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Ayuntamiento de Santiurde de Toranzo
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    PRIMEROS POBLADORES

    La proximidad al Ayuntamiento de Puente Viesgo y por lo tanto a uno de los principales yacimiento arqueológicos del mundo, hace pensar que las características de los pobladores que ocupaban las proximidades al entorno de las cuevas del monte castillo no podrían diferir en gran medida de las de los pobladores del valle de Toranzo a escasos 4 kilómetros de este entorno. De esta manera se puede empezar a afirmar que los primeros indicios de presencia humana en Cantabria se remontan al paleolítico inferior hacía el año 95.000 antes del presente, sin embargo a raíz de los yacimientos encontrados y tan bien estudiados desde su descubrimiento, se puede llegar a deducir que íbamos a encontrarnos con un poblamiento muy reducido y que posiblemente solo se manifestase en entornos costeros o valles más bajos. Caracterizada por ser una población con muy baja densidad y probablemente sin enfrentamientos territoriales. Posiblemente se podría llegar a afirmar que serían pequeños grupos nómadas sin un asentamiento estable reunido tal vez en grupos y en algunos casos puede que ya llegarán a ser de tipo tribal. Durante el paleolítico medio, el territorio de lo que en la actualidad conocemos como Cantabria se vio caracterizada por un rigor climático con un entorno ecológico muy diferente al que encontramos en la actualidad, puesto que nos encontramos en una época en la que predomina una glaciación en la que, nieves perpetuas y glaciares, aislaban el territorio que se localizaba al norte de la Cordillera Cantábrica con la Península. Época de rigor climático en el que se produjo una ocupación masiva de las cuevas y lugares más cercanos a ellas, en la costa y en los valles bajos. Durante este período geológico la forma de vida de los moradores de estos valles giraba en torno a la caza de grandes animales y la recolección de frutos y algunos vegetales.
    Es ya en el paleolítico superior cuando se produce un importante avance tecnológico y cultural, la aparición de las primeras manifestaciones artísticas (pinturas), coincidiendo estas con un cambio climático que puso fin al periodo de glaciación. La población sufrió una expansión y un aumento de la población que además llevo consigo la ocupación de los valles medios de los ríos. Durante este periodo, los grupos humanos alcanzan un nivel cultural avanzado debido al descubrimiento de mejoras en la industria lítica o la capacidad de empezar a transmitir pequeños mensajes básicos de comunicación a través del lenguaje. Es un período en el que se continúa viviendo en cuevas, y la mayor ocupación se encuentra en el entorno de las mismas, aunque ya dentro de las mismas empieza a haber espacios reservados para las diferentes funciones. En lo que se refiere a la economía y modo de vida principal, nos encontramos ante una población que continúa siendo mayormente cazadora. Alrededor del año 10.000 antes del presente nos encontraríamos con una época de simultaneidad en las condiciones climáticas que obligaron también a una adaptación de la especie humana a las nuevas condiciones ecológicas que se estaban manifestando. De esta manera la población se vio obligada tanto a una diversificación como a una explotación de nuevos recursos frente a la especialización anterior, lo que condujo también a cambios culturales. A pesar de estar muy desarrollado en otras partes del planeta, el neolítico no llega a Cantabria hasta el año 4.000 antes del presente con la llegada de la cultura megalítica de economía pastoril. Es durante este periodo en el que la población desarrolla una forma de vida y una economía en torno a la ganadería y la agricultura. Aunque como se ha comentado con anterioridad puede ser que durante un cierto período de tiempo los que nos hubiéramos encontrado de poder viajar hasta allí era una economía en la que todavía coexistían actividades modernas con las que hasta entonces se habían estado llevando a cabo. Es una época que no podemos obviar, puesto que es la predecesora de una actividad económica que impulso esta comarca durante los siglos XIX y XX y que ha sido el motor de la actividad económica de estos valles. Así que no se puede negar la relación que se dio entre el magalitísmo cántabro y la aparición de la ganadería en nuestro territorio (aunque escaseen o apenas se encuentren en la costa y en la zona pasiega, comarca donde muchas de ellos tuvieron que sucumbir para atender la demanda de piedra para la construcción de las cabañas y cerramientos de piedras de las parcelas existentes en las montañas pasiegas).
    La llegada de este nuevo tipo de cultura pastoril supuso cambios desde dos puntos de vista. Por un lado la llegada de la economía productora a la Cantabria y por otro lado, la colonización por vez primera de amplios espacios de montaña para la creación de pastos para el ganado. Hay que recordar que los verdes prados y brañas que se observan en la actualidad no son naturales, sino que son el resultado de una continua presión por parte del ser humano para adaptar el territorio a sus necesidades. Se puede indicar que la prehistoria termina con la edad de los metales, época en la que aparece la metalurgia y se producen grandes avances tecnológicos. Por lo que se trata de una época tanto de crecimiento demográfico como de colonización de nuevos espacios. En la que la ganadería se va a convertir en la actividad económica principal y una agricultura que va a empezar a extenderse aunque de una manera poco notoria. Se va perfilando la estratificación social y algunos sectores de población empiezan a ser más tenidos en consideración que otros. Es la época en la que también se comienza una incipiente actividad minera, que será mucho más explotada en la edad del Hierro, época en la que se confirma el pueblo cántabro, hace unos 700 años antes del presente.

    EDAD ANTIGUA

    El comienzo de la edad antigua está caracterizado por el abandono del uso del bronce a favor del hierro y está relacionado también con la época del dominio romano en la provincia. A su llegada, el imperio romano se encontró con una tierra en la que se manifestaban una gran diversidad tanto étnica como cultural. Esa diversidad era debida por un lado a las oleadas migratorias de pueblos célticos procedentes de latitudes mayores y por otro lado a los moradores autóctonos de la edad del bronce. Los pueblos del norte estaban caracterizados por una cierta unidad etnográfica. A continuación nos vamos a referir a una época en la que las menciones a Cantabria son muy esporádicas y en la que se solía hacer alusión a las comarcas por separado, sin representar en realidad una unidad política. Los cántabros prerromanos eran un pueblo conformado a raíz de un desconocido substrato procedente de la edad del bronce. La primera mención a este pueblo data del año 195 antes del presente. De poder viajar en el tiempo nos encontraríamos con una población más densa en la zona sur de la cordillera.
    En lo referente a la economía de estos pobladores, probablemente encontraríamos una población especializada en cierto modo en la ganadería, en la que la agricultura estaría muy limitada a ciertas zonas debido en gran parte a las características del territorio y todavía a una escasez de conocimientos técnicos para poder “domesticar” ese terreno, en la que la dieta estaría complementada con algún tipo de actividad depredadora. Base de la economía de estos pobladores serían también pequeñas explotaciones de extracción de minerales y precarias relaciones comerciales con otros pueblos; economía que podría haberse visto complementada con los excedentes procedentes de incursiones de saqueo en pueblos limítrofes. Para una sociedad que no conocía la moneda, seguramente el intercambio de bienes y servicios se realizaba mediante el trueque. Como se ha comentado con anterioridad, no hay indicios que nos encontráramos ante una sociedad en la que se manifestase una unidad política, sino más bien asistiríamos a un conglomerado de tribus por debajo de la cual existía el clan (que se trataba de una unidad más familiar), siendo los Salaenos, que moraban la actual comarca del Besaya y los Blendios, los pueblos más próximos al valle de Toranzo, sin estar muy clarificado por los vestigios arqueológicos a cuál de los dos podría haber pertenecido en realidad. Como en todos los aspectos en los que la arqueología no muestra claras conclusiones y solo se pueden arrojar hipótesis, una de la que más nos acercaría a uno de los dos pueblos cántabros mencionados con anterioridad sería la que ubica la ciudad de Aracillum en el yacimiento arqueológico ubicado en la Espina del gallego, divisoria de los valles de Toranzo y de Iguña, y la cual era una de las ciudades bajo el dominio de los Blendios. El yacimiento de la Espina del Gallego, presenta un castro indígena, reocupado y fortificado por una guarnición militar romana en el transcurso de las guerras cántabras. Pero el hallazgo que testifica inequívocadamente que este pueblo guerrero y que apenas conocía la escritura habitara en el valle, fue el descubrimiento en San Vicente de Toranzo, a los pies de la Espina del Gallego, de los restos de una estela funeraria, ereguidas por estos pueblos.

    Pero hay que destacar que la romanización fue un movimiento sin mayor transcendencia en esta comarca, puesto que tras la caída de dicho imperio, los pueblos cántabros recuperaron su independencia y antiguos modos de vida como si nada hubiese pasado. Aunque durante el dominio romano la población autóctona se vio sometida a una cierta estructura poblacional en la que se vieron obligados a abandonar los poblados en los montes y establecerse en nuevos asentamientos creados tanto en los valles como en los llanos por las legiones romanas. Puede ser que de la presencia romana en la comarca el hecho más destacable fuese la puesta en explotación de recursos mineros.

    EDAD MEDIA

    La caída del imperio romano abre el camino a una nueva época denominada Edad Media, y que se divide en dos grandes periodos con diferentes características, la Alta Edad Media y la Baja Edad Media; siendo una época que termina en el caso de España con la Reconquista y descubrimiento de América en 1492. El comienzo de esta época estuvo marcada por una serie de incursiones en la península ibérica, por lo tanto a un momento de inestabilidad política. Estás incursiones son por un lado llevadas a cabo por pueblos germánicos, si bien estás son de poca trascendencia y por otro lado estarían las incursiones visigodas, con mayor actividad en el Norte de la Península. Como se ha comentado en el apartado de la Edad Antigua, cuando la provincia se encontraba bajo el sometimiento romano, una vez desaparecida la autoridad romana se produjo un vacío de poder, momento en el que los cántabros recobraron su independencia y volvieron a recuperar su anterior modo de vida sin apenas esfuerzo. Es a raíz de las campañas militares del rey Leovigildo, cuando el fortalecimiento del reino Visigodo comienza a hacerse más latente, sin embargo en Cantabria la escasez de material arqueológico que ha podido encontrarse puede deberse a que en la región la conquista visigoda fue precaria e incompleta. Una influencia que acabó sobre el año 711 con las invasiones islámicas.
    Durante la Alta Edad Media se crea el Ducado de Cantabria, gobernado por un duque y del que todavía no se tienen claros los límites administrativos, pues puede que llegase hasta tierras riojanas. Otro de los hechos que afecta a Cantabria durante esta época es la llegada del cristianismo a una región todavía sumida en el paganismo. Cristianización que cobro mayor fuerza en el siglo VIII, por un lado con la llegada de los refugiados cristianos procedentes de la actual meseta huyendo de la invasión islámica y por otro lado, por los mozárabes rescatados por Alfonso I de Asturias. Es importante hacer mención a que durante este período la historia de la ocupación de población en tierras cántabras estuvo muy ligada a la creación y desarrollo del reino de Asturias. Fue Alfonso I, quien tras la derrota musulmana en Covadonga, se alió con el Duque Pedro de Cantabria. Alfonso I fue un Rey que supo aprovechar por un lado las debilidades del bando musulmán, como eran las propias luchas internas y la sequia y hambrunas que provocaban el desabastecimiento de provisiones a las tropas; y por otro lado impulso la repoblación de una amplia extensión casi desierta de la cuenca del Duero. Al igual que impulsó una reorganización de poblamiento dentro de sus dominios. Debido a lo que podemos encontrar a las referencias escritas sobre esta época, parece ser que es en este momento cuando se produce la consolidación de los diferentes territorios o comarcas cántabras. Además de ser el momento en el que en referencias escritas se pasa de referirse a este territorio de Cantabria a las Asturias de Santillana (perdurando hasta el siglo XIX). Esos acontecimientos que se han estado explicando con anterioridad suponen uno de los momentos más decisivos en la historia de Cantabria. Ya que es el momento en el que empieza a asentarse una base socioeconómica y cultural en la que los modos de vida cántabros van a empezar a sufrir una transformación en comparación con los que se habían contemplado hasta ese momento. Entre otros factores, uno de los principales motores que provocaron esta transformación fue la influencia de unos procesos de aculturación mediante los cuales se introdujeron nuevas pautas tanto socioeconómicas como culturales y se produjo una reorganización de la población provocada por el asentamiento masivo de población foránea. La Cantabria que vamos a encontrar hasta ese momento, está caracterizada por ser una región poco poblada, en un territorio en el que predominaban bosques y una economía dedicada casi con exclusividad al pastoreo, recolección, caza y pesca; en la que la agricultura se presentaba de manera testimonial en algunos sectores de la región y las carencias económicas eran subsanadas con incursiones saqueadoras a los núcleos de población cercanos.

    Es a partir del siglo VIII, cuando se producen grandes transformaciones que facilitan el desarrollo y expansión de la agricultura y comienzan a roturarse los espacios para el aprovechamiento de cultivos en las zonas bajas de los valles y llanos y en los montes para la creación de pastos y prados para el ganado. Época en la que las actividades ganaderas continúan llevándose a cabo y donde la iglesia comienza a ganar un papel muy importante para la estructuración de los espacios. El papel de la iglesia es fundamental durante este periodo de la Edad Media. Puesto que el poblamiento comienza a organizarse en torno a las iglesias y a los monasterios, que poco a poco se van apropiando y van privatizando los espacios productivos. Estas entidades van a cumplir una doble función, por un lado religiosa y por otro económica. Este nuevo poblamiento que se va a organizar entorno a estas entidades estará integrado tanto por los núcleos de población que ya se encontraban con anterioridad en el territorio como por nuevos núcleos que se originaron debido al crecimiento demográfico y a las nuevas orientaciones económicas (como se ha comentado con anterioridad nos referiríamos al rozamiento de las tierras hasta ahora incultivadas y comenzarían a ocuparse los fondos de los valles y las zonas más aptas para el desarrollo de una actividad agrícola). Pero los cambios en la orientación económica no son los únicos significativos de este período, también es importante considerar los cambios que se van a producir a nivel social. Puesto que la estructuración social de la población va a sufrir una transformación importante, siendo este momento en el que la antigua estructuración en clanes, desaparece, en beneficio de la familia nuclear formada a raíz de la unión por matrimonio cristiano. Y la jerarquización social va evolucionando progresivamente hacia el feudalismo. El feudalismo es una corriente que llega a hacerse muy fuerte en la comarca, debido a que los procesos de apropiación y privatización de los territorios no solo eran llevados a cabo por los monasterios y las iglesias, sino también por algunos nobles, lo que contribuyó a la creación de importantes latifundios y la aparición de los vasallajes.
    Aunque bien necesario mencionar que este nuevo concepto de una propiedad comunitaria el proceso de privatización no solo favoreció a los más poderosos, que como anteriormente se ha indicado eran las entidades religiosas y algunos nobles, sino que también se manifestó la aparición de muchos pequeños propietarios libres, sobre todo en las zonas más altas de los valles (que fueron los antecesores del minifundio que predomina tanto en la región como en la comarca en la actualidad). Ante esta nueva situación no todo el territorio de Cantabria evolucionó u se adaptó a los nuevos cambios al mismo ritmo; el ámbito en el que se encontraba Santiurde de Toranzo, las Asturias de Santillana, recibió estos cambios más lentamente que por ejemplo en las zonas donde se crearon importantes monasterios, siendo la comarca del Pas una de las que quedó menos densamente pobladas, con escasos pueblos dentro de sus territorios e incluso con zonas que quedaron completamente deshabitas, en especial, aquellas de más difícil acceso. Adentrándonos poco a poco en la Edad Media, llegamos al momento en el que se produce tanto el nacimiento de Castilla (cuya primera mención aparece en un documento que data del año 794, en donde se relaciona el nombre de Castilla con el de las fortalezas que se encontraban en el territorio, los castillos) como de la lengua Castellana. Un origen que está muy ligado a la historia de Cantabria, ya que es a partir de finales del siglo VIII el territorio que comienza a llamarse Castilla había formado parte históricamente por una zona en la que habían morado los cántabros entre otros pueblos. Como ya se ha mencionado, el municipio de Santiurde de Toranzo, estaba englobado dentro de la comarca conocida como las Asturias de Santillana, pues bien, los territorios de esta fueron inicialmente ajenos al desarrollo histórico de Castilla pero con el paso del tiempo fueron siendo sometidos a su dominio. Quedando los territorios englobados dentro del reinado de Fernando I. A pesar de la integración en Castilla de este territorio, la percepción popular siempre ha mantenido diferenciadas las identidades cántabras. Durante este período de la Edad Media, el fenómeno cultural más destacable fue el nacimiento de la lengua castellana (que se convirtió en la lengua hablada más importante de la península desplazando a otras lenguas o romances existentes) en alguna zona del Alto Ebro, que entre otros pueblos era una zona donde históricamente se había localizado entre otros el pueblo cántabro.
    Como anteriormente se ha explicado el proceso de repoblación en los territorios que pertenecen a la actual Cantabria giró en torno a la fundación de monasterios e iglesias que además contribuyeron a la transformación de los espacios que rodeaban cada aldea. Monasterios e iglesias que se apropiaron y fueron roturando los espacios que privatizaban; en el caso de los montes para transformarlos tanto en zonas de cultivo, como de pastos, como de prados. Debido a esas apropiaciones, monasterios e iglesias se convirtieron en propietarios de gran parte de los espacios rurales. El monasterio que ejerció mayor dominio sobre las Asturias de Santillana fue el de Santa Juliana. Los siglos XI y XII, están caracterizados por ser los siglos del dominio monástico. Las entidades eclesiásticas de las Asturias de Santillana entraron en las dependencias de la diócesis de Burgos en el siglo XII. Fue exactamente en el año 1011 cuando el monasterio de San Salvador de Oña (Burgos) recibió una importante concesión en tierras cántabras, incluyéndose dentro de esa donación el territorio que englobaba al valle de Toranzo. La Edad Media es un periodo de grandes cambios en todos los ámbitos que pueden llegar a influenciar a una sociedad, de la mano de esos cambios comenzó a desarrollarse una nueva corriente arquitectónica, que fue introducida en la región tanto por la orden de Cluny como por los movimientos peregrinatorios hacia Santiago de Compostela. Nos referimos al Estilo Románico, que se trato de un estilo universal común a toda la Europa cristiana. El románico es el máximo exponente de los cambios que se estaban produciendo en ese momento en la sociedad, resultado de la expansión artística de la sociedad feudal y cristiana de un mundo rural autosuficiente y organizado en torno a monasterios e iglesias, en la que la religión tenía un papel muy importante, pudiéndose afirmar que el mayor, en todos los aspectos de la vida. Que el románico estuvo presente en nuestro municipio se puede afirmar debido a las diferentes fábricas que se encuentran localizadas en el municipio. Son tres las fábricas en las que todavía se pueden vislumbrar atisbos de este arte en nuestro municipio; La iglesia de Pando, Iglesia de Santa Cecilia de Villasevil y la Iglesia de Acereda. Iglesia de Pando: restos románicos se limitan a la cornisa, decorada, que recorre varias zonas de la espadaña.
    Iglesia de Santa Cecilia de Villasevil: Memorable por ser la parroquia en la que contrajeron nupcias el príncipe don Juan, hijo de los Reyes Católicos, con la princesa doña Margarita de Austria en 1497. Solo conserva el ábside de la antigua fábrica románica. Que estaba caracterizada por ser un edificio de una nave. Además del ábside también hay en la iglesia una pila bautismal de esta época, si bien es una pieza muy interesante en materia decorativa es una pieza inconclusa. Iglesia Parroquial de la Asunción de Acereda: Al tratarse de una iglesia muy modificada, la vieja fábrica románica presentaba unas características muy humildes. Pero están presentes tanto en la puerta, como en el ábside y en el interior de la pequeña parroquia. Los indianos y los jándalos, provocaron en su intento de agrande, mejorar y enaltecer las humildes parroquias de sus pueblos de origen, provocaron la desaparición de las viejas fábricas románicas dejando en muchos casos tan solamente las reliquias de algunas partes y reducidos vestigios. La vida de los pueblos durante el románico era la de una sociedad condicionada principalmente por dos factores como eran la geografía y la técnica, es decir, el tener que adaptarse a una morfología determinada y la técnica debido a la lucha continúa del hombre por adecuar el medio a sus necesidades. Las características de los pobladores de Cantabria no debieron diferir en gran medida con las que se han visto con anterioridad, no es destacable un cambio en la manera de vivir de sus gentes, sobre todo en lo referente a un modo de vida de confort con un poblador tipo campesino, pastor, cultivador y cazador. Como hemos mencionado es una época de dominio eclesiástico y algunos nobles, sin embargo, el labriego montañés tiene una condición de derecho de ser libre, pero con una dependencia más o menos regulada por un señor. Lo que se veía como una manera por parte del campesino de asegurar sus personas y bienes al amparo de algún poderoso.
    La casa del campesino a pesar de ser un espacio muy reducido era un centro suficiente para el desarrollo de las actividades cotidianas; siendo a la vez centro de producción y de trabajo. Todo lo que era necesario para vivir en el núcleo familiar se realizaba en el ámbito reducido de la casa, dando lugar a una economía muy doméstica que solo podía complementarse con obligadas relaciones con los vecinos del núcleo de población o de aldeas próximas en el entorno del valle. Y era en la casa donde como se ha comentado, se realizaba cualquier tipo de actividad cotidiana como la siembra del huero, la labranza de los campos, la tala de leños, el echar a los animales a pastar a los prados, la recogida de cultivos, la cocción de pan, la preparación de bebidas y un largo etcétera. Toda una economía de subsistencia donde aún no parecía estructurada la división del trabajo. Fue a finales del siglo XII cuando se produce otro cambio en lo referente a la organización y estructuración de la población. En este período se reorganizó territorialmente el reino de Castilla, creándose unas nuevas jurisdicciones denominadas Merindades, las cuales estaban gobernadas por un merino. En Cantabria durante esta reorganización, a pesar de los cambios que se habían producido en cierta medida, todavía se conserva la antigua percepción territorial. En el libro de las Merindades de 1352 (Becerro de Behetrías), el ayuntamiento de Santiurde de Toranzo está incluido dentro de la Merindad de las Asturias de Santillana, abarcando un territorio de 212 km² desde el Puerto del Escudo hasta Carandia. A grandes rasgos la Alta Edad Media se caracterizo por los dominios monásticos, durante la Baja Edad Media proliferaron los señoríos laicos debido al debilitamiento de la estructura feudal anterior. Uno de los grandes señoríos laicos fue el de Manrique. Garcí Fernández Manrique casado con Doña Aldonza de Castañeda quién obtuvo el señorío de Castañeda y Aguilar de Campoo por su matrimonio y obtuvo del Rey Juan II, el condado de Castañeda en 1429. Esta casa extendió su dominio al valle de Iguña, Rionansa y Val de San Vicente y otros en los que se encontraban el valle de Toranzo, finalmente tras un episodio sangriento el municipio de Santiurde de Toranzo también paso a englobarse dentro de los dominios de esta casa (asesinato entre muchos otros, del alcalde de Toranzo en la batalla en la sierra del Caballar).
    A la vez que se caracterizaban las distintas comarcas de Cantabria como Merindades (de las que se ha hablado con anterioridad), en la Baja Edad Media también se fue reorganizando la personalidad de los valles y otros territorios menores. Esto supuso la creación de los concejos, en los que algunos sectores desfavorecidos, reunidos y organizados por los vecinos libres de un mismo núcleo de población para salvaguardar los intereses comunes y velar por sus propios intereses. En estos concejos empezaba a defenderse su condición de realengo, lo que se traducía en una dependencia señorial directa de la corona y de nadie más por lo que van dejando de depender de un señorío y empiezan a crearse los municipios. Entidades dependientes directamente de los vecinos de una misma comunidad con la libertad de la propia elección de sus ediles. Aunque en los núcleos que en la actualidad conforman el municipio de Santiurde de Toranzo se daba la peculiaridad de que no todos tenían el mismo régimen de dependencia, de esta manera podemos indicar que Iruz y San Martín eran de realengo, Santiurde tenía parte de realengo y parte señorial y el resto de núcleos dependían directamente de un señor.

