en la grandeza que esta y dotola el doctor Don Álvaro de Villegas, su rebisnieto canónigo magistral de la Santa Iglesia de Toledo,
Priniado de las esparas y gobernador de este arzobispado por el serenísimo Sr. Infante
Cardenal I Don Fernando.»

De arte románico todavía se conserva el ábside, con sus tres ventanas de arco de medio punto, dotado de una miscelánea de elementos que hace casi diez siglos sellaron el paso del tiempo y que hoy evocan la vida de los ancestros de los toranceses en este rincón de Villasevil. Entre dichos elementos, podemos destacar los capiteles, arquivoltas y los cimacios. Por otro lado, también sobrevive el retablo barroco del Altar Mayor junto con una pila bautismal, de gran tamaño y también románica.

A un lado del templo se cobija el cimenterio o porche. Según el artículo «La Iglesia de Villasevil», de María del Carmen González Echegaray en la revista Altamira 1968-1971 (Página139-140), en numerosos documentos de contratas de obras, de las distintas iglesias de la provincia, se há comprobado que la palabra «cimenterio o cementerio», no se refiere a lo que hoy día conocemos por este nombre, es decir, a un recinto cercado donde se entierran los muertos, sino mas bien a unos soportales o porches (los muertos en esa época siempre se sepultaban dentro del templo) pegados a la iglesia, verdadero «foro» donde antiguamente y «a son de campana tañida», se reunía el Concejo del pueblo, para tratar «las cosas tocantes al servicio de Dios y al bien común». Eran estas «cosas», discutir los pleitos, arrendar molinos, pago de alcabalas, restauración de iglesias y ermitas, compra y venta de terrenos, elecciones de oficios, subastas de mesones y tabernas, alquiler de terrenos comunales, etc. Presidían el Concejo el Alcalde y dos Regidores, y lo componían los hijosdalgo y hombres buenos, vecinos y moradores del lugar, en nombre propio y de las viudas y enfermos impedidos de acudir a la llamada concejil.

El 4 de noviembre de 2010,  se delimita el entorno de protección del Bien de Interés Cultural, considerando que el entorno que se delimita es el necesario para asegurar los visuales de la Iglesia.

Localización:

Villasevil – Municipio de Santiurde de Toranzo (43.252840, -3.936000)

Propiedad y visitas:

Actualmente es propiedad del Obispado de Santander, por lo que para concertar las visitas se debe contactar con el párroco responsable de la iglesia.

Declarado de Bien de interés cultural:

Real Decreto 1739/1978. de 23 de junio, por el que se declara monumento histórico-artístico de carácter nacional la iglesia parroquial de Villasevil de Toranzo (Santander).

Protección

Acuerdo de 4 de noviembre de 2010, del Consejo de Gobierno, por el que se delimita el entorno de protección del bien de interés cultural «Iglesia de Santa Cecilia», en Villasevil, término municipal de Santiurde de Toranzo.

Documentos:

Bibliografía recomendada

AMOS DE ESCALANTE: Costas y Montañas. Madrid. 1961, tomo II. pág. 36

María del Carmen González Echegaray: La iglesia de Villasevil. Revista Altamira 1968-1971 (Página139-140)