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Ayuntamiento de Santiurde de Toranzo
Acereda


Sumergida en el verde más intenso de la provincia, constituye un auténtico remanso de paz para todo aquel que se aventure a descubrirla, pues aquí reina esa añorada tranquilidad que apacigua el alma y aleja a los transeúntes del mundanal ruido. Acereda cuenta con viviendas sencillas y bastante uniformes, dos de las cuales antiguamente tenían molinos: una en La Rebia y otra que perteneció al vínculo de los Villegas junto a la Ermita de Nuestra Señora de Consolación.

El pueblo de Acereda se encuentra situado entre San Martín de Toranzo y la capital del munincipio, Santiurde de Toranzo (a 1,7 kilómetros). Esta pequeña localidad se encuentra a 210 metros de altitud sobre el nivel del mar y, según los datos recogidos en el INE, en 2016 la habitaban 18 aceredanos, con lo cual podemos constatar que la población ha ido disminuyendo con el paso de los años.

Actualmente se conserva en Acereda la famosa iglesia románica de La Asunción, declarada Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Cantabria en el año 1984. Debido a sus características, este templo religioso se ha convertido en un foco de atención para los turistas y apasionados de la historia y del arte, ya que su construcción data del siglo XIV, habiendo sido reconstruido en el siglo XVII y retocado posteriormente.

Datos históricos:

Acereda, solar antiguo de los Villegas, enemigos perpetuos de los Manriques, y émulos de su dominación en el valle. Raza de audaces que ya en el siglo XIV daba adelantados a Castilla(194), y mantuvo siempre vástagos suyos en servicio inmediato de los reyes desde los principios de la monarquía castellana. Mas no de reales donaciones, sino de inmemorial herencia o adquiridos por mano propia, poseía en Toranzo vastos solares y tierras. Suyos eran la torre y palacio del Coterón, en Villasevil; las casas de Castillo Pedroso, encaramadas en la sierra que separa a Buelna y Toranzo, en las que persevera el apellido, y la fortaleza de Acereda, que papeles de la casa pintan rodeada de muros, fosos y barbacanas.

En Acereda mantenían soldados y monteros, con grande aparato de perros y halcones, que eran los Villegas, a ley de altos señores, aficionados a volar una garza en el llano, a acosar un jabalí en los vecinos acebales y lastreras de Rugómez; y regaba sus parques un arroyo, de nombre rico en sonoridad y colorido, Platarollera, del cual apenas queda un eco lejano en el de Mataruyera, con que hoy corren sus aguas tan limpias, tan melodiosas, tan plateadas como en tiempos de mayor poesía.

 

Y tan duros contrarios eran, que, para vencerlos, otro Garci Fernández, nieto del primer conde de Castañeda, heredero de sus estados y casa engrandecidos con el marquesado de Aguilar, hubo de meter por sus tierras una hueste ordenada de cinco mil hombres de a pie y de a caballo. No dicen las memorias coetáneas si fué breve o larga la campaña, mas de cierto fué rigorosa; los pueblos inmediatos vieron arder la torre de Acereda, arruinarse hasta el cimiento, y quedar exterminado para no recobrarse nunca aquel temible nido de gavilanes.
Esto pasaba, años más o menos, hacia 1480: reinaban poco había los Reyes Católicos, y ocupados en asegurar su solio y prevenirse a empresas exteriores, toleraban a sus grandes ciertas justicias expeditivas y de mano propia. Todavía la fuerza mayor era decisiva autoridad en las contiendas; no habían tenido espacio ni reposo para fundar aquel ideal de equidad austera, según la cual, al decir del ingenuo cura Bernáldez, «los pobrecillos se ponían en justicia con los caballeros, e la alcanzaban».

Localización:

Acereda- Municipio de Santiurde de Toranzo

(43.23152, -3.93404)

Bibliografía recomendada

AMOS DE ESCALANTE: Costas y Montañas. Madrid. 1961, tomo II. pág. 146