    EDAD MODERNA

    La Edad Moderna se corresponde con una época comprendida en el caso de España entre 1492 (descubrimiento de América y reconquista) y 1789 (Revolución francesa). Durante ese período asistimos a una continuación en gran medida de las características sociales que venían presentándose desde la edad media, es decir, la continuidad de estructuras socioeconómicas casi medievales. Si bien aunque las estructuras socioeconómicos fueran muy parecidas a las que ya existían, si se produjo una ruptura total desde el renacimiento en el aspecto espiritual tuvo lugar la división de la unidad cristiana producida por la reforma protestante. Durante la Edad Moderna se produce un fortalecimiento en el autoritarismo de las monarquías, una vez superada su debilidad medieval frente a la nobleza. Momento en el que el poder político comenzó a concentrarse en la corona.
    La estructura territorial que se presentaba en Cantabria durante la Edad Moderna era muy parecida a la medieval, es decir, que se habían producido pocos cambios. Algunos de los cambios que se produjeron fueron: la sustitución de la figura del merino por la del corregidor. La sustitución de esta figura creo en Cantabria los denominados corregimientos, en los que Santiurde de Toranzo al estar incluido dentro del territorio de las Asturias de Santillana perteneció al corregimiento de las Cuatro villas de la costa y Trasmiera. Además, como se ha comentado en el apartado anterior, había figuras políticas por debajo del corregimiento, y en ocasiones muchos señoríos imitando a la corona crearon los suyos propios.

    Hasta 1779, el Valle de Toranzo y por lo tanto el municipio de Santiurde de Toranzo perteneció al Marquesado de Aguilar de Campoo hasta que recibió el realengo. La célula de la estructura territorial en Cantabria continuaban siendo los concejos medievales que agrupaban a todos los cabezas de familia de un mismo núcleo de población agrupados generalmente en valles. En el caso de Toranzo se trataba de un concejo abierto o libre al que pertenecía con pleno derecho a la comunidad los vecinos frente a los moradores o habitantes temporales. Los vecinos eran los que gozaban de todos los privilegios y derechos comunes. Esta estructuración territorial permaneció vigente hasta 1833. Aunque no formaban un conjunto unitario a pesar de ir madurándose a lo largo de la Edad Media. A pesar de que no se diera esa unidad, los habitantes de la región ya eran conocidos como “montañeses”. En esta estructuración territorial la extensa demarcación que abarcaba las Asturias de Santillana estaba dividida en valles en el que Santiurde de Toranzo se incluía dentro del Valle de Toranzo, junto a los municipios de Corvera de Toranzo, Luena y Puente Viesgo. A pesar de la no apreciación de esta estructura territorial como una unidad en la región en general, en el caso particular del valle de Toranzo, se puede considerar que si fue una unidad territorial y social a un tiempo. Con un cuerpo social y político propio, con una entidad colectiva particular por un lado, en el régimen del marquesado de Aguilar de Campoo y por otro lado, dependiente de la Monarquía, en general, con un conjunto normativo conformado por un agregado de corporaciones regido por un gobierno propio, con un territorio delimitado perfectamente a través de mojones, con bienes y finanzas, que tenía capacidad de relaciones exteriores dentro del reino y que a través de sus autoridades reguló las relaciones entre las diferentes partes que la componía. Estructura territorial en la que los representantes eran nombrados a través de sorteos o de cooptación. En lo que a la economía se refiere, esta continua siendo mayoritariamente agrícola y ganadera de subsistencia. Era una economía con muchas dificultades para buena parte de la población que en muchas ocasiones se veía obligada a la emigración.
    Hasta que se dio la proliferación del maíz, asistimos a un policultivo en Cantabria, muy precario y con un predominio de cereales utilizados en la elaboración del pan. Aunque hay que mencionar que el clima de Cantabria no era muy propicio para el desarrollo de estas especies de cereales lo que provocaba un bajo rendimiento en la obtención de cosechas que se traducía en frecuentes hambrunas. Debido a esto, tenía que complementarse la dieta de los pobladores de la comarca, con lo que frecuentemente se recurría a los frutos otoñales como la castaña y la bellota y la importación del grano europeo. Otros cultivos importantes que se producían eran los viñedos y frutales. Aunque tampoco faltaban pequeñas huertas de autoconsumo familiar. El Lino también era un cultivo importante puesto que se empleaba en la elaboración de prendas de vestir en una economía rural de subsistencia. Sociedad en la que prácticamente no existía la moneda y las comunicaciones y las actividades comerciales eran muy precarias. La ganadería, que presentaba una cierta concentración de la propiedad donde era el soporte físico de los espacios comunales, no tenía la importancia que fue ganando en la región con posteridad, sino que más bien era un complemento de la actividad agrícola que se reservada a los terrenos particulares (los animales se utilizaban como fuerza de trabajo y como elemento fertilizador). Aunque del ganado también se aprovechaban la carne y la leche. El ganado que predominaba era el vacuno de razas autóctonas, poco a poco sustituido por la frisona. Los aprovechamientos agrícolas y ganaderos del terrazgo estaban regulados por las ordenanzas de los concejos. A lo largo de la Edad Moderna son conocidos varios acuerdos supracomunitarios para la permisión de movimientos de trashumancia estacional de las zonas altas a la costa y viceversa. Acabar con la precariedad agrícola de las zonas de los valles internos y montes de Cantabria se consiguió gracias a la introducción del maíz en las cosechas a partir del siglo XVII. El maíz fue un cultivo que se extendió rápidamente y relegó al resto casi hasta la desaparición. El maíz es un cultivo que procedía de América, de ese continente también se introdujeron en nuestra región en esa época especies como la alubia, el tomate, el pimiento o la patata.
    La prosperidad que trajo consigo la introducción de esos cultivos tanto en la región como en la comarca se manifestó en la duplicación de las rentas eclesiásticas por un lado, y por otro lado, en la construcción de numerosos palacios y casonas en el ámbito rural por parte de las familias más pudientes. La revolución economía que trajo el maíz, también se manifestó en el más que probable aumento poblacional. Aunque la dinámica poblacional de Cantabria reunía las características propias de la estructura demográfica del Antiguo Régimen en la que tanto la tasa de natalidad como la tasa de mortalidad eran muy elevadas y en la que crisis y epidemias causaban momentos de mermas importantes en las estructuras de población. A la revolución del maíz puede atribuírsele por un lado que acabase con el déficit del grano en la región y contribuyese a que las hambrunas se vieran reducidas, pero durante este periodo de todavía muchas desigualdades socioeconómicas, en la que grandes partes de Cantabria todavía continúan sumidas en una profunda miseria, provoco por otro lado, que debido al aumento poblacional producido por la prosperidad del maíz, mucha población se vio obligada a la emigración. Pero también hay que tener en cuenta un tercer factor que sustentaba la economía del valle, la explotación de los montes. A principios del siglo XIX, el monte inculto ocupaba prácticamente el 90% de toda la superficie del valle. En estas sociedades tan rurales los recursos que se obtenían de los montes eran muy variados e importantes y que completaban la economía de autosuficiencia de la población: caza mayor y menor, leña, frutos, pastos…
    Los diversos concejos compartían los montes que en ocasiones abarcaban más de una jurisdicción, estableciéndose mediante ordenanzas las reglas a cumplir por los vecinos de cada uno. Al igual que en buena parte de los espacios rurales de la región, los bienes comunales de Santiurde de Toranzo estaban constituidos en su mayor medida por grandes extensiones de terreno forestal y de monte que fueron destinados a multitud de labores entre las que se encontraban las agropecuarias, la ganadería, los pastos, recolección de frutos silvestres, miel o leña. En muchas ocasiones, estos bienes comunales correspondían a montes mancomunados o pertenecientes a más de un concejo, con un reparto diferencial de uso y disfrute que correspondía a cada uno de ellos. El uso cotidiano de estos bienes generaron muchos conflictos que en ocasiones llegaron a convertirse en pleitos importantes, debido en la mayoría de las ocasiones a los abusos que cometían tanto los vecinos de los propios lugares como de las comunidades vecinas en lo referente a esos usos y disfrutes. Sin embargo, se dio una situación que limitó extraordinariamente las actividades en los montes comunales y la corona limito los usos que se podían hacer de los mismos obligando a mantener viveros, replantar nuevos esquejes en sustitución de los cortados, exigiendo en algunos casos la utilización de algunas especies como los robles (para la producción del carbón vegetal que se empleaba en las factorías) en detrimento de otras por ejemplo el castaño que era sustento alimentario tanto para el ganado como para la población local. Esta situación, que fue la creación de plantíos para las fábricas de navíos y Reales fundiciones, trajo consigo el rápido declive y posterior desaparición de la mayoría de las ferrerías que existían en el valle, ya que no podía conseguir el carbón necesario para su puesta en funcionamiento puesto que eran monopolizados por el Estado. Complementos de la economía de subsistencia del medio rural del municipio eran también otros dos factores. Por un lado el complemento alimentario que proporcionaba la cercanía del rio (sobre todo de peces y crustáceos), y por otro lado la proliferación de pequeñas huertas que rodeaban las viviendas, donde junto a especies hortícolas era habitual la existencia de algún tipo de frutal. Los excedentes que se producían aunque si bien eran escasos, se comercializaban en las ferias y mercados, que congregaban a todas las jurisdicciones vecinas. En esta época que estamos analizando, la sociedad cántabra del Antiguo Régimen, era parecida a la sociedad europea de la Edad Moderna, atendiendo a una estructuración social en torno a tres estamentos: dos de ellos con mayores beneficios como eran la Nobleza y el Clero y un tercero con menos privilegios y sobre el que solían recaer todas las cargas fiscales al ser el sector de población que trabajaba, nos referimos al pueblo llano que en Cantabria eran los denominados “pecheros”. Los ascensos dentro de esta sociedad tradicionales estaban íntimamente relacionados con las cualidades de parentesco, económicas, jurídicas o religiosas.
    El poder político en la Edad Moderna estuvo destinado a una minoría de familias definida por su riqueza, posición social y limpieza de sangre. Esta concepción de la aristocracia se concretó socialmente en la existencia de unas elites políticas locales que controlaron los principales resortes del gobierno de la comunidad, encarnados en los empleos designados desde los concejos. Cada uno de los círculos que componían una sociedad estaba caracterizado por desigualdades entre sus componentes, individuos o grupos. En esta situación las denominadas elites gobernantes que solían relacionarse con los nobles o la iglesia ocuparon los puestos de mando en relación con aquellos que se vieron obligados al sometimiento. En el caso de Cantabria se dio una hidalguía denominada montañesa en la que la nobleza de sangre no estaba ligada al poder económico por lo que los hidalgos montañeses en muchas ocasiones se veían obligados a desarrollar alguna clase de actividad o tipo de tareas que eran impropias en otras regiones. Hidalguía montañesa ensalzada por los grandes escritores del siglo de Oro español, como es el ejemplo de Francisco de Quevedo y Villegas, natural del municipio de Santiurde de Toranzo. Por otro lado, en relación al apartado anterior, una de las preocupaciones de las familias dominantes fue demostrar al resto de la sociedad su poderío a través de una política de prestigio que supuso la propagación del capital que habían logrado acumular: la grandeza de la casa, su abolengo, lo títulos y cargos de los que disponían, las carreras de sus descendientes de primer grado, entre un largo etcétera y, que se escenificarían, a través de significativos símbolos y como sistema de legitimación de pode. Aunque la arquitectura civil montañesa refleja en cuantiosas manifestaciones la obsesión de las clases acomodadas por la pureza de sangre (ligado a la conciencia de que los valles interiores de Cantabria y por ende el valle de Toranzo, no fueron ocupados por los musulmanes), mostrándole en sus imponentes edificios, innumerables blasones heráldicos. Una de las acciones más comunes fue la elevación, mejora o reconstrucción física y también simbólica de la casa nativa con un mayor volumen, altura y prestancia (en cuyas fachadas cocaba sus escudos familiares).
    Otro de los centros privilegiados por esta clase social para demostrar el honor y el prestigio que habían cosechado esas familias fue el templo parroquial, uno de los principales lugares de encuentro de la comunidad. Allí todos los habitantes del valle tenían cabida y forzosa asistencia en una sociedad rural muy ligada a la religión, convirtiéndose a si en el lugar idóneo para manifestar donaciones, prevalencias, jerarquías y solidaridades. Aunque también escondía sus desigualdades y miserias. En general en el valle de Toranzo, los alcaldes se convirtieron en los principales hombres de la comunidad gracias a las competencias que les fueron entregadas para el desempeño de su empleo. Sin embargo los municipios que comprendían el valle de Toranzo, hasta bien entrado el siglo XVIII estaban sometidos a la jurisdicción del marquesado de Aguilar de Campoo, por lo que su máxima autoridad fue un gobernador elegido por dicha casa y tras su posición se situaron los regidores generales decanos de cada mitad del valle. Como se ha mencionado con anterioridad la precariedad económica del mundo rural fue muy importante hasta la introducción del maíz en la agricultura regional y la emigración se convirtió en la válvula de escape. Puesto que tampoco existía la posibilidad de movilidad social dentro de la sociedad rural, que se encontraba principalmente en el clero aunque también se veía con desigualdades puesto no había las mismas posibilidades de ascenso en los cargos más altos de la jerarquía eclesiástica como en el clero rural. En una sociedad no alfabetizada como la del Antiguo Régimen, el púlpito se convirtió en un importante instrumento de comunicación y de difusión de ideas, así como medio de dominación social. Un punto importante de religiosidad no solo en el municipio de Santiurde de Toranzo, son también en las comunidades limítrofes, fue ostentando por el monasterio de Nuestra Señora del Soto, en Iruz. La cultura, como la entendemos en la época en base al conjunto de actitudes, creencias y patrones de comportamiento estaban regidos por la oralidad, los valores religiosos se mezclaban con la naturaleza de lo sobrenatural en una sociedad en la que antes que la libertad, el contrato o todo concepto jurídico, estaba la religión que se entremezclaba con las creencias populares autónomas (paganas).
    Las comunidades campesinas santificaban sus acciones regidas por la conciencia colectiva de incertidumbre en el poblado y necesidad de protección a través de romerías y peregrinaciones. Romerías y días de fiesta en las que comenzaron a establecerse ferias, en las que además de venderse los artículos y ganados del lugar o llegados de afuera, venían gentes de otras comarcas para vender sus productos a los pobladores. Con una población que se veía obligada a la oración, comenzaron a proliferar por la comarca expresiones de la religiosidad popular incitada por las autoridades eclesiásticas, los humilladeros o pequeñas capillas de piedra emplazadas en puntos muy diversos. Las romerías y ferias y días festivos, comenzaron a convertirse en ceremonias cíclicas, que reflejaban en el plano de la fiesta, las desigualdades que existían en la distribución del poder existente en la vida cotidiana tanto entre sexos como entre los demás grupos de estatus. Así como los sometimientos, sujeciones y obligaciones que se daban en las comunidades rurales tradicionales. Los espacios que mejor reflejaban la integración social fueron las iglesias y aquellos en que tenían lugar las reuniones de los concejos. Aunque la mayoría de los días festivos lo eran debido a connotaciones religiosas, también los había debido a otros acontecimientos como eran los políticos. Las características citadas con anterioridad referentes a la precariedad económica que se manifestaba en el valle y la elevada densidad de población propiciada entre otros factores por la introducción del maíz en los cultivos agrícolas, eran los factores fundamentales que propiciaron los movimientos migratorios. Estos movimientos existían de dos maneras en la comarca: uno definitivo o de larga duración y otro estacional relacionado con la salida de la comarca para la realización de determinados trabajos temporales. Estos desplazamientos de población cobran una relevancia considerable en la región hasta bien entrado el siglo XIX. Estos movimientos migratorios principalmente se realizaban a Andalucía, sobre todo a las ciudades de Cádiz y Sevilla (jándalos) y a América (indianos). Estos segundos al emigrar a América y hacer fortuna regresan a sus pueblos natales donde tuvieron un papel importante en el desarrollo del medio rural cántabro, aunque sus aportaciones económicas fueron más notorias en los siglo XIX y XX.
    Cuando en los siglos de la Alta Edad Media se produjo la repoblación del territorio cántabro y formaron los núcleos de población alrededor de monasterios e iglesias, una parte del territorio quedo prácticamente al margen de estos procesos. Parte correspondiente a las montañas orientales y en la que empezó a consolidarse una estructura territorial característica de la mano de unos pobladores con sus propias particularidades, pero que sin embargo, es necesario tenerlos en consideración, puesto que las relaciones con estos pobladores también han contribuido al desarrollo del valle de Toranzo. Nos vamos a referir en las siguientes líneas a los”Pasiegos”, y analizaremos sus características y la relación que pudieron llegar a tener con nuestro municipio y comarca. El proceso de colonización de las montañas orientales se produjo poco a poco por parte de esta comunidad de la que no se sabe con exactitud sus orígenes. Puede que descendieran de moros, judíos, o la hipótesis más aceptada, descendientes de la población prerromana del Norte de Europa (célticos). Los valles altos del Pas, pueden considerarse como una de las zonas más agrestes de la región, con unas características físicas en las que predomina un clima muy húmedo y desfavorable para la agricultura, no solo por las condiciones del clima, sino también por las orográficas (con zonas de fuertes pendientes que de igual manera dificultan las actividades agrarias). Como se ha comentado en la introducción a esta parte de la memoria, cuando se dieron los procesos de repoblación en la región durante la Edad Media, esta fue de las zonas que quedo al margen de dicha repoblación, aunque si se poblaran los valles circundantes como es el caso del de Toranzo. El desarrollo de este pueblo (pasiegos), tiene importancia en este valle, puesto que muchos de los ancestros de los actuales pobladores provenían de esas montañas, fenómeno que se produjo sobre todo cuando la actividad de la cabaña ganadera decayó y tuvieron que adaptarse a las nuevas características económicas que empezaban a manifestarse. Momento en el que se paso de las pequeñas explotaciones ganaderas extensivas a las grandes concentraciones ganaderas en estabulaciones intensivas.
    La historia de la ocupación de las montañas orientales de Cantabria, parece comenzar hacía el año 1011, momento en el que se produjo una donación al monasterio de San Salvador de Oña (Burgos) haciéndose de esa manera con los derechos de pasto e esta zona. Derechos que más adelante (1396) pasaron a la villa de Espinosa de los Monteros (Burgos), aunque no fue una superficie tan extensa como a anterior. En esto siglos de la Baja Edad Media a los que nos estamos refiriendo, a pesar de que sea un periodo que hemos abarcado en el capitulo anterior, el aprovechamiento de los pastos se hacía a través de unas ganadería trashumante, por lo que no se generaba un poblamiento estable. En parte muy considerable del valle y en especial en las tierras altas (donde entraría parte del concejo de Santiurde de Toranzo), se ha mantenida una forma de explotación ganadera extensiva que como hemos visto con anterioridad ya se venían produciendo desde época medieval: “la muda”, consistente en el movimiento de las reses desde los pastos de invierno en el fondo del Valle a las denominadas brañas en las zonas altas durante el verano. Ese poblamiento que no era estable, parece que comenzó a sufrir pequeñas modificaciones alrededor del siglo XVI, cuando comenzó a fijarse a raíz de la creación de los “seles” ganaderas. Los seles eran lugares abrigados, limpios de maleza y cercados, situados cerca de los pastos de media y alta montaña donde en las noches de verano se recogía el ganado que pastaba en las brañas. Normalmente se trataba de unos espacios concejiles, donde el cercado, el rodearlos de árboles o arbustos, la posesión de fuentes o regatos para asegurar el abastecimiento de agua, y la ubicación en ellos de una cabaña o chozo pastoril; eran algunas de sus principales características morfológicas. Hacía el final del Antiguo Régimen estos espacios se fueron privatizando y parcelando hacia una especialización que seguía el modelo pasiego, construyéndose en el interior de los mismos cabañas vividoras. Por otro parte es un momento en el que parece comienzan a levantarse las primeras iglesias y ermitas en los montes. Durante los siglos XVII y XVIII los pasiegos fueron extendiéndose por cabeceras y zonas altas de los valles vecinos, hecho que también pudo llevarse a cabo en el case de las zonas de montes del valle de Toranzo. En la mayoría de los casos esta expansión se produjo a través de ocupaciones ilegales, dando más tarde lugar a asentamientos de montaña que se transformaron en permanentes.
    La expansión pasiega parece estar ligada a una carencia de pastos para una ganadería que acabo convirtiéndose en extensiva e individualista, basada en el “cierro” (terreno apropiado y cerrado), en la cabaña y en la vaca de raza pasiega (que daba una leche rica en grada muy apreciada para la elaboración de productos derivados como la mantequilla y el queso). Raza más tarde sustituida por la frisona u holandesa (introducidas en el último cuarto del siglo XIX, caracterizada por la producción de una mayor cantidad de leche, con menos exigencias alimentarias y soportaba mejor el ambiente hostil debido a sus lugares de origen) llegando a una aclimatación rápida y exitosa que comenzó por un momento de mezcla entre las razas hasta la practica sustitución de la cabaña autóctona por la alóctona. Otro de los factores que influyo en la elevada pratificación que se estaba llevando a cabo en los montes a parte del acondicionamiento para pastos, fue la coincidencia con el auge del maíz y que también se llevo a cabo en las montañas de la comarca del Pas, de manera que el cultivo del maíz empieza a usar también los mejores terrenos que eran actos para el cultivo de dicho cereal, como hemos visto con anterioridad menos exigente en cuanto a las condiciones físicas de los cereales que se estaban utilizando para los cultivos con anterioridad. La historia pasiega se prolonga hasta bien entrado el siglo XIX, y comienzan además a desarrollar oficios al margen de la agricultura y de la ganadería que se extienden al resto de la comarca, incluyendo el municipio de Santiurde de Toranzo. Empezamos a encontrar contrabandistas, activo en el municipio debido al paso del Camino Real que favoreció un desarrollo activo de un comercio ilegal; La apertura del Camino de La Rioja y Burgos permitió la irrupción de oficios relacionados con el transporte de productos castellanos hacia la costa y viceversa, al igual que pequeños talleres de reparación; con la revolución industrial se introdujeron nuevas actividades económicas como la extracción de mineral (aunque ya existieran en la época de dominio romano); La botillería era otra actividad preindustrial tradicional en el valle de Toranzo que suponía un refuerzo económico en el verano con la utilización del hielo procedente de los neveros en la elaboración y venta de refrescos; barquilleros; heladeros (gracias a la excelente materia prima); nodrizas; vendedores de ferias y mercados; suministro de leche y derivados lácteos y un largo etcétera. La especialización ganadera de leche es una característica que se ha mantenido hasta la actualidad como fundamento de la economía local, pero el poblamiento disperso que se originó por los cerramientos de las cabañas o viviendas ha dificultado su desarrollo. A parte del autoabastecimiento, lo que hace particular a las explotaciones pasiegas es su orientación económica, puesto que desde época muy temprana se trata de una orientación mercantil, mientras que en el resto de comunidades que se daban en las montañas cantábricas mantenían una economía más orientada al autoconsumo.
    Otra de las peculiaridades es el modelo de gestión espacial y el modelado del paisaje que se genera con mosaicos de verdor y en régimen de ocupación privada, caracterizada por el hecho de que cada finca está cerrada con muros de piedra y adosada a una cabaña ( que cumplía tanto las funciones de cuadra como de vivienda y pajar) y así sucesivamente escalonándose en altitud, con una trashumancia de movimiento de ganado principalmente vacuno aunque en este ámbito también se dio una proporción alta de ganado bovino y siempre sobre terrenos comunales. Es en el siglo XV cuando se produce una revolución, en primer lugar se profundiza mucho más en la orientación comercial de las explotaciones agrarias, en segundo lugar, se produce el abandono de todo lo que no sea vaca (y de vaca lechera muy rica en grasa, materia que desde el punto de vista comercial privilegiaba mucho el producto), en tercer lugar, el ganado comienza a gestionarse en un régimen de semiestabulación produciéndose un salto importante en materia de intensidad ya que es un momento en el que el ganado deja de pastar libre, se mueve menos y en espacios acotados. Se pasa por lo tanto a un sistema más intensivo y las redes de distribución y comercialización de los productos empiezan a llegar cada vez a ciudades más lejanas. Esto se consiguió con la apropiación, como se ha comentado con anterioridad, de terrenos comunales y su privatización siendo este un proceso que se manifiesta de forma masiva. La hipótesis más aceptada a la hora de explicar porque se pudo producir y configurar este modo de vida es la peculiaridad de la forma orográfica, con valles muy cerrados sin fondos, Vargas muy acusadas y culminaciones panda salvo en los picados calizos. También es un proceso que pudo verse favorecido por los procesos estudiados con anterioridad del incremento poblacional y el aumento de la presión demográfica sobre este territorio. Durante la Edad Moderna a nivel regional se produjo uno de los procesos más interesantes de la época; este proceso fue la progresiva unión de las jurisdicciones locales que acabo en 1778 con la formación de la provincia de Cantabria. Se trata de un proceso que comienza a manifestarse en la Edad Media, momento en el que los grandes señoríos aprovechan tanto por un lado la debilidad, como por otro la complicidad de la monarquía para ampliar sus dominios por tierras de realengo. Lo que se tradujo por otro lado en unos abusos ante los que los valles y las villas trataron de defenderse, como sucedió en el caso de Toranzo frente a los Manrique aunque sin poder hacer frente a su fuerza militar.
    Ante la imposibilidad de hacer frente por parte de estos a aquellos a través de recurrir a la fuerza armada, la vía jurídica se demostró una vía más eficaz, aunque más lenta en la que los pleitos se prolongaban considerablemente animados por el precedente que sucedió en Carriedo. Es en este momento cuando nueve valles de los que se encontraban dentro de la jurisdicción de las Asturias de Santillana se unieron para establecer su correspondiente pleito frente a los abusos del Marqués. Esta asociación de valles presento la demanda en 1544 y resulto favorable en 1553; pero no fue hasta 1581 en que se consolido debido a una serie de recursos. Estos valles decidieron conservar su unión y constituir una provincia que sería el embrión de la futura Cantabria. Hacia el año 1727, se produjo el primer intento de agrupar a todas las jurisdicciones que ocupaban el territorio de la actual Cantabria en una provincia, pero las ordenanzas y las propuestas no fueron aprobadas por la corona. Fue el 28 de Junio de 1778, cuando las 27 jurisdicciones que formaban las Asturias de Santillana (incluida Santiurde de Toranzo) y la provincia de Liébana, constituyeron la provincia de Cantabria y aprobaron sus ordenanzas, invitando a los terrenos faltantes a que se fueran adhiriendo. Esta provincia que fue constituida por iniciativa voluntaria de valles y villas desarrollo una estructura territorial la cual se caracterizaba por concejos abiertos, agrupados en valles, que conformaban finalmente la provincia. Esta provincia que se creó en este momento se prolongó hasta 1824 (apenas 100 años) ya que en 1833 nació la provincia de Santander, coincidiendo con el momento en el que se creó en España la división estructural del territorio en provincias. Durante la Edad Moderna otro de los factores que dinamizan la región es el desarrollo de actividades protoindustriales, momento en el que se instalan además las fábricas reales en la región. La revolución industrial es un proceso que surge en Gran Bretaña en el siglo XVIII y se extiende por el continente Europeo durante el siglo siguiente. Aunque durante la Edad Moderna, ya existía el desarrollo de ciertas actividades económicas que principalmente eran de transformación, ya superaban lo estrictamente artesanal.
    Debido a la revolución tardía que se produjo en España y por lo tanto se reflejaba también en nuestra Comunidad, las actividades protoindustriales tuvieron una gran incidencia, impulsadas por la monarquía borbónica a través de la creación de las reales fábricas entre otras iniciativas. . Cantabria en este proceso no quedo relegada a un segundo plano, sino que contrariamente participio en este desarrollo debido a la abundancia de recursos naturales de los que disponía; sobre todo destacando la madera y la fuerza hidráulicas de los numerosos ríos que aparecen en la región. Siendo tanto esta como aquella las fuentes energéticas principales que se usaron durante esta fase. Antes del impulso de la actividad industrial en Cantabria, existían en los valles (ejemplo del municipio de Santiurde de Toranzo), ferrerías junto a los ríos y se abastecían de los bosques. Además también existían molinos maquileros, los cuales molían también cerca de los ríos y existían molinos fluviales en casi todos los pueblos. También se podían encontrar para la elaboración de los tejidos (puesto que como se ha comentado con anterioridad asistimos a una economía de autosuficiencia en la que los lugareños se provenían de sus propias prendas de ropa) “pisones o batanes”. Como se ha comentado con anterioridad en el momento en el que la monarquía borbónica actúa cuando es impulsada la actividad industrial en la Comunidad y se produce el momento en la Edad Moderna de mayor actividad “industrial”, aunque sin efectos muy considerables. A lo que atendemos principalmente en Cantabria es a un impulso tanto de la construcción naval como de las fábricas de cañones. A pesar de la ubicación estratégica de estas fábricas, uno de los recursos más solicitados por las mismas fue la madera de la que se extraía el carbón vegetal necesario para las fundiciones; sin embargo, a pesar de que los bosques en principio eran suficientes para satisfacer la demanda de estas fábricas , como se ha mencionado con anterioridad en este trabajo, la corona impuso una dotación de montes que prácticamente afectaba prácticamente a la totalidad de la zona oriental de la provincia; con un extenso coto en el que solo las reales fábricas podían hacer usos de ellos , hecho que entre otros municipios y comarcas afectó a Santiurde de Toranzo.
    ¿De qué manera pudo afectar esta restricción del aprovechamiento de los montes al municipio? En la manera en que los pueblos se vieron desprovistos de un recurso básico para mantener a flote sus pequeñas ferrerías locales lo que se tradujo en el cierre de muchas de ellas y la miseria de los pueblos. Durante este periodo se llevo a cabo una política armamentística que fue la causante de la mayor deforestación en la zona. Las fábricas de cañones de Liérganes y La Cavada acabaron durante esta época con cerca del 10% de la superficie forestal regional. Este modelo, sin embargo, no tuvo continuidad en el momento en que se produjo la revolución industrial. Entre otras razones porque las industrias reales no respondían a la realidad montañesa, sino a la coyuntura política, en un momento en el que asistimos a la guerra de independencia y perdida de las colonias. Por otro lado, un poco más adelante en el tiempo, las restricciones que sufrió Cantabria en el aprovechamiento de los usos de los montes hicieron que la industria de la región no pudiera competir con los productos de la Revolución Industrial. Esto es que las atrasadas estructuras económicas que se derivaban de la agricultura y de la ganadería apenas permitían, como se ha mencionado en repetidas ocasiones, la autosuficiencia, lo que obligaba a la emigración. Finalmente otro factor que manifestó el atraso de Cantabria ante los cambios que introducía la revolución industrial y que eran muy difícilmente asumibles por las poblaciones rurales fue que el desarrollo urbano y mercantil de Santander, se produjo de cara al exterior (exportaciones e importaciones) y de espaldas al resto de la región. Cambiando completamente de tema, aparece durante la Edad Moderna una nueva mentalidad basada en la razón en contraposición a las ideas que hasta el momento se habían estado llevando a cabo basadas en la educación religiosa. Nueva mentalidad basada en la razón y en el desarrollo técnico y científico ligado a la superación de las creencias y las supersticiones que lastraban que lastraban el desarrollo económico desde la época medieval. Tanto la marginalidad, como la situación periférica de la región, la convertían en un territorio poco propenso a la introducción de estos nuevos principios que estaban empezando a ver la luz.
    Es en 1791 cuando se puso en marcha en Cantabria la Sociedad Cántabra de Amigos del País, Sociedad que tenía el objetivo de impulsar una serie de conocimientos en determinadas materias entre las que se encontraban la agricultura, la pesca, la educación o la industria entre otras. Sin embargo, esta Sociedad fracaso en cuanto a realizaciones prácticas. Sin embargo, importantes iniciativas educativos si fueron llevadas a cabo, pero de la obra y mano de Jándalos e Indianos enriquecidos y benefactores de sus pueblos. De los últimos cambios que se manifestaron en la región durante la Edad Moderna, fue una pequeña evolución artística y el desarrollo de la arquitectura civil montañesa. Como se ha comentado con anterioridad, la situación tanto periférica como marginal de Cantabria la mantuvo alejada de los movimientos artísticos que se produjeron durante la Edad Moderna, como consecuencia, se mantuvo al margen de las principales influencias artísticas que llegaron con retraso, refiriéndonos en este caso al renacimiento y al barroco. Una presencia del clasicismo predominante durante el renacimiento lo encontramos en el monasterio de Nuestra Señora del Soto. Aunque a decir verdad muchas de las antiguas fábricas románicas o góticas que existían tanto en la región como en el municipio fueron construidas o reformadas en estos años de dinamismo, sobre todo impulsado por los indianos y los jándalos. Las influencias artísticas a demás de en la arquitectura, se dan tanto en la pintura como en la escultura, sin embargo en la región no hubo una gran difusión artística en estos dos campos y en el ámbito rural se manifiestan exclusivamente en los retablos de las iglesias y ermitas. Lo que si sufrió una clara evolución en contraposición a la arquitectura religiosa, fue la arquitectura civil, culminado con la estabilización de las tipologías y los elementos tradicionales de la arquitectura montañesa (comentada con anterioridad, y como ejemplo se puede indicar que la antigua torre defensiva medieval dio lugar a la casa-torre). Fue durante los siglos XVII y XVIII, cuando debido a la prosperidad aportada, como se ha comentado con anterioridad, por el capital extranjero y la extensión del maíz cuando, se construyeron, números palacios en el ámbito rural.

    EDAD CONTEMPORÁNEA

    La Edad Contemporánea, está considerada el último período histórico y empieza a finales del siglo XVIII, con el estallido de la Revolución en Francia. Como en España no hubo un movimiento revolucionario equiparable a los que se estaban produciendo en Europa, podemos considerar el inicio de esta etapa con el estallido de la Guerra de Independencia en 1808, o la promulgación de la constitución en 1812. Asistimos durante el comienzo de esta época a un momento en el que los ideales del liberalismo, luchaban para que desaparecieran loas estructuras tanto socioeconómicas como, políticas del Antiguo Régimen. En lo referente a la Guerra de Independencia, en Cantabria, se trato de hacer frente al ejército francés a través de la creación de un “Armamento Cántabro”, con el fin de tratar de evitar la expansión de las tropas francesas por la región. Esta resistencia en Cantabria contaba con un contingente de 5000 hombres, que se situaron en diferentes puntos estratégicos de la cordillera para frenar ese avance de las tropas francesas desde Castilla. Resistencia que finalmente no fructífero, pues tras una serie de derrotas la ciudad de Santander, finalmente fue tomada, comenzando con esta toma, un periodo de cuatro años de ocupación francesa tanto en la ciudad como en el resto de la región. Durante el sometimiento francés, Reinosa se convirtió en importante base de operaciones para este ejército, como punto indispensable para las acciones de apoyo y de protección de caminos hacía Madrid, como sería el camino de Burgos a través del puerto del Escudo. Así que se puede afirmar que el Valle, era utilizado por los guerrilleros para trasladarse y como punto para atacar las caravanas y correos que unían las diferentes guarniciones del ejército francés. La mayoría de las acciones que se llevaron a cabo en el Valle durante la guerra de independencia fueron acciones aisladas, pero junto a estas, también hubo operaciones mucho más importantes y con mayor repercusión, como la sucedida en 1811 cuando 7000 hombres enviados por el ejército francés desde Torrelavega obligó a una dispersión de hombres de Francisco Longa por el Valle de Toranzo, principalmente en el ayuntamiento de Luena.

    El año 1812 fue en el que comenzaron a producirse una serie de cambios que finalmente acabaron con la ocupación francesa en toda la región a excepción de Santoña, que fue el núcleo que más tiempo permaneció ocupado. El primero de estos cambios fue la promulgación de la constitución en Cádiz, y, en segundo lugar, el comienzo del reflujo francés (serie de circunstancias que obligaron a José Bonaparte a abandonar Madrid y las tropas fueron replegadas al norte del país). En Cantabria asistimos a un repliegue de tropas similar, con la salida de las mismas de Santander a Santoña. Fue en el verano de ese mismo año, cuando finalmente los “Guerrilleros del País” junto a la flota británica, arrebataron Santander a los franceses y poco a poco se fue produciendo la liberación del resto de los territorios cántabros de la ocupación francesa. Lo importante de este periodo en el Valle y por consiguiente en el municipio de Santiurde de Toranzo, fue que durante este periodo en el que se produjo un largo conflicto, se produjeron una serie de presiones y se exigieron una serie de impuestos (de ambos frentes) que poco a poco fueron empobreciendo el municipio. Las cargas a las que se vio exigido Toranzo, entre otras era: impuestos que ya existían con anterioridad al inicio de la contienda, impuestos establecidos por la Junta Superior de la Provincia y posteriormente por la Diputación Provincial, préstamos forzosos exigidos por los franceses, impuestos directos que eran cobrados por las fuerzas militares y un sinfín de suministros en especies. Por otro lado, a un Valle, que estaba sumido en la pobreza, le era imposible cumplir con los plazos que se le establecían a la hora de contribuir con todos los aspectos comentados en el párrafo anterior, por lo que no es de extrañar, que en muchas ocasiones los concejos tuvieran que enajenar sus propios para poder obtener los fondos que se le exigían. En el ejemplo de Villasevil, en 1810 tuvo que subastar varias fincas de sus propios y afectas a su iglesia para poder hacer frente al pago que se le exigía mensualmente para los suministros de las tropas francesas.
    Pero no solo las tropas francesas exigían pagos e impuestos a los habitantes de la comarca, sino que también del propio bando español, se exigían contribuciones de todo tipo, en muchas ocasiones tras el empleo de amenazas, cosa que también sucedía desde el bando francés. La salida de la región tanto del país como del territorio cántabro, supuso que las antiguas autoridades que se vieron obligadas a abandonar sus puestos, volvieron a ocuparlos de manera inmediata. Esta recuperación de los antiguos puestos de las autoridades eliminó cualquier esperanza que tenían los liberales de crear una nueva autoridad al gobierno del País. Las autoridades que recuperaron sus puestos derogaron la constitución que apenas acababa de ponerse en marcha y restauró el absolutismo que fue la nota predominante durante el Antiguo Régimen. Por supuesto que este proceso también afecto a nuestra región, aunque los años de guerra habían favorecido que se pusieran en marcha nuevas ideologías del movimiento liberal quedando desde ese momento consolidada la bipolaridad de la sociedad española. En lo referente a lo mencionado con anterioridad respecto del empobrecimiento al que se vio sumido el ayuntamiento durante este periodo de conflicto, hay que indicar, que una vez acabada la contienda, las contribuciones que estaban obligados a realizar no llegaron a desaparecer del todo, al contrario, el bloqueo al que todavía estaban sometido tanto las villas de Santander como de Santoña, obligaban en ocasiones a contribuciones redobladas, puesto que había que asegurar el territorio y el socorro de las unidades que atravesaban el mismo en dirección a los lugares en los que se producían los enfrentamientos entre las tropas. Durante el nuevo reinado de Felipe VII, se produjo una breve época de gobierno liberal (trienio) en el que llegaron a producirse reformas de gran importancia que afectaron a Cantabria. En nuestra región se produjo un primer intento de desamortización y se iniciaron debates para la nueva estructuración del territorio español en provincias y municipios. Durante este periodo además para garantizar el orden y reprimir cualquier posible movimiento por parte de los liberales, se formo una milicia paramilitar (cuya mayoría la componían campesinos y habitantes del medio rural) “Voluntarios Reales”. En Cantabria esta milicia estuvo compuesta por más de 7000 hombres repartidos en trece batallones (uno de los cuales se afinco en el Valle de Toranzo).

    La muerte del monarca supuso un problema sucesorio, tras el que se escondía un importante trasfondo ideológico. Con el fin de que su hija pudiera gobernar a su muerte, Felipe VII abolió la ley sálica que impedía el gobierno de las mujeres. Sin embargo, los partidarios del absolutismo defendían la ocupación del trono a favor de su hermano. Por lo que dada la situación anterior, los liberales fueron los que se mostraron fieles a la reina regente y su hija (sin edad aún para gobernar). El conflicto entre los que apoyaban a Isabel y los partidarios absolutistas, no tardo en estallar. En el caso de Cantabria, tan sólo las cuatro villas de la costa, se mantuvieron fieles a la causa de los liberales, mientras que el resto de la región (prácticamente rural), se mantuvieron entre los ideales absolutistas (carlismo) y la completa indiferencia. En nuestra Comunidad, el levantamiento carlista fue promovido por Pedro Bárcena, que promovió la insurrección de Piélagos y Toranzo tratando de mover la fuerza de los “voluntarios reales” para marchar hacia Santander. Sin embargo los liberales santanderinos, se adelantaron a ese avance y sorprendieron a los absolutistas en la llamada “acción de Vargas”, que tuvo lugar el tres de Noviembre de 1833. Tras esa batalla fueron los liberales los que controlaron las principales localidades de la provincia. Isabel II, bajo la regencia del general Espartero, se consolidó en la corona, triunfando sobre los partidarios carlistas. Desde ese momento, atendemos a un momento de continuas reformas liberales en el País. Una de las principales reformas a las que atendemos durante este periodo, es a la estructuración del territorio en provincias y municipios (1833-1834). Siendo en Cantabria el momento en el que se crea de manera definitiva la provincia de Santander. Otra de las reformas a las que asistimos dentro de la estructuración del territorio es a la constitución de los municipios constitucionales, terminando en este momento con la estructuración del territorio que venía manifestándose desde el Antiguo Régimen; es decir, a la estructuración del territorio en valles, juntas, hermandades, villas, etc.
    Otra reforma que se produjo durante este periodo fue la desamortización, o lo que es lo mismo, la subasta forzosa de los bienes y edificios que habían venido siendo propiedad de la iglesia, concejos y otras entidades; bienes y edificios sacados al mercado para fueran adquiridos por la iniciativa privada para su puesta en explotación. La primera de estas desamortizaciones fue la de Mendizábal (1837-1849), que solo afectó a las propiedades de la iglesia. Y en 1955, se produjo la desamortización más importante, que fue la civil, y que fue de mayor trascendencia que la anterior en cuanto a extensión de tierras afectadas. Sin embargo, estos procesos en Cantabria solo afectaron a escasos espacios que tuvieron algo de valor para la burguesía de Santander. Por ello es hasta hoy que los pueblos conservan un importante patrimonio comunal. Las desamortizaciones no trajeron con ellas una revolución agraria en el medio rural, ya que persistió intacta la estructura de la propiedad que venía desarrollándose hasta el momento en el que estas se produjeron. Es decir, el minifundio. Así que, en Cantabria, los usos agrícolas y ganaderos que ya existían continuaron inalterados y solo, a finales del Siglo XIX, con la importación por parte de los pasiegos de las primeras vacas suizas y holandesas comienza a apuntarse la especialización láctea a la que se sometió la región el siglo siguiente. Sin embargo, pese a la relativa estabilidad política que empezaba a manifestarse en el país, durante el reinado de Isabel II, dentro del propio liberalismo, surgieron dos corrientes. Por un lado se situaron los moderados, partidarios de ralentizar las reformas que estaban llevándose a cabo; y por otro lado, los progresistas, que consideraban las reformas insuficientes. Esta conflictividad política fue de una magnitud muy grande y provocó que se sufrieran constantes cambios de gobiernos en los que cada intento de llevar a cabo cualquier reforma acababa en un nuevo conflicto debido a resistencias e inestabilidad. Debido a estas ideas enfrentadas, en 1868 estalla la revolución “La Gloriosa”, a partir de la cual surgen una serie de reformas progresistas, entre las que destacan, la promulgación de una constitución en 1869, que consagra tanto por un lado las libertades políticas, como por otro, las de culto; los derechos individuales; el sufragio universal. Es durante este periodo, cuando nace un nuevo sistema monetario nacional “la peseta”.

    Aprovechando las oportunidades que se presentaban tras esta relativa inestabilidad, en el año 1872, los carlistas que todavía permanecían afincados en el medio rural intentaron sin éxito una insurrección armada, que como se acaba de comentar, no llego a ser efectiva y el carlismo fue definitivamente derrotado. La primera república acaba en 1874, momento en el que de nuevo, hay un pronunciamiento a favor de la monarquía y Alfonso XII, hijo de la antigua regente, regresa a España. A este periodo históricamente se le conoce como “la restauración”, y es un periodo en el que asistimos en el país a la época de mayor estabilidad política del siglo XIX. Bajo el reinado, primero de Alfonso XII, y posteriormente de Alfonso XIII, la estabilidad política fue resultado por un lado del sistema de turno pacifico de partidos políticos que accedían al poder, entre el partido conservador y el liberal (aunque en realidad lo que existía era un bipartidismo, puesto que solo los dos partidos anteriormente citados tenían la posibilidad de acceso a los mandos de gobierno quedando el resto de fuerzas políticas excluidas de ese proceso). Estabilidad política que permitió por otro lado en España que comenzara a manifestarse el movimiento obrero, tanto por el lado socialista, como por el anarquista. Eso a nivel nacional, en Cantabria a lo que asistimos es a la extensión del sistema comunista o conservador, con una estructura electoral en la que predominaba el inmovilismo. Ese momento de estabilidad política que se estaba viviendo en la nación, favoreció un auge económico del país, momento que se corresponde con la llegada a España de la ideología de la “Revolución Industrial”, que como ya se ha mencionado, resulto mucho más tardía que en el resto de Europa. Y, que en un primer momento, se desarrollaron casi con exclusividad en Cataluña y en el País Vasco; aunque los efectos se extendieron al resto de regiones. Este proceso también afecto a Cantabria, por su riqueza en minera, sobre todo de hierro y cinc; minería en Cantabria caracterizada por la proximidad de los yacimientos a la costa y por otro lado por su localización superficial, lo que facilita la explotación a cielo abierto; aunque, debido a la orografía tan característica de Cantabria, no faltaron las dificultades técnicas para la extracción del mismo (sobre todo en la región de Liébana).
    A pesar, sin embargo, de la riqueza minera de la que era manifiesta Cantabria, el balance no fue precisamente positivo, si atendemos al punto de vista medioambiental, puesto que se agotaron recursos no renovables en poco tiempo, pero además se crearon puestos de trabajo, bajo unas condiciones muy precarias con una remuneración casi testimonial. Además que, por otro lado, unido a las precariedades laborales, hay que indicar que la minera no fue sin embargo en Cantabria, un factor de industrialización, debido principalmente a que la mayor parte del mineral que se extraía era exportado, y por otra parte, debido al desinterés de la Burguesía por este sector de actividad que no invirtió en el. Hasta el momento en que se produce la Guerra Civil en España, las tres primeras décadas del siglo XX, desde el punto de vista político, nos encontramos en un momento en el que rige la monarquía constitucional borbónica, y un sistema electoral bipartidista (aunque las elecciones que se llevaban a cabo, siempre eran bajo amaños y había una presencia muy elevada de caciquismo), al que poco a poco frente a ellos, se fue consolidando el desarrollo de una multitud de partidos más pequeños que fueron apareciendo y haciendo frente a ese bipartidismo, hablamos en este momento de la creación de partidos: socialistas, republicanos, católicos o radicales entre otros. El sistema monárquico regido por Alfonso XIII, siempre tuvo una fuerte vinculación con la ciudad de Santander, puesto que esta fue la elegida como sede de veraneo, veraneo que por otro lado la propia ciudad de Santander se aseguró obsequiando al monarca con una residencia veraniega (El Palacio de la Magdalena). Desde el punto de vista económico, las tres primeras décadas del siglo pasado, supusieron un importante desarrollo económico para la región. Por un lado debido a la exportación de minerales, pero por otro lado y mucho más significativo y con mayor incidencia tanto para la región como para nuestro municipio, fue la especialización láctea. Ambos factores permitieron un considerable aumento de población hasta la Guerra Civil.
    Como se ha comentado en el párrafo anterior, el sector primario, se especializado en la producción lechera; especialización que ya en el siglo anterior (XIX), se inició por parte de las comunidades pasiegas, con las importaciones de ganado tanto holandés como suizo (que dio como resultado la extensión de este tipo de ganado en detrimento de la vaca pasiega que producía leche más rica en grasa pero en menos cantidad, hasta su práctica extinción). Apoyado por un sistema ganadero intensivo orientado al abastecimiento de leche, se produjo también una extensión de la superficie de las praderías y un reparto de terrenos comunales que se fueron privatizando con su consiguiente parcelación y construcción de cabañas. ¿Cuál es la importancia de este proceso para nuestro municipio?, en definitiva, es el causante de la apariencia actual del paisaje en las zonas bajas. Paisaje que se ha complementado con la no muy posterior extensión del cultivo del eucalipto, planta introducida debido a su desarrollo más rápido que las leñosas autóctonas (en sustitución de estas por su crecimiento más lento). Es aquí donde conviene realizar un punto y aparte en la evolución histórica de nuestro municipio. Pues no hay que obviar todo el proceso ganadero que se realizó en la región y aunque es un proceso del que vamos a hablar en el próximo capítulo, antes de continuar con la situación de Cantabria durante la edad Contemporánea, vamos a introducirnos un poco en este aspecto. Al encontrarse situado el municipio en un ambiente claramente rural, se puede afirmar, que durante muchos siglos predominaron las actividades agrarias en el mismo. Actividades que contribuyeron a la creación de un espacio agrario que todavía se manifiesta en el paisaje. Siendo un proceso que comienza a manifestar a mediados del siglo XIX y que llega prácticamente hasta el tercer decenio del siglo siguiente. Dos fueron los cambios significativos que se produjeron desde el punto de vista agrario en la región, por un lado las transformaciones en la ganadería y por otro lado la transformación productiva de los montes. La primera, se caracteriza por el paso de una ganadería vacuna valorada por su fuerza, hacia una cabaña orientada al mercado de consumo, mayormente urbano. Cambio apoyado por la combinación de una serie de factores como llegaron a ser, la temprana inauguración del ferrocarril, la crisis de la carretería y la presencia de una burguesía dispuesta a invertir en el sector ganadero. En ese momento además, comenzaron a manifestarse diversas opciones ganaderas en lo correspondiente a la orientación comercial, el sistema de explotación y el diseño social de las relaciones de producción. En segundo lugar, el paso a propiedad privada de los terrenos de monte, tras llevarse a cabo las desamortizaciones, favoreció la transformación productiva de los mismos, convirtiéndolos en prados, identificándose de este modo, un proceso de de apropiación y extensión del prado con una intensificación productiva. Considerándose este proceso en definitiva, un proceso de intensificación productiva que conlleva la constante transformación de monte bajo y matorral en prados de siega.

    A pesar de que el prado comenzaba a extenderse por las tierras roturadas, un tercer punto en las transformaciones agrarias, aunque no tan significativo, fue el que se producía en las mieses; en las cuales aún permanecía manifestándose el cultivo tradicional del cereal. Cultivos cerealísticos en los cuales el cultivo del maíz continuaba teniendo la voz cantante. Además de ser un cultivo que cumplía una muy importante labor social para los mayores propietarios, pues el mantener este tipo de cultivo ayudaba a sostener y fijar la población en el cambo, campesinos que eran los que mantenían tanto las aparecerías de ganado y además proporcionaban las rentas de los prados. Continuando con las características generales que engloba la edad contemporánea y desde el punto de vista de otros sectores económicos no tan importantes en la construcción tanto del paisajes, como de la sociedad como de la economía que en la actualidad encontramos en el municipio de Santiurde de Toranzo, encontramos que fue durante los primeros años del siglo XIX en el que se produjo el apogeo tanto de la minería como de la industrialización tanto regional como de la que afectó a nuestro municipio. Este apogeo tanto de la minería como de la industrialización provocó una importante transformación de los paisajes en nuestra región, que también se vieron reflejados en nuestra comarca. En lo que respecta a la explotación minera que estaba basada en capital foráneo orientada hacia la exportación, no se trata de un sector económico que tuviera mucha incidencia en nuestra comarca, ya que apenas creo infraestructura nueva, a parte de algunos cargaderos, pero es importante tenerla en consideración pues en nuestro municipio si se creó un pequeñísimo tejido industrial en el que sobre todo destacaron ferrerías, pero es importante tener en consideración el desarrollo minero, pues es uno de los factores que impulso la creación de un ferrocarril que llegase hasta nuestros dominios. En cuanto a lo que se refiere a los asentamientos industriales, hay que indicar que los más importantes a nivel regional se asientan principalmente en un eje muy marcado que fue el ferrocarril de acceso a la meseta por el valle del Besaya, como se ha dicho con anterioridad el desarrollo industrial del siglo XIX en nuestra comarca fue más pequeño, aunque tuvo relativa importancia la implantación de industrias relacionadas con el sector de la alimentación, estableciéndose por entonces en el valle de Toranzo la fábrica del Buen Pastor.

    Durante el siglo XIX, también asistimos a un crecimiento sostenido del sector terciario, crecimiento que se vio favorecido por la concentración urbana e industrial que además poco a poco fue influyendo también en el auge del turismo. Destacando por entonces un foco de promoción turística al amparo de los Balearios, que será necesario tener en consideración puesto que en nuestro valle contamos con tres instalaciones balnearias que fueron otro de los focos que en principio propiciaron la llegada del ferrocarril hasta nuestro municipio. Puesto que el turismo de balneario fue uno de los contribuyentes a la proyección del ferrocarril entre Astillero y Ontaneda del que hablaremos más adelante, es necesario tener en cuenta algunas consideraciones en lo que se refiere a las características de este tipo de turismo. Uno de los primeros aspectos a tener en consideración está ligado a un desarrollo de la actividad balnearia favorecida por la evolución de la ciencia médica en dos ámbitos de actuación, por una lado asistimos al notable prestigio que está adquiriendo la hidrología a la que se une la propagación en la sociedad del higienismo. La propagación del higienismo que conlleva con ella la preocupación y nueva valoración social por la higiene, que configura desde ahora uno de los cambios culturales que traen consigo las transformaciones sociales y económicas del siglo XIX, siendo sus primeros receptores las elites sociales, o lo que es lo mismo la burguesía y la aristocracia que por otro lado eran los únicos que podían acceder a este clase de turismo y se convierten además en los principales benefactores e impulsores del anteriormente mencionado ferrocarril. Las primeras motivaciones que impulsaron este tipo de turismo que fueron las motivaciones medico-terapéuticas, van a ir en detrimento de las ociosas, dando lugar también a un nuevo tipo de cliente “el turista” buscando como motivo de este desplazamiento a un establecimiento balneario, no tanto el restablecimiento de su salud como la búsqueda de una ocasión para el ocio, la relación y el prestigio social. La burguesía incipiente debido al desarrollo económico de la ciudad de Santander entorno a la proliferación de los negocios portuarios se incorpora a la esfera económica del veraneo. Por otro lado, con el auge de este tipo de actividad y por lo tanto derivado de ello el percibimiento por parte de este sector de la sociedad de sus grandes posibilidades económicas, hace que, la burguesía del comercio, emprenda inversiones importantes en negocios de infraestructuras que favorezcan el acceso a dichos establecimientos balnearios.
    Es, como se ha comentado con anterioridad, bajo ese panorama en el que se mejoran las infraestructuras de transporte en el conjunto de la región, no solo del ferrocarril, sino también de las carreteras, tanto en la costa, como hacia el interior de la región, como hemos mencionado con anterioridad, lo más importante para nosotros respecto del turismo asociado a los establecimientos balnearios es el hecho de que ello acarreara la construcción del ferrocarril hasta Ontaneda. Desde otro punto de vista, otro de los hechos que ayuda al auge de los balnearios de nuestra comarca como son el de Puente Viesgo, Alceda y Ontaneda, es que cambio la corriente turística, desde los balnearios de la costa, hacia los balnearios de interior, también ligada a la proliferación del uso del ferrocarril. Así que no es absurdo afirmar, que el detrimento de la línea férrea que atravesaba nuestro valle estuvo ligado al decaimiento de la actividad balnearia, ese decaimiento de la actividad balnearia empieza a producir una merma también en la rentabilidad del ferrocarril. Por otro lado, el negocio de la hostelería, se va a convertir también en un actor principal en la organización de los territorios, ya que esta se convierte en la verdadera dimensión lucrativa de esta industria, y a raíz de ello, se va a dar en la comarca una proliferación de este tipo de establecimientos, sobre todo en los núcleos de población que disponen ya de un establecimiento balneario, en los cuales además se va a llevar a cabo tanto un incremento de población como un aumento de establecimientos de servicios para abastecer y atender a las necesidades de los turistas. De los aspectos comentados recientemente, y, como parece lógico, se puede analizar que la merma de este tipo de actividad está ligada al decaimiento que empezó a sufrir el turismo asociado a la actividad balneario, explicación que por otro lado podemos encontrar asociado al auge de una nueva moda relacionada con los baños en el mar y por otro lado, al cese de todo este tipo de actividad que se vio interrumpido por la Guerra Civil Española. La actividad balnearia en nuestra comarca también se vio afectada por la amplia oferta y al incremento de la demanda hacia los balnearios de las provincias limítrofes y por otro lado, otro de los motivos que afecto a esta actividad fue la difusión del automóvil, que por el contrario, permitió una mayor movilidad de la población diversificando las actividades de ocio y por lo tanto de los productos turísticos.
    Como se ha comentado con anterioridad, son varios los aspectos fundamentales que contribuyen a la proyección y posterior construcción del ferrocarril que iba a unir las localidades de Astillero y Ontaneda, a través de una vía económica y estrecha. Este proyecto empezó a gestarse en el seno de una burguesía incipiente en la capital cántabra apoyada en las actividades comerciales portuarias, por lo tanto es un proyecto que empieza a gestarse a finales del siglo XIX, pero que empezó su recorrido en la primera década del siglo XX (ya que la línea hizo su inauguración oficial en 1902).

    Importancia a esta línea se le ha dado, pues se convirtió en una importante obra para integrar la ciudad de Santander y capital de provincia con el resto de la región y a esta, con el Norte de España. A una escala más pequeña, a la vez que queda integrada Santander con el resto de la región, también lo hacen los pueblos y valles por los que discurre su trazado, que hasta entonces eran núcleos muy deprimidos a pesar de contar con una excelencia y excedencia de recursos naturales, núcleos que empezaron a ver en el ferrocarril una solución para solventar sus carencias.
    Este ferrocarril, como ya se ha advertido recientemente en este trabajo, dio vida a los balnearios que había en el interior de la Comunidad Autónoma de Cantabria, hecho, que nos concierne en gran medida, pues había nada menos que tres dentro de nuestro valle, a saber, el de Puente Viesgo, y los de Alceda y Ontaneda. Contribuyendo de igual manera a la cohesión y al desarrollo de los valles que atravesaba la línea, que sea repetido de paso, estaban se encontraban en una situación de depresión respecto de otras comarcas como la del Besaya, por la que ya circulaba el ferrocarril de la meseta desde hacía tiempo, valles como Penagos, Santa María de Cayón, Castañeda o Toranzo (incluyendo entre ellos al ayuntamiento de Santiurde de Toranzo), contemplaron un auge dentro de este periodo. Núcleos como es lógico que se transformaron en gran medida y ante la situación anterior dejaron de estar aislado. Si algo hay que reconocer al ferrocarril, aparte de cómo es obvio, la conectividad de núcleos rurales con los urbanos, es el acompañamiento arquitectónico que conlleva, entendiendo aquí el papel de las estaciones y apeaderos, que hicieron posible que se desarrollará en gran medida tanto el comercio interior ( por ejemplo labradores que se desplazaban a los mercados y ferias cercanos para la venta de ganado, de productos derivados de las actividades ganaderas o de productos hortícolas, pero también textiles y manufacturas), como que se desarrollase una evolución del comercio exterior (fuera de la comarca en el caso de Santiurde de Toranzo). No en vano, y como es lógico tratándose de una comarca tan afincada en actividades agroganaderas, este ferrocarril fue muy importante para el sector ganadero en nuestro municipio ( aparte de que algunos vecinos de Santiurde de Toranzo fueran los impulsores de que se creara la Sociedad Agraria Montañesa). Gracias al ferrocarril por el que se transportaban por un lado reses hacía las ferias, mercados y exposiciones que se realizaban en la región (ya no tenían que hacer grandes recorridos a pie o limitarse solo a desplazamientos en los eventos más cercanos) como productos lácteos hacía los principales centros de transformación o mercados y ferias para su venta directa. En lo que se refiere a los movimientos de productos lácteos, el ferrocarril en este caso, contribuyó a que los ganaderos dieran salida a la leche hacia la fábrica de Nestlé en un primer momento (que se instaló en nuestra región en 1905), y siendo esta propia fábrica la que subvencionó un pequeño trazado que partía de la vía principal hasta sus instalaciones a la altura de La Penilla. Hecho que contribuyo a que la leche podía ser recogido directamente y llevado hasta la propia puerta de la fábrica. Gracias a los aspectos a los que acabamos de referirnos, en muchas estaciones y cercanías de las mismas, se construyeron almacenes o casetas de recogida para las ollas de la leche y donde se concentraban todos los productos del sector. Otro de los sectores que se desarrollaron gracias a la contribución del ferrocarril fueron las minas que extraían el mineral de Peña Cabarga y a la industria marina de Astillero.

    Por otro lado, las hasta ahora prácticamente incomunicadas villas pasiegas, se acercaron cada vez más hacia los balnearios, ferias, mercados e industrias tanto de las comarcas cercanas, como de la capital, y la población de estas villas respondía perfectamente a su misión de enlace con las actividades termales y turísticas de los valles. La tercera idea que se manejaba para la creación de este ferrocarril, aparte de conectar con los balnearios y dar salida a los materiales procedentes de la minería, fue el desarrollo de un proyecto de conexión de núcleos de población mucho más ambicioso, que trataría de unir Cantabria y Aragón con la ciudad de Valencia y por consiguiente con el sector mediterráneo (línea Santander-Mediterráneo), sin embargo, esta quedo inconclusa a falta de escasos 60 kilómetros. El proyecto de la línea férrea que iba a comunicar las localidades de Ontaneda y Astillero, estuvo a cargo de Rafael Martin (1898) y se inauguró en 1902, y a lo largo de su historia llego a ser explotado por hasta tres sociedades, comenzando por la fundadora, La Compañía del Ferrocarril del Astillero a Ontaneda, que tuvo que crearse debido a que el estado no financió, ni subvencionó las obras, posteriormente fue una línea explotada por Explotación de Ferrocarriles por el Estado (EFE), y finalmente, por la compañía Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha (FEVE). Como ya se ha planteado en los párrafos previos, este ferrocarril nace para dar servicio a los visitantes de los balnearios que se localizan en el valle de Toranzo, pero por otro lado el desarrollo industrial de la zona por la que discurría la línea sobre todo en sus primeros kilómetros, a través de explotaciones mineras, hizo de la minería una buena fuente de riqueza, arraigo e ingresos, posteriormente, la tercera idea que se barajó y que ya hemos anunciado previamente, fue la de unir Cantabria con el resto del país (tanto con la meseta como con el mediterráneo), este tercer proyecto, sería a la postre el gran proyecto que desde el comienzo estuvo en la cabeza de quienes crearon el ferrocarril, como el comienzo del resto de los ferrocarriles españoles privados en el Norte.
    Los estatutos de la compañía del ferrocarril del Astillero a Ontaneda, que como ya se ha dicho nació sin ayuda ni subvención del estado, nació bajo la decisión de unos decididos empresarios, emprendedores y hombres con clara visión de futuro. La compañía fue creada en 1898, y a lo largo de los siguientes años se pueden ir observado a partir de las memorias de las juntas generales ordinarias de los accionistas como iba el desarrollo e iba evolucionando la utilización de la vía. De esta manera hasta 1915 coincidiendo con la primera Guerra Mundial se han obtenido datos de esas juntas generales. Gracias a esas Juntas generales de las que a continuación vamos a detallar los aspectos más importantes en cada curso, sabemos que en 1899 se estaban llevando a cabo los procesos de expropiación de los terrenos por los que iba a discurrir la línea, siendo las propiedades expropiadas del municipio de Corvera de Toranzo las que ya se habían pagado en su totalidad, siendo de esta manera las únicas que se encontraban en esa situación pues, no faltaban las desavenencias en el resto de los municipios entre los propietarios y la compañía (aquellos porque sabían precios de expropiación que se habían pagado por la línea en el valle del miera y quería condiciones similares). Continuando con las Juntas Generales se puede afirmar que el año 1900 es el año de la continuidad, siendo este el año en el que se superaron todas las dificultades técnicas que presentaba el terreno para la continuación de las obras con una cifra de entre 500 y 600 trabajadores (por ejemplo, este año es en el que se construye en San Martin de Toranzo el puente de metal sobre el río Pas, más conocido como puente de la esperanza y se construye tanto las estaciones del Soto como de Santiurde de Toranzo). Este es otro de los hechos que hay que atribuir al ferrocarril, y es el hecho del entramado de infraestructuras que se crean asociadas y adosadas a una línea férrea como son las estaciones y los apeaderos, así como la articulación del terreno en base a las propias vías que forman parte del paisaje actual de nuestro municipio (no en vano, una vez conclusa la actividad del ferrocarril, el antiguo trazado de la línea se reutilizo para potenciar el turismo rural en nuestra comarca, a través de la creación de una vía verde para uso peatonal y cicloturista, que nos evoca a la época en la que discurría el ferrocarril por nuestro municipio cuando nos acercamos a las instalaciones que aun continúan en pie).
    El año 1902 es un año clave para la línea, puesto que es el año tanto en el que se finaliza el trazado como en el que se inaugura (9 de Junio). Desde la inauguración de la línea en lo que queda de año, la explotación de la misma en números reporta datos que indican que se han desplazado por ella un total de 1.916 trenes, 121.670 viajeros (594 de promedio diario), 406 cabezas de ganado, siendo la estación más rentable de la Ontaneda y la menos rentable la de Santiurde de Toranzo (que aunque tenía las dimensiones de una estación pues constaba de dos plantas, estaba catalogada dentro de la categoría de apeadero). En 1903, los trenes desplazados ascienden a 3.306, los viajeros a 190.192 y las cabezas de ganado a 1.070, al igual que en el curso anterior, la estación más rentable fue la de Ontaneda y la menos rentable la de Santiurde de Toranzo. 1904 continua en la tendencia del incremento en todas las cifras referidas a la explotación de la línea, ascienden en este sentido a 4.340 los trenes desplazados, 197.772 los viajeros, 1.406 las cabezas de ganado, y Puente Viesgo y Santiurde de Toranzo consiguen ser la estación más y menos rentable durante el curso. En 1905 los datos nos reflejan que fueron 4.532 los trenes que hicieron el recorrido, 187.934 los viajeros que entraron y salieron de los coches, 1.822 las cabezas de ganado que fueron transportadas y Ontaneda y Santiurde de Toranzo volvieron a conseguir el título de estaciones de mayor y menor rentabilidad. En 1912 fueron 3.425 los trenes que se movieron, 197.965 los pasajeros de los mismos, 2.209 las cabezas de ganado transportadas y la estación de Ontaneda y la de Liaño coparon el puesto de estaciones más y menos rentables. Para finalizar con esta aproximación a los datos que se obtuvieron de la explotación de la línea en las dos primeras décadas de funcionamiento, en el año 1914 (año en que estalló la primera Guerra Mundial), los trenes desplazados fueron 3.405, las cabezas de ganado 2.228 y Ontaneda y Liaño volvieron a obtener el certificado como estaciones más y menos rentable. En lo referente a algunas especificaciones técnicas de la vía como es el trazado de la misma o las instalaciones que se adosan a ellas, vamos a comentar en las siguientes líneas las que nos afectaron a nosotros por encontrarse dentro de nuestro municipio. El trazado de la vía por nuestro municipio comienza en el kilómetro 24 y llega hasta el 32 que ya se encuentra en la localidad de San Vicente, por lo que contamos en el municipio con escasos 8 kilómetros de trazado, ocho kilómetros en los que se construyeron una estación de tercera categoría en el Soto-Iruz y dos apeaderos, uno en Santiurde de Toranzo en la época en que se inauguro la vía y otro posterior en San Martin de Toranzo próximo al puente de la esperanza. La del Soto-Iruz, se situó en el punto kilométrico 25.40, a una altitud de 88.50 metros sobre el nivel del mar y se decidió que fuese de 3ª categoría. Esta instalación constaba de dos plantas en cuya planta inferior se situó el despacho del jefe de la estación, la sala de espera, el almacén y una marquesina. La planta superior era la vivienda del jefe de estación. Anexo al edificio se encontraba otro edificio que funcionaba como almacén para las ollas de leche y en un edificio aparte también disponía de aguada y retrete. A parte de la vía principal el entorno de la estación también disponía de una segunda vía y de una vía muerta. En la actualidad el edificio de la estación se conserva, pero está muy deteriorado y ha desaparecido la marquesina.

    El apeadero de Santiurde de Toranzo se localizó en el punto kilométrico 28.80, a una altitud de 124 metros y con la categoría de apeadero como se ha comentado con anterioridad a pesar de ser un edificio que contaba con dos cuerpos en altura. Se trataba de un pequeño edificio con planta superior donde se encontraba la vivienda y con planta inferior en la se situaba tanto el despacho del jefe y una pequeña sala de espera en la que también había un pequeño cuarto para la recepción y recogida de las ollas de leche para la fábrica de Nestlé (o del Suizo, como se la conocía por el valle). Solo disponía de la vía general y en la actualidad ha desaparecido. El apeadero de San Martin de Toranzo, se encontraba y encuentra situado en el kilómetro 31 del trazado, a una altitud de 138.75 metros sobre el nivel del mar en Alicante, con la categoría de apeadero con marquesina. Como ya se ha mencionado, no es una infraestructura que naciera con el ferrocarril, ya que su construcción data de la década de los 70 siendo esta una iniciativa de la junta vecinal de San Martin para tener un espacio donde coger el tren a su paso por la localidad. En la actualidad es un equipamiento que continua en pie, pero al ser catalogado como apeadero, los billetes los despachaba el interventor en ruta.

    Pero si algo hay que atribuirle sin duda al ferrocarril, como ya se ha manifestado, es que favoreciera la salida de la depresión rural en la que se encontraban los valles por los que discurría la línea, generando un desarrollo económico que complemento las actividades agroganaderas que hasta la llegada del mismo eran un monocultivo en la zona. Permitió de esta manera que las economías rurales se vieran complementadas con otro tipo de actividades que no fueran las agroganaderas, por lo que también empezó a verse una descentralización de actividades y poco a poco se fue abriendo el campo de actividades que aparecían representadas en la sociedad de nuestro municipio a comienzos del siglo XX. Gracias a la llegada del ferrocarril se crearon nuevos puestos de trabajo, que no es de extrañas que en algunos de ellos participaran vecinos de nuestro municipio: jefes de estación, guardagujas, mozos de estación, interventores, guardafrenos, mozos de tren, maquinistas, fogoneros, motoristas, encendedores, carboneros, engrasadores, lampistas, guardesas, limpiadoras, albañiles que eran los encargados del mantenimiento y un largo etcétera, pero también como se comentó anteriormente, también llegaron nuevos servicios a la comarca, sobre todo relacionados con el sector hostelero, es por esto por ejemplo, por lo que el Soto se convirtió en un importante núcleo de concentración de servicios a pesar de no ser la capital municipal, pero si se trataba del lugar en el que se encontraba la estación más importante del propio municipio.
    Sin embargo, la línea fue decayendo sensiblemente desde la segunda mitad del siglo; siendo en 1961 cuando comenzó a ser explotada por FEVE y finalmente se clausuró en dos etapas, la que afecta a nuestro municipio fue en 1973 por lo que la vida del ferrocarril por nuestro municipio fue de apenas 71 años, motivos de su clausura están muy ligados por otro lado a la mejora de las comunicaciones por carretera y proliferación del automóvil, que reducían considerablemente los tiempos de desplazamiento por ejemplo hasta la ciudad de Santander. Como se puede adivinar, muchos de los testimonios de su existencia ya han desaparecido, caso de algunas estaciones, almacenes, pontones o las propias vías. Sin embargo, como ya mencionamos brevemente con anterioridad su rehabilitación como senda verde ha convertido el antiguo trazado férreo en un importante activo para la dinamización turística del valle y por ende, del municipio. Por supuesto la mejora en los transportes mejoro enormemente sus posibilidades a raíz de la expansión del ferrocarril, simultáneamente a la expansión del ferrocarril también se produjo durante la segunda mitad del Siglo XIX y las primeras décadas del XX un momento en el que se fueron construyendo la mayor parte de las carreteras regionales , sustituyendo a los antiguos caminos carreteros o de herradura; la mayor parte de estos caminos fueron construidos por el Estado pero en otros casos muchos de ellos se desarrollaron gracias a las aportaciones de los indianos obstinados en la prosperidad de sus pueblos de origen; personajes que aparte de sufragar estos gastos, colaboraban monetariamente también en la creación de escuelas, iglesias, ayuntamientos, fuentes o traídas de agua. La construcción de la marginalidad a la que hemos hecho algunas referencias con anterioridad, que en esta época comenzó a solventarse con la instalación de la red ferroviaria es un hecho que se puede medir con el estudio de la evolución de las redes de comunicación excluyendo en este análisis a las vías férreas, o lo que es lo mismo, incluyendo solo la red de carreteras.
    En el ámbito cantábrico, la red carreteril, presenta, los principales elementos de una red de construcción tardía, las carreteras presentes en la región, son el resultado de un modelo de estrella que surge en el siglo XVIII, siendo durante este siglo el momento en el que se produce la fiebre por este tipo de modelo en la estructura de la red de carreteras, modelo en el que hay que considerar un patrón de distribución y unos rasgos característicos en los que la red presenta un modelo tradicional, con una disposición meridiana de Norte a Sur (con alguna excepción, pero en la que predomina ese modelo por encima de otros), con una tendencia además que se ve favorecida por la disposición de los valles; aunque, también es debido, a las disposiciones geográficas que obliga a la construcción de carreteras que se ven obligadas a abandonar esa meridianidad. Como es lógico la meridianidad está altamente relacionada con la disposición de los valles sino con una circunstancia de carácter histórico que es que la fachada marítima de la cornisa cantábrica es la fachada de Castilla; Castilla por otro lado, es la que es más dinámica desde el punto de vista económico y por la tanto es la que tiende sus redes hacia el norte, principalmente a las ciudades portuarias, para recibir y sacar mercancías; por lo que como es lógico el gran eje de crecimiento es el Norte de Castilla, es por eso, que debido a esa influencia de la actividad comercial de Castilla se trate de alcanzar los puertos en la disposición de los meridianos para sacar productos como la lana por el puerto de Bilbao hacía Flandes, Alemania, Gran Bretaña o el Norte de Francia. La organización portuaria para la salida de las lanas estaba en la ciudad de Burgos, del mismo que Santander actuaba al igual que Bilbao como puerto de exportación de los productos de Castilla desde el Siglo XVIII en adelante. Este hecho, hace necesario como es lógico la mejora de la red viaria para el transporte por carreteras entre las capitales de Santander y Burgos, sobre todo para la exportación de las harinas castellanas; es en este momento en el que se lleva a cabo la remodelación del vial que conectaba Santander con Burgos y con la Rioja para hacerlo más fácilmente transitable, la actual Nacional 623 que atraviesa el Puerto del Escudo. Una marginalidad como se ha visto, construida en un primer momento por las características derivadas de la meridianidad de nuestro modelo de construcción en estrella y otra de las características que afectaron en la marginalidad de los núcleos del interior de la región, es como lógicamente puede deducirse es la mayor densidad de la red hacia el norte y por lo tanto la zona costera de la región, debido por un lado a la importancia de los núcleos que se encuentran localizados en la zona costera de la región pero, también es debido a una razón de orden estructural, debido a la menor altitud que presenta el terreno y por lo tanto es más salvable y menos costoso la construcción de infraestructuras e ingenios viarios en esa zona. Las características anteriores, han ido evolucionando a una modificación de la red, en la que se van a mantener los rasgos principales, con un incremento del gran viario que sobre todo se va notar en la mitad occidental en detrimento de la oriental, mientras que la disposición meridiana se va a ver complementada con la aparición de algunos ejes en el sentido de los paralelos articulando de esta manera el interior de las localidades de la montaña cantábrica.
    Llegados a este punto, es el momento de referenciar históricamente esta carretera, que si bien no atraviesa nuestro municipio, es el eje más importante que transcurre por el valle de Toranzo y principal articulador de la comarca una vez desaparecido el ferrocarril, aparte de ser el eje principal a través del cual se crearon los pequeños trazados sobre el rio Pas que desaislaron nuestro municipio. La principal vía de comunicación del valle era la que permitía la conexión de la cornisa cantábrica con Castilla y La Rioja remontando el curso del río Pas y atravesando la sierra del Escudo a 1.011 metros de altitud, este camino parece ser que siguió el cordal que separa los valles de Toranzo y de Iguña y que posiblemente debió existir desde época prehistórica, aunque también existen restos en este cordal de una posible calzada romana que comunicaba los dos valles referidos con anterioridad; el camino del Escudo, fue la vía principal que los comerciantes de lanas castellanas utilizaron durante siglos para el embarque de este producto en la ciudad de Santander, aunque como ya se ha mencionado, su situación hasta finales del siglo XVIII era infame y tan solamente podía recorrerse a pie o a monta; ya es desde mediados del siglo XVIII el momento en el que se puede hablar de la existencia de un buen camino. Como todo lo relacionado con el resurgir de nuestro valle y por lo tanto de nuestro municipio, fueron los hechos acontecidos en la ciudad de Santander los que propiciaron la mejora de este trazado, ya que, gracias a la creación del consulado del Mar en 1785, las oligarquías regionales empezaron a mostrar un gran interés por mejorar las redes de comunicación que permitían unir la costa cantábrica con La Rioja, con la apertura consiguiente de nuevos mercados además de los que ya se realizaban con la ciudad de Burgos. Entramos en una época en la que se realizaron varios proyectos carreteriles en relación a lo anteriormente comentado, pero fue en 1798 cuando Francisco de Bustamante, presentó un memorial apoyando un trazado totalmente distinto al que se venía presentando hasta entonces que tenía ubicación por el valle del rio Miera, Este personaje, presentó una propuesta que llegaba a Soncillo pasando por el puerto del Escudo, permitiendo un ramal a Burgos y otro a La Rioja que además facilitaría también la prosperidad de los valles de Piélagos y de Toranzo. El puerto del Escudo quedo de esta manera abierto en 1804. Gracias a la creación de esta red viaria se estableció un sistema regular de diligencias y el paso de las postas facilitó la prestación del servicio de correos que tenía el punto central en el pueblo de Vargas, los gastos de este servicio de correos ocasionaba como ejemplo al municipio de Santiurde de Toranzo unos gastos hacía los años centrales del siglo XVII de 300 reales anuales. La apertura de este camino, por otro lado, y al igual que hizo la apertura de la vía férrea por nuestro municipio, consolidó la importancia estratégica del Valle de Toranzo y permitió al igual que aquel el desarrollo de actividades económicas diferentes a las agroganaderas: alojamientos y posadas, servicios de transporte y un largo etcétera.
    Por otro lado hay que comentar que esta carretera si partimos desde Santander, articulaba principalmente el margen derecho del rio Pas, pues es el curso que seguía atravesando los Valles de Piélagos y Toranzo, por lo que el municipio que se vio más favorecido por este hecho fue el de Corvera de Toranzo, mientras que a la margen izquierda quedaba el de Santiurde de Toranzo, un tanto aislado, por lo que para que se conectase con esta red principal fue necesario la mejora de los puentes que salvaban el río y riachuelos para unir los dos municipios. Hasta la apertura del Camino Real a Burgos, eran muy numerosos los puentes rústicos que comunicaban entre si ambas orillas del río Pas, casi todos de madera, con un uso restringido a peatones o como mucho a caballerías, y que en muy pocos casos permitían el paso de carros. Su construcción que era muy modesta, los hacía como es lógico muy vulnerables a las avenidas del río, pero en contrapartida, su reparación, solía ser por lo tanto rápida y barata pues no estábamos escasos en este Valle de recursos naturales precisamente. Cuando, como ya se ha dicho, a comienzos del siglo XIX se ejecutó el ya mencionado proyecto del Camino Real a Burgos y La Rioja, los puentes que salvaban el rio, los riachuelos y afluentes en la marquen izquierda del Pas se mejoraron como correspondía en relación a la importancia del vial; pero si bien el proyectista hizo constar que “para que no se quede interceptada la comunicación de los pueblos que hay a la derecha del Rio con el camino y pueblos de la izquierda se hará un puente de madera en el paraje mas proporcionado, por el cual pueda pasar un carro” , lo cierto, es que debido a la gran anchura del cauce y las periódicas crecidas que echaban abajo los pocos que existían , el aislamiento de la margen izquierda del río (desde Santander), siguió siendo notable, hasta los años 50 del siglo XX en el que se mejoraron las carreteras del ayuntamiento de Santiurde de Toranzo.
    A comienzos de los años centrales del siglo pasado las carreteras y caminos que articulaban el ayuntamiento de Santiurde de Toranzo se encontraban en general en unas condiciones muy desfavorables para su uso, escasamente aptas para la circulación de automóviles, aunque su uso no estaba ni mucho menos muy desarrollado en esta época era un modo de locomoción que estaba poco a poco aumentando, las obras de la carretera principal del municipio (que comunica Iruz con Alceda y Ontaneda, no empezó a restaurarse hasta 1956 y por aquel entonces solo lo hizo en un pequeño tramo, dos años y medio después se sabe que todavía no había sido terminada, trabajos que no se sabe con exactitud cuando se vieron conclusos pero estos trabajos de mejora, sirvieron para mejorar el tránsito tanto de vehículos a motor como de caballerías que eran sus usuarios diarios. Usuarios que normalmente eran servicios públicos de servicios de primera necesidad como era el camión que transportaba la leche o los repartidores de pan. Esta carretera al igual que a todas las que nos referiremos con posteridad actualmente se encuentran en buenas condiciones para su uso, aunque si es cierto que en está vía principal actualmente el trazado es algo estrecho en algunos puntos dificultando sobre todo el paso del transporte público (autobús). Otra carretera de vital importancia para las comunicaciones con el vecino municipio de Corvera de Toranzo, es la que comunica los núcleos de población de Villasevil y Santiurde de Toranzo con el anteriormente citado municipio a través de la localidad de Borleña a través del puente de la Unión Deseada, obras que finalizaron casi con el cambio de decenio en 1959. Por otra parte hay que tener en consideración que la necesidad de acortar distancias entre núcleos de población como consecuencia de la mayor capacidad de circulación tanto de personas como de mercancías trajo a las autoridades de la época la necesidad de mejora de los trazados que ya existían e incluso la proyección de algunos nuevos que podrían resultar interesantes aunque no llegarán a llevarse a cabo, como el proyecto de unir los municipios de Santiurde de Toranzo y Castañeda, uniendo los pueblos de Pando y Pomaluengo a través del collado que separa las dos jurisdicciones. Actualmente, nuestro municipio es atravesado y articulado por una serie de vías secundarias que por un lado nos comunica casi directamente con Castilla, con la capital de Cantabria y con las cabeceras del rio Pisueña, principal afluente del Pas. La principal vía de comunicación que articula nuestro municipio en la actualidad es la que conecta la Nacional 623 con la Carretera de Villacarriedo a través de la CA-270, y por otro lado la SV-5801 que une las localidades del Soto con Vejorís y se prolonga por la SV-5802 hasta Alceda y Ontaneda (SV-5806). Las anteriormente mencionadas serían las que podemos considerar las principales vías de articulación que atraviesan nuestro municipio, pero también existen algunos pequeños trazados de menor consideración que favorecen que los núcleos de población se puedan comunicar internamente dentro de las fronteras de nuestro pequeño municipio, por ejemplo encontraríamos las CA-600 que une los núcleos de Corrobárceno y Soto, por el núcleo de Penilla, o la carretera SV-5805 que une tanto la localidad de Villasevil como la de Santiurde de Toranzo con el ayuntamiento de Corvera de Toranzo a la altura de Borleña.
    Remitiéndonos a afirmaciones realizadas con anterioridad, hay que incidir en que al quedar nuestro municipio separado del eje principal por el que discurre la Nacional 623, se hizo necesaria la obra de construcción de pequeñas infraestructuras, en este caso puentes, que comunicaran el municipio de Corvera de Toranzo con el de Santiurde de Toranzo, creándose tres puntos estratégicos principales que serían el puente sobre la CA-270 cerca del monumento levantado en honor a Santo Domingo de la Calzada, el puente sobre la SV-5805 más conocido como de la Unión Deseada para llegar hasta Borleña y, el puente sobre la SV-5806 en Alceda. Paralelamente al auge minero y desarrollo industrial, surgió en toda la Comunidad Autónoma una clase obrera que hasta entonces era inexistente que rápidamente tomo una conciencia política de su situación. Es durante esta época en la que se produce una agitación socio-laboral que hizo agravar la crisis del sistema de partidos heredados de la restauración coincidiendo con el golpe de Estado de Primo de Rivera que fue aceptado por el régimen, es decir que fue aceptado por el monarca que en esos momentos se encontraba a la cabeza del gobierno nacional, en este caso sería Alfonso XIII, empezándose desde este momento en nuestro País, una política económica basada en el proteccionismo y fomento de obras públicas que paliaran el paro, pero a la vez que se fomentaron estas obras públicas se perdieron y recortaron conquistas sociales; es debido al factor anterior por lo que el movimiento obrero fue evolucionando progresivamente hacia un decidido enfrentamiento con la dictadura que tras conflictos acabo con el derrocamiento de esta. Al acabar la dictadura se había producido un desprestigio de la monarquía y por consiguiente del reinado de Alfonso XIII, es el momento en que este reinado llega a su fin tras una serie de huelgas e incidentes que no hacen más que agravar la situación de descontento y por lo tanto de inestabilidad. Siendo a continuación el momento en el que se proclama la República, ganando las elecciones una alianza entre el partido republicano y el partido socialista. La situación política a la que nos vamos a enfrentar durante la segunda República es una situación en la que se promulga hacía 1931 una nueva constitución, en la que se le atribuye a España unas características de Estado laico, desvinculándolo así de la iglesia, un estamento que hasta ese momento había tenido un papel fundamental e influenciador tanto en la economía como en la población. Lo que se puede deducir de esta experiencia de la segunda República es que no tuvo mucho éxito, siendo el principal causante del fracaso del programa el que el gobierno republicano, de carácter izquierdista, promoviera una reforma agraria y religiosa que asustó a los sectores más conservadores de la sociedad y originó una conflictividad socio-laboral y política que fue aumentando progresivamente hasta 1936. Con anterioridad a esa fecha, hubo unas nuevas elecciones las cuales acabaría ganando la derecha y debido a ellas, se paralizaron las reformas que con anterioridad habían sido emprendidas por el partido republicano con el resultado de un incremento de las tensiones tanto sociales como políticas como las que hasta ahora se habían ido poco a poco manifestando.

    Esa situación de continuos conflictos y tensiones tanto desde el punto de vista social como desde el punto de vista político, que influenciaban el desarrollo económico, acabo estallando en Octubre de 1934, con la declaración de una Huelga General a nivel Nacional, la represión que se sometió hacia los huelguistas unió a todos los partidos de izquierdas de cara a las siguientes elecciones que acabo con el triunfo de estos y el retorno al gobierno y por otro lado, a parte de la unión de los partidos de izquierdas, lo que se fue poniendo en marcha fue el aumento de la crispación militar que estalló el 18 de Julio. Fecha en la que se declaró la Guerra Civil Española. En nuestra Comunidad Autónoma, la guerra como sabemos, no se vivió con la misma intensidad que en otras regiones del País, posiblemente una de las causas que incidió en que la Comunidad de Cantabria fuera de las menos conflictivas fue su propia circunstancia de región periférica; sin embargo algunas características de la guerra en nuestra región fueron los 13 meses bajo el dominio gubernamental, apoyado como hemos comentado hace unos instantes a la nota característica de un aislamiento casi total y una relativa tranquilidad. De esta manera, en Cantabria, la represión republicana supuso cerca de 1200 muertos entre los que se podían encontrar religiosos o falangistas. La ofensiva nacional contra Cantabria comenzó el 14 de Agosto de 1937, como se ha comentado con anterioridad, trece meses después de que estallará la guerra, avanzando hacia Reinosa y el Puerto del Escudo y lanzándose hacía la costa atravesando las cuencas del Pas y del Besaya, que eran las principales vías de comunicación con la meseta y que recientemente habían mejorado considerablemente. Cayendo la ciudad de Santander el día 26. A grandes rasgos se puede indicar que la guerra acabo definitivamente con el triunfo del bando nacional el 1 de Abril de 1939 y el General Franco se consolidó como el nuevo jefe del Estado. La situación que vamos a encontrar en Cantabria de forma generaliza sobre todo en el medio rural, es une época en la que durante el régimen de Franco vamos a asistir a un represión de los vencedores sobre los vencidos, convirtiéndose el periodo de postguerra en una época de penuria económica agudizada por el aislamiento internacional. Siendo este el momento en el que el gobierno puso en marcha una política de autosuficiencia hasta que en 1959 de nuevo se abrieron las fronteras de España hacía el mercado exterior y se volvieron a abrir las puertas a los intercambios internacionales.
    Es la década de los años 50, el momento en el que se empiezan a vislumbrar los atisbos de una recuperación progresiva tras los duros Esa situación de continuos conflictos y tensiones tanto desde el punto de vista social como desde el punto de vista político, que influenciaban el desarrollo económico, acabo estallando en Octubre de 1934, con la declaración de una Huelga General a nivel Nacional, la represión que se sometió hacia los huelguistas unió a todos los partidos de izquierdas de cara a las siguientes elecciones que acabo con el triunfo de estos y el retorno al gobierno y por otro lado, a parte de la unión de los partidos de izquierdas, lo que se fue poniendo en marcha fue el aumento de la crispación militar que estalló el 18 de Julio. Fecha en la que se declaró la Guerra Civil Española. En nuestra Comunidad Autónoma, la guerra como sabemos, no se vivió con la misma intensidad que en otras regiones del País, posiblemente una de las causas que incidió en que la Comunidad de Cantabria fuera de las menos conflictivas fue su propia circunstancia de región periférica; sin embargo algunas características de la guerra en nuestra región fueron los 13 meses bajo el dominio gubernamental, apoyado como hemos comentado hace unos instantes a la nota característica de un aislamiento casi total y una relativa tranquilidad. De esta manera, en Cantabria, la represión republicana supuso cerca de 1200 muertos entre los que se podían encontrar religiosos o falangistas. La ofensiva nacional contra Cantabria comenzó el 14 de Agosto de 1937, como se ha comentado con anterioridad, trece meses después de que estallará la guerra, avanzando hacia Reinosa y el Puerto del Escudo y lanzándose hacía la costa atravesando las cuencas del Pas y del Besaya, que eran las principales vías de comunicación con la meseta y que recientemente habían mejorado considerablemente. Cayendo la ciudad de Santander el día 26. A grandes rasgos se puede indicar que la guerra acabo definitivamente con el triunfo del bando nacional el 1 de Abril de 1939 y el General Franco se consolidó como el nuevo jefe del Estado. La situación que vamos a encontrar en Cantabria de forma generaliza sobre todo en el medio rural, es une época en la que durante el régimen de Franco vamos a asistir a un represión de los vencedores sobre los vencidos, convirtiéndose el periodo de postguerra en una época de penuria económica agudizada por el aislamiento internacional. Siendo este el momento en el que el gobierno puso en marcha una política de autosuficiencia hasta que en 1959 de nuevo se abrieron las fronteras de España hacía el mercado exterior y se volvieron a abrir las puertas a los intercambios internacionales.
    Es la década de los años 50, el momento en el que se empiezan a vislumbrar los atisbos de una recuperación progresiva tras los duros años vividos en la década anterior, aunque todavía asistimos a la presencia de una política autoritaria en la que España se queda excluida de la influencia de la ola del desarrollo económico que se vivió y experimento coincidiendo en esta época en el resto de Europa. Esta situación de inestabilidad económica que empieza a manifestarse en esta época afecta a nuestra región y especialmente al mundo rural en la medida en que empieza a producirse una emigración de la población cántabra hacía los centros urbanos, como ya se ha comentado sobre todo procedentes del medio rural , pero también prosiguió la emigración cántabra hacia otras zonas como Hispanoamérica, como hasta entonces ya se había estado realizando o países europeos como Alemania; iniciándose en este momento un éxodo rural con una progresiva pérdida de población y por lo tanto despoblación sobre todo en los valles altos de la Provincia , si analizamos en este punto la pirámide y evolución poblacional de las estadísticas poblacionales del ayuntamiento de Santiurde de Toranzo, podemos constatar claramente este considerable descenso de la población, pues, a comienzos de la década de los 40 el número de habitantes de nuestro municipio ascendía hasta 2705 habitantes, número que se vio reducido a comienzos de la década de los años 70 a 2070 habitantes, por lo que se ve un descenso de población de más de 600 habitantes en un periodo de 30 años. Como decíamos se produce una despoblamiento más significativo del medio rural respecto de los espacios urbanos aunque en Cantabria, no fue un proceso tan acusado como en otras regiones de España, sobre todo en Castilla, como ya hemos avanzado, siendo este un proceso que se extendió también a la década de los años 60 y 70; hasta que se producen una serie de circunstancias en la década de los 80 que empiezan a frenar las olas migratorias, como es la crisis industrial, que influye en un incremento del paro en los entornos urbanos y por otro lado encontramos el agotamiento demográfico del mundo rural (descenso de la población en edad para poder salir del espacio rural), dos factores (crisis industrial y agotamiento demográfico rural) que moderan la tendencia migratoria.
    La situación empieza a cambiar circunstancialmente a partir del año 1959, este año fue en el que se puso en marcha el Plan de Estabilización, a través del cual se produce de nuevo la apertura económica de España hacia el mercado exterior, por lo que como es lógico se produce una liberalización de la economía y una entrada en nuestras fronteras de la inversión extranjera. Despegue económico durante la década de los años 60 y 70 que empezó a situar a España a la cabeza de los países punteros en el sector de los servicios, sobre todo en los servicios asociados a las actividades turísticas (ocio y hostelería), el despegue económico de España en esta época tiene un claro carácter orientado a la terciarización, al igual que pasa a nivel nacional esto es lo que se observa en la mayoría de las regiones españolas, incluyendo a Cantabria, sin embargo, a pesar de ello, Cantabria perdió peso en la economía nacional. En lo referente a los otros sectores productivos, desde el punto de vista del sector primario, Cantabria continuo siendo una región basada en una especialización ganadera de producción de leche y cría para satisfacer la demanda nacional, es decir, del mercado español. En rasgos generales, en Cantabria, la dedicación principal de la mayor parte de las familias del medio rural era el sector lechero. De esta manera los problemas de la industria se materializaban en una industria cántabra que continuaba especializada en los sectores tradicionales como ya hemos mencionado el lechero, pero siendo estos unos sectores en los que no se crearon nuevas expectativas y apenas se crearon o instalaron nuevas empresas. Como es lógico estas escasas expectativas de negocio hicieron que las empresas existentes fueran poco a poco quedándose anticuadas. La posterior crisis industrial de los años 80 a la que ya hemos hecho referencia provoco que tuviera que acometerse definitivamente y casi “obligatoriamente” la reconversión del sector, creándose la figura del “obrero mixto”, el que necesita complementar en el caso de los trabajadores agrarios, estas actividades con otras complementarias para complementar su economía. El sector terciario por el contrario, creció durante las décadas de los años 60 y 70, hasta superar en participación en la economía al sector industrial, produciéndose también relacionado con este sector un despunta miento turístico en nuestra actual Comunidad Autónoma que sobre manera, impulso el turismo de interior, denominado actualmente turismo rural. Es además durante la década de los 60, el momento en el que resurge la conflictividad por los derechos y condiciones laborales a los que se estaban llegando, creándose Comisiones Obreras (CC.OO), coincidiendo además con el momento en el que el régimen de Franco comienza su envejecimiento y decadencia, siendo este un régimen que con el paso del tiempo y poco a poco, cada vez empieza a verse más cuestionado tanto en la calle como en Europa. La manera de vivir de las gentes de nuestro municipio durante esta época tan importante de la historia de nuestro País es lo que nos va a llevar una parte del tiempo empleado en esta memoria a partir de este punto. Analizaremos a partir de ahora y basándonos en el trabajo ya realizado por nuestro paisano Ramón Villegas una análisis de las características principales en los modos de vida que nuestros antepasados llevaron a cabo en los límites municipales de Santiurde de Toranzo, en la década central del siglo XX.

    En un país que no disfrutaba de los privilegios de las sociedades modernas actuales al encontrarse sometido a un régimen dictatorial tan significativo como el que le toco vivir a nuestros vecinos durante la época que vamos a analizar, el estudio de esas características es muy interesante pues nos deja observar como en un brevísimo espacio de tiempo, pues apenas hemos avanzado 70 años de historia desde entonces, pudieron llegar a producirse cambios tan significativos y representativos en nuestra sociedad, sorprendiendo en algunos casos, la facilidad con la que nos hemos olvidado de tradiciones del pasado dejándolas ancladas en la memoria como si en realidad en vez de apenas 60 años hubieran transcurrido 200 años de historia entre ellos y nosotros. Empezaremos a analizar este periodo desde el punto de vista de la industria el comercio, los oficios y las profesiones intentando realizar una comparación al finalizar este apartado entre los establecimientos comerciales que encontrábamos en la época de análisis y los establecimientos comerciales que existen en la actualidad en nuestro territorio municipal para de esta manera poder tener una comparativa explicativa y prácticamente visual de cómo ha sido la transformación de nuestro municipio desde el punto de vista económico hablando. Hay que empezar caracterizando al sector de los servicios y de la industria como unos sectores de producción que en el municipio de Santiurde de Toranzo, no han sido ni durante este periodo, como tampoco lo ha sido durante las etapas posteriores un lugar importantes desde el punto de vista del desarrollo comercial e industrial como recientemente interpretábamos. Se puede manifestar por otro lado, que la configuración física del valle lo que permitió fue la existencia con anterioridad al periodo analizado de actividades preindustriales básicas para el desarrollo de la vida que durante el periodo analizado continuaron desarrollándose en mayor o menor medida, como era el ejemplo de la amplia presencia de molinos, ferrerías y otro tipo de ingenios de similares características, que siempre intentaban situarse en las proximidades de los márgenes fluviales para aprovechar como energía principal la sustentado por los recursos hídricos de ellos provenientes. En estas sociedades preindustriales son frecuentes además los batanes que tenían por misión todo tipo de actividades relacionadas con los productos textiles, el más cercano de los anteriores a nuestro municipio era uno que se localizaba en Alceda, en el vecino ayuntamiento de Corvera de Toranzo.

    ACTIVIDAD MOLINERA

    En lo que hace referencia a la actividad molinera, encontramos un auge en sus construcciones hidráulicas anteriores a la década de los años cincuenta del siglo XX, durante los siglos XVII y XVIII. Característica principal de estos molinos era que eran administrados comúnmente mediante arrendamiento, en donde las rentas que estos proporcionaban se efectuaban bien en forma de especies (más generalizado) o de manera metálica (dinero). Para el caso de Cantabria por aquella época se conocían cuatro regímenes de propiedad que afectaban a los modos de uso de los molinos, de esta manera podíamos encontrar; los molinos que se encontraban vinculados a mayorazgos (es decir los que eran heredados por el hijo mayor en una unidad familiar); los molinos que pertenecían a los vecinos (de los cuales tenían derecho a moler durante un determinado número de días al año que además se trataba de unos derechos que se podían vender o transferir por herencia); los pertenecientes a los concejos; y, los que eran particulares, es decir de propiedad privada. Teniendo constancia como se ha explicado con anterioridad de la existencia de estos molinos con anterioridad en nuestro municipio ya en la edad media, en nuestro municipio de Santiurde de Toranzo para la época que nos ocupa actualmente se da la constancia de la existencia de 4 molinos en Acereda y 1 en Penilla, aunque a mediados del siglo XIX, la mayoría de estos molinos ya había desaparecido, tenemos también la constancia de la existencia también de algunos molinos herreros, ya que los anteriores citados eran más bien harineros, en los núcleos de población de Iruz y Vejorís. Además, por otro lado, a lo largo del transcurso del caudal del rio Pas, se instalaron numerosas ferrerías caracterizadas principalmente por tener una producción bastante desigual a lo largo del tiempo. Desde una perspectiva general, estas ferrerías tuvieron un buen momento de actividad allá por los siglos XVI y XVII, es ya desde 1700 cuando fueron paulatinamente disminuyendo tanto en número como en actividad, produciéndose el hundimiento en la solicitud de los servicios que estos prestaban en el periodo comprendido entre los años centrales del siglo XVIII y los años centrales del siglo XIX. Este hundimiento no solo fue debido a las exigencias que desde las fábricas de Liérganes y la Cavada se hacía de los recursos forestales de nuestro municipio, sino a que también el eje económico de Cantabria se empezó a apoyar en la nueva vía de comunicación que representaba el corredor del Besaya. Es a fecha de 1843 en el que Madoz, ya no recoge ninguno de estos ingenios asentados sobre las riberas del rio Pas.
    En el valle de Toranzo las primeras noticias que hacían referencia a la existencia de este tipo de ingenios dentro de nuestras fronteras, se remontan al siglo XV, en documentos en los que ya se menciona que en Vejorís había varias ferrerías, aunque también las había en Bárcena de Toranzo. En otro orden de cosas, y como ya se ha comentado con anterioridad la ubicación de establecimientos de aguas termales en nuestro valle también fueron elementos importantes que contribuyeron al desarrollo económico del valle, disponiendo dentro de los limites de nuestro valle de hasta un total de tres establecimientos de estas características, como ya hemos mencionado, la conexión por ferrocarril entre ellas propicio también el desarrollo económico en parte del municipio de Santiurde de Toranzo (especialmente en los pueblos que disponían de estación o apeaderos), por el que también transcurría parte del trazado de la vía. Posteriormente, y ya entrando en el siglo XX, solamente Iruz, y más concretamente el barrio de El Soto, albergaría en sus calles y plazas un número considerable de establecimientos encargados de despachar las mercaderías habituales de cada momento, quizá la explicación más lógica que explique la escasez de establecimientos dedicados al sector terciario en nuestro término municipal fuera la proximidad de núcleos vecinos de más solera comercial. Núcleos vecinos que eran por entonces y siguen siendo en la actualidad concentradores de este tipo de actividades, tales como eran el conjunto urbanístico que formaban los núcleos de Alceda y Ontaneda por un lado, y el pueblo de Puente Viesgo por otro. Ambos núcleos de población emplazados durante la época en lugares estratégicos desde el punto de vista económico, lugares tales como eran una vía de comunicación tan importante como la que comunicaba las capitales provinciales de Burgos y Cantabria, o la existencia de un foco turístico de primer orden, este factor turístico, que a día de hoy, sigue siendo el principal recurso económico de la población del valle, y que en la época de los años cincuenta del siglo XX, serian los establecimientos balnearios. Analizando ahora individualmente cada uno de los núcleos de población de nuestro municipio, empezaremos por indicar que el núcleo de Bárcena, durante la década central del siglo pasado puede llegar a considerarse como el núcleo de población que dio el mayor número de personas comerciantes por metro cuadrado. La rama comercial en la que estaban especializados los moradores y moradoras de este pequeño núcleo de población era el de los vendedores ambulantes de mercancías, al símil de sus vecinos pasiegos, sobre todo especializados en la venta de helados y barquillos, pero también se dedicaban a la venta ambulante tanto de castañas como de frutas varias.

    En lo referente a los establecimientos comerciales que se podían encontrar en este municipio durante esta época, encontramos que existía una panadería, y ya desde el punto de la vista de la hostelería o sea tiendas que actuaban a la vez de tiendas y bares, tabernas, etc. Encontramos en núcleo de Bárcena un total de 2 establecimientos que llevaban a cabo este tipo de funciones. En lo referente a otro tipo de profesionales que eran naturales de este núcleo de población de haber vivido en aquella época podíamos haber podido asistir al veterinario, a la curandera o haber visto al lechero “Sindo”, que también disponía de un pequeño negocio de quesos y mantecas. En el núcleo de población de Vejorís en la época que estamos caracterizando existía un molino, una granja de gallinas en las inmediaciones del mismo (propietario de ambos lugares también construyó una pequeña quesería que paso a actuar con posteriormente al cierre de la anterior como recogedor de leche y vendedor de la misma a la industria láctea). Existía además en el núcleo de Vejorís una serrería que se puede incluir también dentro del sector primario, puesto que aparejada no llevaba un gran entramado ni desde el punto de vista comercial ni desde el punto de vista industrial. En este núcleo también había al igual que en el caso de Bárcena un total de 2 tabernas, en la mayoría de las ocasiones, a modo de referencia, las tabernas y bares del municipio disponían además anexos a las mismas de instalaciones como eran los corros de bolos. En otro orden de circunstancias, era Vejorís, en los años centrales del siglo pasado, un pueblo de trabajadores más o menos profesionalizados en tareas relacionadas con la ganadería o la agricultura (los antecesores de los tractoristas). Otro de los oficios que estaba relacionado con las labores en el campo era el de segador ocasional. Pero, en este pueblo al igual que en muchos de nuestro municipio, también existían personas dedicadas al comercio ambulante así como también había una persona dedicada a recoger la leche que posteriormente sería vendida a la industria láctea (que como bien se sabe dentro de las fronteras de nuestro municipio, principalmente iría a parar a alguna de las tres industrias que tenían el monopolio en el municipio, a saber la fábrica de la Nestlé o “suizo”, la cooperativa lechera “SAM” o la más próxima pero menos importante “El Buen Pastor”).

    En el núcleo de San Martin, al igual que en los casos anteriores, los comercios que actuaban como centros principales de receptores de clientes, eran las tiendas-tabernas, en el caso de San Martin había para la época que estamos analizando un total de 2 una de las cuales contaba con una bolera, al igual que como hemos visto con anterioridad ocurría en muchos establecimientos de estas características en nuestro municipio. Entre los profesionales que podíamos encontrar en este pequeño núcleo, se encontraba un zapatero, que a la vez que era zapatero también era carpintero y herrero, y nos encontramos en un núcleo en el que también existía una fragua. Además dentro del campo de profesionales podemos indicar que se daba también en este núcleo la existencia de un médico rural. Había por otro lado carreteros y serrones. Incluso el apeadero del ferrocarril que aun existe en la actualidad fue construido por medio de iniciativa privada de los propios vecinos del pueblo que deseaban su propio apeadero y encargado a un particular del propio pueblo, la construcción de este apeadero ya fue muy posterior a la llegada del ferrocarril al municipio, pues es obra de los años 60. Joaquín Abascal era el encargado de las instalaciones de la traída de aguas de la ciudad de Santander en “La Molina”. Había además en este municipio un puesto de recogida de leche y había otra pequeña industria quesera cuyos propietarios eran los mismos que con posterioridad fundaron “El Buen Pastor”, había además aparte de esta una pequeña fábrica de quesos aunque es de época anterior a los años 50. En el núcleo de población de Acereda, en la década de los años 50 del siglo pasado existía un molino, aparte del molinero y dentro del ámbito de los profesionales existían un serrón y un cartero. Además de un recogedor de leche, un carpintero, un repartidor de pan y un segador. La capital del municipio, que como bien se sabe en el caso de nuestro ayuntamiento es Santiurde de Toranzo, a pesar por el contrario de ostentar el titulo de capital municipal, no era la localidad en la que se encontraban una gran mayoría de actividades características del sector terciario, es decir de los servicios.

    Existía un molino, y también se monto en los primeros años de la década una carpintería y serrería. Respecto del propio ayuntamiento de Santiurde, había un bar y una bar y taberna con bolera, instalada junto a la casa consistorial. Dentro del apartado que caracteriza a los profesionales que podían encontrarse en nuestros límites administrativos municipales para la época que estamos referenciando, es decir, la década central del siglo XX, encontramos un empresario que tenía una “empresa”, dedicada al servicio público de sementales bovinos; un “matador” de cerdos, un herrador, un barbero, carpinteros, canteros, cudoneros y otra gran multitud de actividades relacionadas con el mundo de la construcción. Funcionaba además en la época que estamos caracterizando, una rudimentaria fábrica de lejía y por aquel entonces, la leche se recogía en el bar para la fábrica de el Buen Pastor y había un recogedor que hacia su labor para la fábrica de la Nestlé en La Penilla de Cayón. En el núcleo de Villasevil y una vez abandonado el de Santiurde de Toranzo, el primer edificio comercial que se encontraba era la estación de ferrocarril. Había además un total de tres tiendas/taberna, las cuales algunas de las mismas disponían de bolera propia. En el campo de los profesionales, para el caso de este ayuntamiento, vamos a encontrar al igual que en el caso del núcleo anterior, ya que eran profesionales que proliferaban en gran medida sobre estos lares; contratistas, canteros, cudoneros, albañiles o carpinteros. Había recogedores de leche tanto de la Nestlé como de la SAM.

    Dentro del ámbito de los profesionales, existían en el núcleo de Villasevil para la época a la que nos estamos refiriendo, había en la localidad, un practicante, contratantes de ganado (tratantes que seguramente tuvieron una gran influencia en la existencia de las prestigiosas ferias de año que se celebraban en Villasevil en torno al cagigal de la venta). Como se ha visto con anterioridad, Villasevil era el núcleo de población donde se realizaban anualmente importantes ferias anuales ganaderas en el pasado, meras exhibiciones en la actualidad, pero estas ferias que gozaron de gran prestigio con anterioridad, durante los días en que se celebraba la feria, tanto en el ferial como en los pueblos próximos a Villasevil e Iruz, se daba una gran afluencia de ganaderos, tratantes, comerciantes ambulantes de distintos productos y curiosos en general que aportaban a las tabernas y otros establecimientos de los alrededores unas grandes oportunidades de negocio, pudiéndose afirmar que durante los días en que duraban las ferias realizaban su “agosto” particular. Además, dentro del núcleo de Villasevil, encontramos en esta época, una tienda que se asemejaría a una de las mercerías que conocemos en la actualidad, pues aprovisionaba a sus clientes de ropas, hilos y bisutería, y existía además otro establecimiento comercial que hacía las veces de panadería. Iruz, y en particular el barrio del El Soto, era en esta época de la que estamos hablando la capital económica de una parte importante del municipio, por no decir de la totalidad del mismo, como también era una parte importante dentro del aspecto económico para el conjunto del valle. Era importante para el conjunto municipal, pues aparte de ser el núcleo de población en el cual se instalaba el mercado semanal era el lugar en el que se encontraba la estación de ferrocarril; ya sabemos que las otras dos edificaciones que se encontraban en el ayuntamiento con respecto al ferrocarril eran apeaderos. Esta estación de ferrocarril además actuaba como el domicilio y base de operaciones de bastantes profesionales y una amplia lista de establecimientos.
    En lo que hace referencia a las características del mercado de El Soto, hay que indicar que su día de celebración era el domingo, y se ubicaba en las inmediaciones de la plaza del actual monasterio del El Soto. La explotación de dicho mercado se sacaba a subasta pública todos los años. Aprovechándose de la situación de la cercanía de la ubicación de la estación del ferrocarril que realizaba la línea entre El Astillero y Ontaneda, se garantizaba durante todo el año la presencia en sus instalaciones tanto de los vendedores como de los compradores. Durante la década de los años 50 del siglo XX el antiguo mercado del El Soto había empezado a decaer considerablemente aunque todavía podían contemplarse atisbos de su aspecto tradicional y éxito con el que había contado anteriormente a esta década. Por estas fechas y entorno a la plaza, también se podían encontrar otro tipo de establecimientos comerciales como una carnicería, una tienda tipo mercería, una tienda de comestibles, una barbería y alguna que otra taberna y tienda de comestibles y ultramarinos. Una de las tabernas anteriores además disponía de bolera y realizó el banquete de alguna boda. También existía para esta fecha en esta localidad de nuestro municipio una tienda hoy considerada como “cadena100”. El matadero municipal, que como se verá con posteridad, fue también propiedad del ayuntamiento al igual que el mercado, también se encontraba en esta localidad. Núcleo de población donde además podíamos encontrar una edificación que hacía las veces de sala de cine, en cuyas proximidades también se encontraba instalada una peluquería. Existían en el núcleo de El Soto, gran cantidad de Tabernas, algunas de las cuales como era nota predominante en nuestro ayuntamiento, provistas de boleras privadas; por estos lares por la época que estamos referenciando existían la taberna de Eladio Martínez y la de Pedro Vargas. Además existía una serrería. Dentro del campo de los profesionales para la época analizada, había en esta localidad de nuestro ayuntamiento un tratante de ganados, que como ya se ha visto era una profesión muy habitual entre los vecinos de nuestro ayuntamiento; un conductor de autobús que ponía a disposición de nuestros vecinos una línea que conectaba con principales ciudades de nuestra región dos veces al día; un zapatero; un herrador que trabajaba desde una instalación en la que con anterioridad una heladería que hacia veces de quesería, etc. Por otro lado Eladio Martínez, propietario como vimos con anterioridad de una taberna en el núcleo de población de El Soto, abrió un nuevo bar en el que se instalo además la primera cafetera eléctrica de uso hostelero de la comarca y uno de los primeros televisores que se vieron en nuestros pueblos en la época que estamos referenciando, adosado a este nuevo establecimiento existía un “corro” de bolos y cercano al anterior se construyó el campo de fútbol. Muy cerca tanto del cine que mencionábamos con anterioridad como de la taberna, se estableció un almacén de piensos, materiales de construcción y carbón, que aún persiste en la actualidad.

    Por otro lado, volviendo al apartado de los profesionales que habitaban nuestros pueblos en esta época, en la estación del tren vivía una modista, que era esposa del jefe de estación y al lado de la estación de ferrocarril, se encontraba el almacén en el cual se almacenaba la leche que posteriormente seria recogida por la Nestlé. También una pescadera se desplazaba con asiduidad desde la capital provincial hasta nuestro municipio para vender sus productos. Recordando más establecimientos comerciales de los que podíamos encontrar en nuestro ayuntamiento en esta época, en el caso de El Soto y en las cercanías de la estación existía un mueblería, donde también hubo con anterioridad una forja. Este núcleo de población tan provisto de servicios para la población disponía también de una farmacia, donde también tenía consulta el médico. El municipal consultaba y vivía enfrente del anterior. Cercana a la farmacia se estableció también una carnicería y se abrió muy cerca de la anterior también allá por el año 1958 la primera caja de ahorros que apareció en nuestro municipio. Próxima a esta oficina de la caja de ahorros de Santander y Cantabria , siguiendo la carretera, si retornásemos en el pasado, encontraríamos una taberna y frutería, adquirida con posteridad por el relojero que compaginaba ambas actividades en el lugar donde con anterioridad lo que existía era una barbería, dentro de los profesionales hay que indicar que el barbero que trabaja en esta barbería también se desplazaba con sus bártulos al resto del municipio para realizar su oficio y prestar sus servicios, próximos se encontraban el bar, con venta de ultramarinos y carbón y el almacén de piensos al que ya hemos hecho referencia con anterioridad y que era propiedad de Agustín Martínez, dónde con posteridad se instaló la centralita telefónica. Próximo a este establecimiento se encontraba el molino de Iruz, que a su vez disponía de un taller con fragua. En este núcleo de población tan bien dotado de servicios para satisfacer las variopintas necesidades de la población, había también una plantación de lúpulo, planta que se dedica a la fabricación de cerveza, y no hay que olvidar, el puesto de recogida de la leche de leche que la cooperativa lechera SAM disponía en esta localidad y que se encontraba ubicada en el barrio de Puente Prao.
    En el barrio de la Venta, también existía una taberna y venta de comestibles a la cual estaba adosada la bolera (que como ya se ha visto era una nota predominante en nuestros pueblos en la década de los cincuenta del siglo XX, que las tabernas y bares llevaran prácticamente anexos a los mismos los tradicionales corros de bolos).

    En este barrio que estamos caracterizando además de esta taberna y tienda de venta de comestibles existió también una panadería. Volviendo a identificar los profesionales que por aquella época íbamos a encontrar en esta localidad, aparte del barbero, existían el tratante de ganados, carreteros, churreros, serrones, médicos y panaderos. En la unidad poblacional que forman las localidades de Cueva, Pando y Penilla, en los dos primeros cabe destacar que no se tiene constancia de la existencia de comercio alguno durante la década de los años 50 del siglo XX, pero tampoco en las décadas inminentemente anteriores ni posteriores, en cierta medida debido a que los vecinos de estos barrios o pequeños pueblos se aprovisionaban de todo los servicios necesarios para su vida cotidiana en el cercano núcleo de Iruz, que como ya hemos analizado no carecía de ningún tipo de servicio. En el pueblo de Pando, más avanzado el siglo si acabó instalándose una taberna con su respectiva bolera. Al no estar dotados de edificios que actuasen como establecimientos dispensadores de servicios, lo que si que encontramos en estos núcleos de población es una abundancia de profesionales como lo fueron los carreteros, recogedor de leche, repartidor de pan, tratante de ganados o barquilleros. Respecto del núcleo de población de Penilla, podemos indicar que se daba la existencia de un calero que fue el que con posteridad dio lugar a la empresa Fernández Rosillo y CIA, una de las empresas punturas de la construcción en la actualidad en la Comunidad de Cantabria. En este núcleo hubo además molinos y por lo tanto molineros, al igual que cudoneros y canteros.

    Lo que realmente fue innegable durante los años centrales del siglo pasado fue el mejoramiento al que asistimos en el municipio tanto desde el punto de vista de las obras públicas como desde el punto de vista del transporte, mejoras en el transporte del que como hemos visto ya hemos hablado en apartados anteriores y por lo tanto a partir de estas líneas nos centraremos ahora en el desarrollo en el municipio de las obras públicas de diferente índole. Haciendo una pequeña mención al mejoramiento de las infraestructuras viarias, hay que reconocer que fue durante la década de los años 50 no fueron solo fruto de la paulatina modernización que poco a poco no solo iba alcanzando a Cantabria, lo que hacía que principalmente ese factor fuera el que tuviera mayor influencia sobre nuestro municipio, si no que se trataban de mejoras paulatinas que poco a poco iban transformando a la totalidad del Estado.
    Debido por otro lado, a esta paulatina modernización, a la que poco a poco estábamos asistiendo los pobladores de este territorio en la época a la que estamos haciendo referencia, el transporte se vio favorecido en todos los aspectos al empezar a contar desde ahora con mejores carreteras, puentes y, especialmente, mejores medios de locomoción al estar ya plenamente desarrollado y difundida la propulsión motorizada. Es cierto que de las mejoras en los medios de transporte ya hemos hablado con anterioridad, por lo que en este punto nos acercaremos a investigar cuales son las mejoras en las infraestructuras públicas que se llevaron a cabo durante los años centrales del siglo pasado y de los cuales en la actualidad ya nos distan más de 60 años. Es un ejemplo notorio de lo anterior, que las vías de comunicación que en la actualidad recorren nuestro municipio no son más que vías mejoradas de las que se llevaron a cabo durante ese periodo de tiempo y que en cuanto a fisionomía no han supuesto grandes cambios, recordando que tampoco se han construido nuevos viales desde entonces como ha ocurrido en otras comarcas de la región en los que las viejas carreteras autonómicas han quedado desfasadas por culpa de las vías rápidas. Mejoras realizadas por aquella época en las infraestructuras públicas, las cuales algunos de los que leemos estas páginas en la actualidad apenas reconoceríamos ninguna de ellos en edificios que ya se encuentran más renovados, cambiaron de actividad, o quedaron en desuso. En el valle de Toranzo, y centrándonos como venimos haciendo durante todo este trabajo en el ayuntamiento o municipio de Santiurde de Toranzo, las obras públicas llevadas a cabo durante la segunda mitad del siglo pasado por las distintas administraciones fueron importantes desde cualquier punto de vista del que se quiera analizar, siendo algunas de las mismas, de vital importancia para el desarrollo económico y social de los pueblos pertenecientes a sus límites administrativos, como podrían ser un buen ejemplo de los anteriores las carreteras que se construyeron por todo el municipio durante esta época, así como las defensas sobre el río Pas, la electrificación, la telefonía rural, y un largo etcétera.
    Por ejemplo durante esta época asistimos a la dotación de alumbrado eléctrico y de traída de aguas al núcleo de Bárcena, la traída de aguas en esta época también llego hasta Vejorís. En la localidad de Acereda, se construyeron tanto el alumbrado público como la carretera de acceso a la localidad. En Santiurde se llevaron a cabo obras de construcción de viviendas para maestros, secretario del ayuntamiento, construcción o remodelación de la casa consistorial con sus anejos, construcción de un complejo escolar y de la traída de aguas hasta la localidad. Hasta 1957 se había instalado en el pueblo de Iruz el teléfono público y se construyó una escuela unitaria para niñas. También se llevo a cabo en el conjunto de Pando-Penilla la construcción de un grupo escolar con las correspondientes viviendas para los maestros. Como se ha podido comprobar en las líneas anteriores, en todos los pueblos que integran el municipio durante este periodo de tiempo se llevaron a cabo obras públicas de reparación de los templos parroquiales y se levantaron defensas a los largo del transcurrir del rio Pas para evitar las inundaciones. Durante la época que estamos analizando que como ya hemos mencionado en repetidas ocasiones, es la segunda década del siglo pasado, en una entrevista realiza al que por aquel momento era el Alcalde del Ayuntamiento, Don Serafín Ruiz, este hacia petición a su vez de la necesidad de la instalación de algunas o varias industrias que emplearan cerca de 600 trabajadores, pues indicaba en esas palabras de la entrevista que de los 2600 habitantes que había hacía la fecha en el municipio (apenas 1500 en la actualidad) la práctica totalidad se dedicaba a actividades agrícolas y/o ganaderas. En esa entrevista también preferiblemente solicitaba que se tratase de alguna industria láctea para aprovechar la mejor especialización de las gentes del municipio en ese sector. Ofreciendo para ello incluso terrenos gratuitos para atraer a esas industrias a instalarse en el término municipal. Era demandada también por el alcalde la mejora de la carretera que unía la capital municipal con el núcleo de Borleña y por lo tanto con el vecino municipio de Corvera de Toranzo. Otra de las peticiones que realizaba el Alcalde, puesto que esta entrevista apareció en uno de los periódicos regionales más importantes de la provincia, la construcción de un complejo o grupo escolar en la localidad de Bárcena para desdoblar el grupo escolar que existía en dos unitarios. Aparejado a la petición anterior iba la solicitud para la construcción de viviendas para los maestros en las localidades de Villasevil y Vejorís y que la línea de teléfono llegase desde el núcleo en el que se encontraba instalada la centralita que era El Soto y el núcleo que actuaba como capital municipal, es decir, Santiurde de Toranzo. También era deseo del alcalde de Santiurde para las fechas a las que nos estamos refiriendo el arreglo del acueducto que con anterioridad se había construido en las inmediaciones de la localidad e Villasevil con la de Santiurde de Toranzo próximo a la vías férreas para transportar el agua desde las captaciones de la molina hacia la ciudad de Santander, ya que por aquella época indicaba el alcalde que existían múltiples fracturas en la fisionomía y el vertido de agua del mismo las cuales perjudicaban a las praderas y tierras de labor ubicadas en las proximidades del mismo.

    Otra vertiente de obras públicas que tuvieron una considerable actividad en la década de 1950 fue la ampliación, reparación y nueva construcción de inmuebles de uso público, caso de las escuelas, viviendas para los maestros, o las propias que se llevaron a cabo en la casa consistorial. Todas las anteriores, que como es lógico por otra parte, eran la base para el consiguiente desarrollo tanto educativo como administrativo del municipio. De propiedad municipal eran también como se ha comentado en párrafos anteriores, el mercado y el matadero y durante estos años en los que nos estamos centrando también fueron sometidos a un lavado de cara tanto por obras de renovación como por obras de mantenimiento. Otras edificaciones públicas que se vieron afectadas por reformas en unos casos o que fueron de nueva construcción en otros fueron tanto las escuelas como las edificaciones que a modo de vivienda fueron ocupadas por los correspondientes maestros. Villasevil 1950, Santiurde de Toranzo 1950, Vejorís 1959, Pando y Penilla 1953. Durante esta época, también llegó hasta nuestro municipio, uno de los ingenios en las comunicaciones más emblemáticos para el desarrollo del hombre moderno, el teléfono. En la época que estamos analizando era muy precario todavía en nuestro municipio ya que tenía un uso muy reducido, pero no solo en nuestro municipio sino en todo el valle, el motivo de lo anterior era la escasa red que estaba montada y de la limita infraestructura auxiliar con la que se contaba. No siendo hasta 1955 el momento en el que se plantea la ampliación seria de este tipo de infraestructura que a la par es un servicio actualmente imprescindible para los ciudadanos.
    Otro servicio básico que se vio considerablemente mejorado en la época que estamos estudiando y favoreció la modernidad económica y social del pasado siglo XX fue, la electricidad. Durante la década central del siglo pasado tuvo esta infraestructura un empuje bastante destacado en cuanto a su despliegue por todos los pueblos se refiere, contrastando de esta manera con la década pasada momento en el que la infraestructura eléctrica se encontraba en una situación de escaso desarrollo y difusión. Aunque durante esta época se produjera un importante fomento del desarrollo de la infraestructura eléctrica, no hay que olvidar que todavía en los primeros años de este periodo quedaban aun muy patentes las limitaciones en el fluido, las cuales eran conocidas en toda la comarca. A pesar también de las obras de mejora del tendido eléctrico y electrificación que se estaban desarrollando en el municipio, al finalizar el decenio, en lo que hace referencia al servicio eléctrico hay que indicar que todavía se encontraba en algunos pueblos en estado muy precario, casi propios de un país en vías de desarrollo. Las traídas de agua hacia los núcleos de población, fueron otras obras que proliferaron en gran medida durante esta época por parte de las administraciones locales.
    Además de las obras anteriormente referenciadas, y relativas a las defensas en el rio Pas para prevenir el impacto de las crecidas y consecuentes avenidas e inundaciones, construcción, mejora y renovación del vial, edificios públicos e infraestructuras necesarias tanto para dotar del servicio de teléfono como de electricidad a los vecinos de estos núcleos, se realizaron en el municipio de Santiurde de Toranzo en la época analizada una larga lista de obras y reformas de distinto tipo que afectaron tanto de manera directa como de manera indirecta a sus habitantes, mejorando, de una forma clara y evidente tanto las condiciones de bienestar como de calidad de vida de nuestros vecinos. Llevadas estas obras a cabo bien por iniciativas directas o bien propuestas por los concejos o por el contrario eran propuestas por la administración tanto municipal como provincial. Este tipo de obras fueron unas obras que siempre tuvieron una buena acogida por parte de todos los vecinos, aunque no faltaron nunca los pleitos y discusiones por desacuerdos entre las partes implicadas en la realización de esas obras. Dentro de estas obras comunales de las que hablamos a continuación se encontraban las traídas de aguas como las más frecuentes, que al igual que muchas de las infraestructuras públicas que encontrábamos en la época, pervivían obsoletas y anticuadas en la mayoría de los núcleos de población. Sabemos, por otro lado, que este tipo de obras en la época que estamos estudiando, consiguieron llevarse a cabo en la mayoría de los núcleos de población del ayuntamiento, a saber: Bárcena, Acerada, Iruz, San Martín y Villasevil. Otras obras públicas de las que llegaron a buen puerto durante la década central del siglo pasado fueron las prestaciones que se llevaron a cabo en los caminos rurales, el adecentamiento de los puentes y pontonetas que hacían sus servicios a las mieses y otras actividades e iniciativas de carácter colectivo también fueron llevadas a cabo en este tiempo, y, eran muy comunes por aquel entonces, en la vida no solo de los pueblos de nuestro municipio, sino de toda la provincia en general. Muy importante para el desarrollo social de nuestro municipio fue la evolución que se dio desde el punto de vista de las relaciones sociales durante la década central del siglo XX, pues también es muy interesante conocer en base a las tradiciones y relaciones sociales que se daban durante aquella época como han evolucionado hasta la actualidad, donde se ven que algunas de esas tradiciones perduran y otras han quedado relegadas a segundos planos e incluso han desaparecido. La manera de relacionarse en el pasado con respecto de la sociedad ha cambiado considerablemente, en gran medida derivado de la importante evolución de las comunicaciones especialmente internet y la proliferación de los teléfonos móviles. Donde ahora los encuentros entre personas se realizan más a través de actos virtuales que presenciales. Durante la época en la que nos centramos eran las fiestas y las romerías los lugares donde al concentrarse una mayor cantidad de ciudadanos más se favorecía el desarrollo de estas actividades. Es por esto y que derivado de lo anterior, se puede afirmar que las fiestas patronales por un lado, eran uno de los acontecimientos anuales más esperados por parte de los lugareños, pero no solo eran los acontecimientos más esperados por los más jóvenes sino que lo era de igual manera para todos los residentes y vecinos. Este tipo de celebraciones, las fiestas patronales, sobre todo eran fiestas celebradas por motivo de conmemoración del día dedicado a algún santo, santa o virgen, o lo que es lo mismo, muchas de estas celebraciones estaban apoyadas bajo un claro carácter religioso y por lo tanto de la iglesia, no obstante, ya hemos hablado del poder influenciador que tenia la iglesia sobre la sociedad predominante hacia 1950. El motivo de celebración de estas fiestas patronales arropados y apoyados como ya se ha mencionado bajo la tutela de la iglesia era motivo por otro lado, más que justificado, por parte de los campesinos que los había en el municipio y no en vano eran el sector de actividad predominante en la década de los 50 y que por otro lado constituían el grueso de habitantes en aquella sociedad, de tomarse un día libre o de descanso de las labores del campo y poder disfrutar de la celebración.

    Por otro lado es muy importante reseñar y por lo tanto no se puede obviar, que in aspecto que tenían las fiestas y romerías al margen del de celebración y culto de las hazañas de alguna santidad, era la capacidad de ordenar el territorio durante un corto espacio de tiempo, y nos estamos refiriendo en estas líneas a a la gran concentración de actividades comerciales que se podían llegar a desarrollar junto a estas celebraciones; pues, además de las actividades que se desarrollaban con un claro carácter eclesiástico también se llevaban a cabo actividades profanas desde el punto de vista de la iglesia, es decir, actividades que estaban al margen de la espiritualidad y que tenían un claro carácter civil. Se desarrollaban gran número de actividades relacionadas a la celebración de las fiestas patronales, en el caso del acondicionamiento de las iglesias para la celebración de los actos litúrgicos eran, las prioras de las mismas, las encargadas de limpiar y acondicionar el templo. En lo referente, por otro lado, para las actividades que ya poco o nada tenían que ver con el dominio eclesiástico, se creaba una comisión de fiestas que normalmente estaba compuesta por los lugareños más jóvenes que eran los mismos encargados de conseguir y contratar todos los aspectos relacionados con la celebración de la “fiesta profana”. Era esta comisión la encargada de conseguir la orquesta, montar el templete o escenario para los músicos e incluso eran los encargados de hablar con los industriales hosteleros que iban a poner el puesto en el recinto de baile, incluso, en ocasiones, era la propia comisión la que se encargaba de montar el bar para generar más ingresos con los que poder hacer frente a los gastos que se generaban con motivo de la celebración. Gastos imprescindibles en estos tipos de celebraciones eran también los cohetes, voladores y fuegos artificiales y su compra era todo un ejercicio de responsabilidad para la persona que resultaba encargada de esta labor. En lo que hacía referencia al puesto de bebidas (es decir el bar) de las fiestas patronales, como era el claro ejemplo de las ferias ganaderas que se celebraban en la localidad de Villasevil y las romerías que también se celebraban apoyadas en esa festividad, correspondía al propio ayuntamiento de Santiurde de Toranzo, la facultad de conceder los permisos para su instalación, siendo una persona particular, la encargada del cobro de los árbitros a estos feriantes, industriales y comerciantes, servicio que se ejercía, tras haber concurrido y ganado una subasta. Por ejemplo para el año 1950 el precio de partida para la instalación de algún puesto público o feria era de 1500 pesetas (9,01 euros de los actuales).
    Como se puede adivinar, la celebración de las fiestas patronales tenían tres escenarios de actuación principales, claro está que el más importante eran la iglesia y su entorno donde se llevaban a cabo tanto los ritos eclesiásticos como las celebraciones profanas, pero, había un tercer escenario de actuación importante, y ese era el ambiente doméstico. En lo que hace referencia a la celebración de las fiestas patronales dentro del ámbito doméstico, eran las amas de casa, las encargada de realizar todo el surtido de labores que llevaba aparejada la celebración de estos actos; por ejemplo, se encargaban de preparar la comida (menús en los que en muy pocas ocasiones faltaba el arroz con pollo que podría denominarse como el plato tradicional) y acondicionar la ropa para la ocasión (hay que indicar que la celebración de las fiestas patronales era la escusa perfecta para sacar los mejores atuendos del armario e incluso estrenar alguna prenda nueva). Todo lo anterior era debido a que era una de las pocas ocasiones en las que toda la familia aprovechaba para reunirse y las mujeres tenían que hacer la labor de buenas anfitrionas. A pesar de los preparativos previos a la celebración de la fiesta que solían realizarse dentro del ámbito familiar, normalmente, en el día de la fiesta, los actos comenzaban con la celebración de la misa mayor en torno a las doce del mediodía, acto litúrgico al que seguía una procesión por los alrededores del núcleo de población en el que se celebraba la festividad y una vez terminada la parte religiosa matinal era el momento en el que comenzaba la fiesta profana. Fiestas patronales las cuales con anterioridad siempre habían estado amenizadas a través de músicos tradicionales tocando el pito y el tambor que fueron poco a poco viéndose relegados a partir de la segunda mitad de la década anterior a la estudio por las orquestas modernas, en las cuales, la batería, el acordeón y el saxofón eran los instrumentos habituales. En muchas ocasiones, debido tanto al reducido número de oponentes como al escaso instrumental que portaban, dichas orquestas no precisaban de mucho espacio para tocar, siendo por entonces en esta época y muy poco en comparación con los espacios que solicitan las orquestas modernas, siendo en esta época suficiente con la colocación o instalación de la misma en un templete o escenario sencillo, que incluso en ocasiones no existía.
    Las romerías montañesas por su parte y en contraposición con lo que se ha visto con anterioridad, no eran tal sin no había puestos de bebidas con sus correspondientes sillas y mesas, donde aparte de tomarse un refrigerio los romeros y degustar una rueda de churros no podían faltar tampoco en estas romerías en las proximidades de los puestos de bebidas, los puestos ambulantes tanto de venta de rosquillas como de avellanas o de dulces varios que no obstante todavía continuamos viendo en la actualidad. En realidad en la actual el concepto base a la hora de celebrar una fiesta o romería en un núcleo de población no dista mucho en realidad de cómo se ejecutaban hace 60 años, bien es cierto que si se han mostrado ciertos cambios estructurales en su fisionomía donde cada vez el culto eclesiástico tiene menos importantes y con respecto al profano cada vez son menos concurridas (sobre todo por parte de la juventud que con anterioridad eran los encargados como se ha visto de organizarlas casi por completo). Durante esta época un tipo de profesional que también aparecía en todas las celebraciones de esta índole era el fotógrafo ambulante. En cuanto a las fiestas que se celebraban en el municipio de Santiurde de Toranzo a partir de la segunda mitad del siglo pasado (1950 en adelante) destacaban dentro de nuestros límites municipales las que a continuación se enumeran: -Bárcena: San Lorenzo el 10 de Agosto; todos los Santos (1 de Noviembre); Las Candelas (2 Febrero) y San Esteban (26 Diciembre). – Vejorís: San Joaquín (Domingo siguiente a la celebración de Nuestra Señora en Agosto, por lo que no tenía una fecha específica) y Santo Tomás (21 Diciembre). – San Martín: El Carmen (16 Julio). – Acereda: Nuestra Señora de la Asunción (15 de Agosto). – Santiurde de Toranzo: San Jorge (23 Abril), San Isidro se celebraba el 15 de Marzo y era una festividad con un fuerte componente civil y, aunque la celebración giraba en torno al santo madrileño patrono de los labradores, la fiesta en si tenía y aún mantiene como protagonistas a los campesinos del municipio, que en la segunda mitad del siglo pasado estaban organizados en lo que por entonces era la hermandad de labradores y ganaderos; finalmente, Santa Ana se celebraba el 26 de Julio. -Villasevil: San Marcos (25 Abril), San Roque (16 Agosto), San Agustín (28 Agosto), Santa Teresa (15 Octubre), Santa Cecilia (22 Noviembre), en el núcleo de Villasevil no nos olvidamos de que algunas de estas celebraciones como era la festividad de San Marcos, San Agustín y Santa Teresa, eran celebraciones que se acompañaban también de las ya mencionadas ferias ganaderas y desde su concepción siempre habían sido celebraciones más mercantiles que religiosas, terminando siempre en grandes romerías y verbenas.
    -Iruz: Que como ya se ha comentado con anterioridad era la capital económica del municipio, además eran de los núcleos del municipio en el que más familias pudientes residían, lo que era un factor muy importante a la hora de la recaudación monetaria para preparar las celebraciones y eventos de los mencionados con anterioridad con las máximas garantías de éxito. Se celebraban en el pueblo de Iruz, durante los años centrales del siglo pasado las festividades de San Vicente Mártir (22 Enero), San José (19 Marzo), La Virgen del Carmen, que aunque tuviera y tiene el día de celebración oficial el 16 de Julio en este núcleo se celebraba con normalidad 8 días después de la que se celebraba en San Martín para no competir con la anterior, y finalmente, San Francisco el 4 de Octubre. Con relación a las festividades que se han mencionado con anterioridad, tal era la importancia de algunos de los festejos que se traducían de las celebraciones anteriores que incluso el Ferrocarril que circulaba entre las localidades de El Astillero y Ontaneda habilitaba trenes especiales para facilitar la asistencia a los mismos. Lo que hace principalmente que el núcleo de Iruz y en concreto el barrio de El Soto tuviera que hacer frente durante esos días a un colapso poblacional que se contemplaba por ejemplo en las tabernas que no daban abasto en la atención de toda la clientela. A parte de las tabernas, eran también los corros de bolos o boleras espacios que se encontraban a pleno rendimiento durante los días en que había algún tipo de celebración en los núcleos de población de nuestro municipio, no en vano, muchas de estas celebraciones y festejos llevaban aparejados la celebración de alguna competición bolística. Al igual que muy importantes eran los aspectos comentados con anterioridad, también lo eran la presencia y afluencia de los puestos comerciales ambulantes, que ampliaban la oferta comercial del núcleo de población aunque apenas fuera durante un corto periodo de tiempo, puestos ambulantes que no faltaban en nuestros pueblos, en especial en el de Iruz durante esta época eran las churrerías, heladeros, puestos de rosquillas, avellanas, dulces, barquilleros y un largo etcétera. De la festividad que se celebraba el día de San Francisco era tradición también la ornamentación de los carros tirados por animales para asistir con ellos a las romerías. -Penilla: celebraba el 30 de Noviembre la festividad de San Andrés. -Pando: dentro de los límites administrativos de este pequeño barrio se celebraban el 11 de Noviembre la festividad de San Martín y el 3 de Febrero la de San Blas.

    Pero, y a modo de conclusión, además de todas estas fiestas, que se pueden identificar como municipales, los habitantes de nuestros pueblos frecuentaban en la época a la que continuamente estamos haciendo referencia que es la década de los años 50 del siglo XX, pero que también continúan frecuentando en la actualidad, otras que tenían lugar en territorios vecinos, algunas de ellas de tal tradición y arraigo que no solo atraían a los pobladores de localidades vecinas, sino de toda la comarca e incluso comarcas vecinas. Por ejemplificar casos que se dieron con respecto a alguna de las anteriores, los vecinos de Bárcena y Vejorís se desplazaban hacía el cercano municipio de La Vega de Pas para la festividad del Pilar en Guzparras, San Julián en Ontaneda, San Pantaleón en Castillo Pedroso, La Virgen de Gracia en Aés o La Magdalena en Vargas, estás dos últimas ya celebradas en el ayuntamiento de Puente Viesgo.
    En otro orden de circunstancias, en el quinto decenio del siglo pasado, la vida religiosa en el valle de Toranzo, y por lo tanto, en el municipio de Santiurde de Toranzo que es el que mayormente nos ocupa, en nada se diferenciaba de la que se profesaba en el resto de Cantabria, y que tanto se diferencia de la que se profesa en la actualidad. Pero esta diferenciación tampoco era significativa con respecto al resto del país, siendo aspecto común desde cualquier nivel que se contemplara, tanto el local, como el municipal, como el provincial o el estatal, la omnipresencia de la religión en todos los estamentos y ámbitos de la sociedad imperante, como, no en vano, ya lo había venido haciendo hasta esa fecha. De esa manera, hay que indicar, que era tal el poder eclesiástico sobre la sociedad, que en la mayoría de las ocasiones no lograban diferenciarse los límites entre lo estrictamente eclesiástico y lo civil o entre lo divino y lo terrenal. No obstante, lo indicado con anterioridad es un hecho que hay que atribuírselo al momento histórico-político por el que estaban pasando tanto nuestro municipio como el conjunto de la provincia y por lo tanto del país, un momento que determinaba una sociedad totalmente influenciada por la religión católica de corte tradicional. El llamado Nacionalcatolicismo, que en aquella época y también reflejado en cierta medida tanto en la década anterior como en la posterior, era la seña de identidad del régimen dictatorial instaurado en nuestro país por el general Francisco Franco una vez acabada la guerra civil española allá por el año 1939; ese nacionalcatolicismo encontró en los valles interiores de Cantabria, un terreno que ya se encontraba preparado tanto para su implantación como para su posterior desarrollo pues, los valles interiores de Cantabria, siempre estuvieron caracterizados por el apego a las tradiciones religiosas heredadas de siglos y siglos de apego a la fe católica. Otro aspecto además que hay que tener en cuenta es que en las sociedades rurales de Cantabria, casi siempre habían sido mejor recibidas las opciones conservadoras, tanto desde el punto de vista religioso como desde el punto de vista político. Al igual que, por otro lado, fueron las ideas conservadoras las que contaban con más adeptos en todos los momentos de nuestra contemporánea historia. La sociedad en el municipio de Santiurde de Toranzo, puesto que es esta el objeto de estudio que nos ocupa en esta parte del documento, es una sociedad, en la que no vamos a encontrar prácticamente ninguna diferencia con la que aparecía en el resto de las sociedades rurales de los valles cántabros; siendo esta una sociedad donde la religión, como ya se ha mencionado en repetidas ocasiones, estaba presente en casi todos los ambientes, lugares y momentos de la vida del ciudadano. Por poner algunos ejemplos que nos ayuden a comprender mejor a aquellos que no presenciamos aquellos años la sociedad que por aquel entonces encontrábamos y que en tan pocos años difiere tanto de la sociedad actual, podemos empezar indicando que en el ámbito familiar, la educación de los hijos, tenía en la fe religiosa el modelo a seguir; en el ámbito de la educación por otro lado, en las escuelas, los maestros centraban tanto la convivencia diaria como las enseñanzas en las materias impartidas con un claro adoctrinamiento en los valores cristianos tradicionales, que en ocasiones inculcaban conocimientos incorrectos en los estudiantes. Tradicionalmente se practicaba la actividad del rezo tanto al comienzo del periodo lectivo diario como a la finalización de las clases.
    Si bien, además, durante esta época se produjeron una serie de hechos que tanto desde el punto de vista mundial hasta la contemplación de los mismos a una escala local, ayudaron a que se moldeara aún más esta querencia tan carismática tanto de la población española como de la montañesa por los aspectos de corte religioso. Uno de esos hechos tan importantes fue la proclamación desde el Vaticano del dogma de la Asunción de la Virgen en 1950, o por otro lado, las proclamas anticomunistas que alertaban a la población católica sobre los peligros de adoptar la ideología Marxista, ante lo cual incluso el Vaticano insistió en la excomunión de aquellos católicos que respaldaran esta ideología. Por otro lado, la llegada de Juan XXIII al pontificado marcó otro hito histórico en la historia contemporánea de la iglesia a la que nuestros vecinos de Santiurde de Toranzo tampoco fueron ajenos ya que se produce durante esta época la firma de un concordato entre la Santa Sede y el gobierno regentado por el General Franco que aseguraba la oficialidad del catolicismo como religión imperante en España, que estando vigente desde 1953 todavía lo está en la actualidad. Por otro lado, tanto Cantabria como sus comarcas, no fueron ajenas a todos estos acontecimientos tan trascendentales para una población tan creyente como la de entonces, además durante esta época, se celebró la coronación canónica de la Virgen de la Bien Aparecida, patrona de nuestra Comunidad Autónoma, y en nuestro valle, también se llevo a cabo la coronación de la virgen del Soto el 6 de Septiembre de 1959. Desde las instituciones públicas tanto desde la escala estatal hasta la escala municipal además, con respecto de lo comentado con anterioridad, se impulsaba o alentaba igualmente todo aquello que tenía que ver con la iglesia y el rígido cumplimiento de su doctrina. En todo este conglomerado religioso en el cual vivía nuestra sociedad rural en la década central del siglo XX, las parroquias eran y es una labor que aun continúan manteniendo en la actualidad, los epicentros de la vida religiosa de nuestros pueblos. Esta función en el municipio de Santiurde de Toranzo era compartido entre dos parroquias, aunque si bien cabe destacar la mayor influencia e importancia de una de respecto a la otra. En este caso el Santuario y Convento del Soto, era la parroquia más importante de nuestro municipio. El convento del Soto tiene su origen en el convento de San Francisco en torno a los siglos medievales, siglo XIII. El origen de su implantación se encuentra basado en que tras el concilio de Trento, las ordenes mendicantes (franciscanos y dominicos), se plantean difundir la devoción mariana y los demás principios trenticos, como son la celebración de los siete sacramentos, la predicación, el culto a los santos y a las animas del purgatorio entre otros, por los valles cántabros, cuyas gentes al parecer en aquella época en que decidieron instalarse en nuestro valle seguían practicando las costumbres y tradiciones paganas. Los Frailes de San Francisco que llevaban varios siglos establecidos en las villas de la costa, inician su incursión hacia el interior de la montaña, fundando el monasterio del soto en 1568. El Monasterio y santuario de Nuestra Señora del Soto era seguido en importancia en lo que a influencia eclesiástica en nuestro municipio se refería por la Ermita del Carmen y su cofradía en San Martín de Toranzo. Las iglesias parroquiales a su vez, estaban atendidas por una serie de personajes que cuidaban de sus posesiones materiales para evitar las sustracciones sospechosas y prestaban los servicios religiosos habituales a los feligreses. Dentro de estos personajes característicos de nuestras parroquias durante esa década, encontrábamos en primer lugar a las prioras, al campanero o mayordomo, al sacristas, a los monaguillos y al cura, que como es lógico era y es la persona que ostentaba el cargo más importante dentro de la parroquia y que por lo tanto era el encargado además de procurar la buena administración económica y pastoral de la misma.

    A parte de las dos parroquias mencionadas con anterioridad, existían en nuestro municipio otra serie de parroquias y ermitas que también desarrollaban su pequeña participación en este adoctrinamiento católico de la población, no en vano no es de extrañar la presencia de al menos, cuando no había más, una ermita o parroquia en cada pueblo del municipio, pero eso es algo incluso que se ve en todas las comarcas de Cantabria, en las que cada pueblo tiene su centro religioso ya sea más importante en tamaño o menos. Como íbamos enunciando con anterioridad, en nuestro municipio por aquel entonces y conservándose todavía en la actualidad existían las parroquias de San Esteban en Bárcena, Santo Tomás en Vejorís, Nuestra Señora de la Asunción en Acereda (esta iglesia fue declara Bien de Interés Cultural en 1984, puesto que aunque es una fábrica muy modificada con posteridad aun conviven en ella esas modificaciones con un aspecto exterior románico y en cuyo interior se aprecian algunos elementos góticos, la iglesia, de una sola nave se construyó en mampostería y sillería), San Jorge en Santiurde de Toranzo, Santa Cecilia en Villasevil (que como es sabido es de planta románica del siglo XII y por lo tanto desde el punto de vista artístico es uno de los monumentos más importantes del valle, declarado Bien de Interés Cultural en 1978, data del siglo XII aunque muy reformada con posteridad, ampliada de la nave original a tres naves en la época barroca y se elevó el ábside, de su original fábrica solo queda la cabecera, el ábside y el presbiterio. También es románica la pila bautismal. En esta iglesia de Santa Cecilia se celebraron los esponsales del príncipe Juan, hijo y heredero de los Reyes Católicos, con Margarita de Austria, en el año 1497. También está documentado el paso por este lugar, en el año 1522, de Carlos V), San Vicente Mártir en El Soto, San Martín para Cueva y Pando y San Andrés para el núcleo de Penilla.
    En otro orden de circunstancias y en referencia a la importancia que tenia para las gentes que habitaban este territorio en aquella época hay que destacar la figura del cura rural dentro de la sociedad. Indicando que se trataba de un personaje muy destacado en la vida cotidiana. Fueron, por otro lado, estos personajes, unos individuos muy venerados y respetados por el común del vecindario, ocupando como ya se ha comentado anteriormente un puesto muy distinguido en el organigrama piramidal, es decir, en la pirámide estructural de la población y de la sociedad, era un papel muy importante en el que prácticamente se situaba a la cabeza de dicha pirámide. Como pasa también en los tiempos actuales en cura, no solo limitaba su base de operaciones al ámbito estrictamente religioso dentro de las paredes de la iglesia, sino que también, eran requeridos con frecuencia para atender otros asuntos fuera del ámbito religioso, en situaciones que por ejemplo, requerían de una mayor cercanía, en lo que venía a ser en unos casos en el ámbito privado y en otros casos en la vida comunitaria de las personas. El cura del pueblo, llegaba a considerarse en muchas ocasiones como un padre, a quien todos sin excepción, autoridades municipales y locales incluidas a parte de los vecinos del municipio, pedían consejo u opinión para cualquier asunto que los anteriores precisaran. Además, también, ejercía una doble función que, por un lado se centraban en ser el guardián o protector de la moral pública y por otro lado era el encargado de que se desarrollaran las buenas costumbres y prácticas cristianas. Dentro del ámbito religioso hay otro tipo de actividades que tienen relación con los actos que se pueden llegar a desarrollar dentro del ámbito de la iglesia, entre estos actos religiosos que con antelación se introducen hay una serie de actos que podemos destacar como más señalizados de los que se celebraban en la época que estamos analizando en estas palabras y, de los cuales hay que indicar que no difieren en gran medida respecto de sus características con los que continuamos celebrando en la actualidad dentro de nuestras parroquias, aunque, si bien es cierto, que en las sociedades actuales, todos estos cultos han ido dejando un poco de lado su carácter más religiosos para ir centrándose mayormente por parte de la población en su carácter consumista y estereotipada hacia la sociedad capitalista actual, distorsionando la realidad religiosa de los mismos y enfocándolos como se acaba de indicar a actividades más relacionadas con el ocio y el esparcimiento de la sociedad que con el recogimiento. Hablamos para este caso además de las misas dominicales, rosarios, entierros, funerales, etcétera que, prácticamente se realizaban de ordinario durante todo el año, a actos para los cuales las iglesias u ermitas de nuestro municipio fueron lugares donde se desarrolló una intensa actividad religiosa, con múltiples actos y ceremonias organizadas en base a muy diferentes motivos.
    A lo largo de los años varias eran las fechas señaladas donde la religiosidad popular se mostraba en todo su esplendor como eran el ejemplo de las fiestas de Navidad y Reyes, La semana santa, la despedida de las flores, todos los santos, el corpus o la Inmaculada, que eran fiestas que destacaban entre otras como los actos litúrgicos de carácter anual en contraposición a los anteriores que eran de carácter ordinario. Sin embargo, durante esta época también se produjeron dentro de nuestro municipio contados actos litúrgicos de carácter extraordinario, que hacían acudir a las gentes a sus iglesias y santuarios a actos que solo se organizaban con un motivo especifico e importante a la vez desde el punto de vista de la fe, por ejemplo, en el municipio de Santiurde de Toranzo fueron de gran transcendencia los actos que se llevaron a cabo tanto como motivo de las santas misiones como de la despedida de algún sacerdote al igual que tanto con la llegada en peregrinación de la imagen de la Bien Aparecida o la coronación canónica de Nuestra Señora del Soto. La educación fue junto a la religiosidad, uno de los pilares más importante del sostenimiento del edificio de la sociedad moderna. Tanto la educación como la enseñanza jugaron un papel muy importante en la sociedad que ocupaba nuestro municipio hacia los años cincuenta del siglo pasado. Educando a la población que iba a integrar en un futuro no muy lejano la sociedad preparándola así para ello. Aunque bien es cierto que en la actualidad tanto la educación como la enseñanza tienen connotaciones muy diferenciadas la una de la otra, puesto que está claro que educar no es lo mismo que enseñar, en la década de 1950 no existía esta diferenciación pues se educaba a la vez que se enseñaba. La enseñanza durante esta época estaba orientada a enseñar lo necesario para desenvolverse en la vida al mismo tiempo que se educaba en los valores y creencias de las élites dominantes, o lo que en realidad era conocido más bien como un adoctrinamiento que por aquel entonces se trataba de una corriente ideológica consistente que todos los medios disponibles del poder constituido, se ponían al servicio de una causa o fin común. Fin común del que se habla con anterioridad que no era otro que la idea de forjar conciencias serviles con respecto de una determinada ideología, que como ya se ha comentado anteriormente en la época que nos ocupa esta corriente ideológica era el nacionalcatolicismo. Nacionalcatolicismo implantado en nuestra sociedad por el General Franco y las organizaciones que le sustentaban al frente del estado. De estas organizaciones se derivan las juntas municipales de enseñanza primaria (JMEP) durante esta época a la que nos referimos pero también durante la década anterior, en la que el poder municipal también desarrollaba un papel importantísimo dentro del organigrama para atender este servicio comunitario. No obstante, era el Ayuntamiento el que estaba habilitado para intervenir en aspectos como el mantenimiento y mejora de la infraestructura escolar donde se incluía tanto a los propios edificios como al mobiliario y material pedagógico de su interior. Pero también era función del ayuntamiento con respecto a la educación durante esta década la representación institucional en actos académicos con el fin de pregonar las excelencias del régimen, o incluso ejercer cierto control sobre los docentes que trabajaban en las escuelas del municipio.
    Por lo que, como se ha comentado con anterioridad para asegurarse el buen funcionamiento de las labores citadas con anterioridad se crearon en España las ya mencionadas Juntas Municipales de Enseñanza Primaria, las cuales, se trataban de un órgano en el que se encontraban representados todos los intereses de la comunidad educativa más ciertos miembros de la sociedad local, tanto de la civil como de la religiosa, presididas las anteriores por el Alcalde del ayuntamiento correspondiente. Gracias a los documentos de los que disponemos en el archivo municipal del ayuntamiento de Santiurde de Toranzo, podemos llegar a analizar ciertos aspectos característicos de la educación y la enseñanza en nuestro municipio a través de las actas de las reuniones que se celebraban durante la década central del siglo pasado. Gracias a las cuales podemos afirmar que en los años cincuenta del siglo XX uno de los mayores conflictos que se les presentaba a los órganos institucionales era el del intentar paliar el absentismo escolar, que sobre todo era la tónica dominante en la sociedad rural cuando llegaba el buen tiempo y las labores del campo exigían máxima dedicación por parte de todos los miembros de la familia. Una de las propuestas que por aquel entonces se aprobaron para evitar esta situación de absentismo escolar fue la imposición de multas de 5 pesetas por cada día de falta de asistencia que no estuviese justificada a criterio de la junta. Otros acuerdos a los que se llegaron en estas juntas con respecto a actuaciones que afectaban de cierto modo al mundo de la educación en nuestro municipio, fueron por ejemplo la dotación de alumbrado a las escuelas tanto de Iruz como de Villasevil para facilitar que los adultos no faltasen a las clases nocturnas o, establecer un horario escolar, también aprobaron estas juntas los presupuestos que tenían que incluir en los gastos de los pueblos los mínimos de limpieza y calefacción de sus respectivas escuelas, o la decisión de compra de lotes de libros para premiar a los alumnos más destacados de cada centro, también aprobaban las juntas el material educativo y pedagógico que iba a repartir por las escuelas de su ayuntamiento. En otro orden de circunstancias, y respecto de lo referente a la representación institucional en actos escolares, como hemos comentado con anterioridad, hay que indicar que tanto al inicio como a la clausura de los cursos escolares era habitual la asistencia de las autoridades municipales en algunas de las escuelas del término municipal con el propósito de imprimir al evento de un carácter más oficial y solemne.
    Pero con respecto a la enseñanza y educación, que como ya hemos mencionado en esta época no se diferenciaban, hay que indicar que había un edificio característico en el cual se realizaba desarrollo de actividades con ellas relacionadas. Este edificio era, y es, como es lógico las escuelas, las escuelas que junto a la iglesia como al propio hogar eran los lugares además más significativos de la ordenación territorial y de la constitución de nuestros pueblos en esa década. En el Municipio de Santiurde de Toranzo, existieron escuelas desde las mismas fechas más o menos que en el resto de Cantabria, remontándose las mismas a los primeros años del siglo pasado cuando se produjo el momento en el que se generalizo en unos casos y se produjo una adecuación en otros de la mayoría de este tipo de edificaciones. Es durante el periodo republicano que vivió el país durante la década de los años 30 el momento en que se impulsaría notablemente la creación de este tipo de edificios y por lo tanto la infraestructura escolar, ya que por otro lado la instrucción pública fue una de las cuestiones a las que más importancia se dio en ese periodo de tiempo por parte de las instituciones. Antes de que comenzaran a construirse estos edificios o comenzaran a proliferar en nuestros pueblos, a modo de referencia hay que indicar que las labores o actividades relacionadas con la educación con anterioridad a esta década eran labores que se desempeñaban en el convento del Soto, que no es por muchos desconocido que fue uno de los primeros lugares de la región donde se estableció un centro educativo, que en este caso fue regentado por los padres franciscano que fueron los fundadores de la fábrica allá por el siglo XVII. Una vez que finalizó la guerra civil y la sociedad volvió a la normalidad en todos los aspectos que tenían relación con ella, consecuentemente a lo anterior también fue el momento en que se reiniciaron con normalidad las labores educativas en el municipio, eso si, revistiendo las escuelas, ya que no iban a ser como lo habían venido siendo hasta la época, de otra decoración política, y en muchos casos por no decir en todos, cambiando el profesorado por aquel o aquellos mas afectos al nuevo régimen imperante en la sociedad. Si hacemos un repaso general a los centros educativos que encontraríamos en los pueblos de nuestro municipio en las fechas que estamos analizando, podemos indicar que prácticamente en su totalidad se encontraban bien atendidos, si bien estaban mejor atendidos desde el punto de vista profesional que desde el punto de vista dotacional, puesto que en muchas ocasiones lo que predominaba era la sobriedad, es decir, estaban poco dotados de materia e incluso algunos edificios de los existentes necesitaban de mejoras constructivas que no hacían más que llevar a pensar por parte de las autoridades en el levantamiento de edificios nueva planta. El levantamiento de edificios de nueva planta se convirtió en una tendencia general en algunos de nuestros pueblos en estas fechas.

    Las escuelas rurales de aquella época a diferencia de las que encontramos en la actualidad que aparecen hasta con tres tipologías, pues principalmente pueden ser públicas, concertadas o privadas, eran mayoritariamente de titularidad pública, caracterizadas como se ha mencionado en líneas superiores por la sobriedad y pobreza de medios. Por poner ejemplos que nos ayuden a comprender mejor a lo que nos estamos refiriendo, el mobiliario dentro de las aulas era reducido a la mesa para el maestro, un par de armario en el mejor de los casos y los pupitres para los alumnos, todo ello de madera y con apenas decoración en las paredes; de igual forma, el materia escolar para uso general de la clase era también poco abundante (pudiendo manifestarse que durante esta época pecábamos por defecto y en la actual lo hacemos por exceso), limitándose en anterior a varios mapas o algunos mulares con lecciones explicativas y la pizarra o encerado. En lo referente a las escuelas que podíamos encontrar en cada uno de los núcleos de población que conforman nuestro municipio podemos indicar que en el núcleo de Bárcena existía una escuela mixta que parecía insuficiente para un pueblo más densamente poblado que en la actualidad por tratarse de uno de los que más espacio municipal ocupaban ; Vejorís también disponía de una pequeña escuela precaria, con un aula para cada sexo, construyéndose una nueva hacia 1965; en San Martin de Toranzo existió una que funciono activamente durante la mayor parte del siglo XX siendo levantada una nueva en 1919; los núcleos de población de Acereda y Santiurde de Toranzo disponían de una escuela mancomunada construida en 1908, con dos aulas separadas que fueron unificadas en la década de los 70; el pueblo de Villasevil por su parte inauguró sus escuelas en 1950, una para cada sexo; Iruz a parte de cómo ya se ha indicado con anterioridad sobre el largo historial educativo del convento anterior a la guerra civil, disponía de dos escuelas, una para cada sexo; finalmente, los núcleos de Cueva, Pando y Penilla levantaron en 1953 un edificio moderno destinado para tal uso.
    Los encargados del buen funcionamiento de las escuelas desde todos los puntos de vista eran los docentes o profesorado; la figura de los docentes rurales ha sido en el pasado objeto de gran estima dentro de la sociedad tradicional cántabra en general y en el caso que nos afecta que es la sociedad torancesa en particular. Ese reconocimiento de la sociedad para con los docentes, sin embargo, no iba en compensación con la remuneración económica que estos recibían por su servicio a la comunidad, pudiéndose llegar a afirmar que para aquellos docentes su profesión era más una vocación, un amor a su trabajo que era lo que en realidad los motiva a desempeñar esa ardua tarea y la remuneración económica no era tan importante para ellos; pues, como no es de extrañar los salarios que percibían aquellos personajes en la etapa a la que continuamente estamos recordando eran muy bajos, pero, por otro lado y por parte de las administraciones municipales siempre se les aprovisionaba de una vivienda, aunque no fuesen ni mucho menos unas edificaciones de una gran factura y en ocasiones estas eran construidas con materiales muy precarios. Como todo lo que afectaba a nuestro municipio durante esta época que estamos estudiando, era un sistema que estaba muy controlado por la dictadura del General Franco. Tras la guerra civil española e instaurando el régimen que acaba de mencionarse, se produjo en nuestras comarcas, al igual que en todo el estado, una renovación muy profunda del sistema educativo (que actualmente podría incluso haberse considerado como un retraso) razonablemente impulsado durante el anterior periodo republicano; el cual, entre otra serie de cosas se basaba en el concurso entusiasta y positivo de unos docentes implicados en el mejoramiento y renovación de la vieja manera de enseñar, por otro lado, este compromiso fue lo que motivo el reemplazo posterior de michos de estos maestros durante esta época por aquellos que tenían una ideología afín al nacionalcatolicismo vencedor en la guerra. Una educación y una enseñanza derivo de este proceso por medio del cual podemos advertir como es lógico que cuyos métodos de enseñanza a los cuales asistieron nuestros antepasados en el quinto decenio del siglo pasaba distaban mucho de los actuales. En primer lugar, por analizar y caracterizar un poco sus rasgos principales, podemos indicar que el docente era una persona sumamente respetada por los alumnos, tanto que en ocasiones esa obediencia extrema se convertía en temor, y es que, la pedagogía por aquel entonces se basaba en la severidad dentro de un entorno autoritario y austero, siendo la enseñanza memorística y enciclopédica impregnada de los valores nacionalistas y católicos. Pero con respecto de los docentes, y como en todos los lugares y comarcas de Cantabria se ha dado, unos de ellos eran más rígidos en las formas y en los modos y otros en contraposición tenían un carácter y comportamiento más amable y condescendiente con los alumnos, siendo como es lógico estos más recordados y añorados por los vecinos del municipio.
    En cuanto a lo que se corresponde con la enseñanza primaria, a parte de las escuelas ya mencionadas, existió también en el valle, aunque ya este se encontraba ubicado en el núcleo de Alceda en la vecina Corvera de Toranzo, pero que también afecto y tuvo una repercusión importante en la vida docente del municipio de Santiurde de Toranzo el Preventorio de Alceda. En este centro y en régimen de internado, cerca de 500 alumnas recibían atención médica y asistían a clases de las materias habituales obligatorias en las que se las dispensaba una completa formación moral y religiosa. En lo referente a otro tipo de educación, es decir estudios superiores a la primera, hay que indicar que al contrario de lo que pasa en la actualidad en que la educación hasta los 16 años es obligatoria, en la segunda mitad del siglo XX, se consideraba que tras finalizar los estudios primarios, se tenían los conocimientos suficientes para desempeñarse en todos los campos de la vida, por lo que los estudios solían abandonarse al finalizar este periodo. A la llegada de la década de 1950, la educación secundaria todavía no estaba suficientemente implantada tanto en España como en Cantabria y por supuesto mucho menos ni en las comarcas interiores de Cantabria ni nuestro municipio; esta circunstancia, sin embargo, fue mejorando con el paso de los años como consecuencia del incremento de la demanda por parte de una sociedad cambiante y necesitada de avanzar hacia la modernidad. Como hemos comentado en las líneas superiores, a diferencia de lo que nos encontramos hoy en día, la mayoría de los escolares que por aquel entonces terminaban sus estudios en la escuela del pueblo daban por concluida allí su vida formativa, ya que, como se ha comentado, se consideraba que con lo aprendido allí ya iban a tener conocimientos suficientes para enfrentarse a la vida laboral que les esperaba desde ese momento, ligado sobre todo como ya hemos anunciado en repetidas ocasiones a actividades relacionadas con el sector primario y en especial con la ganadería. La llamada enseñanza media y no digamos por aquel entonces nada respecto de la enseñanza universitaria que prácticamente era inexistente, tenían por aquella época, en otro rango de circunstancias, un carácter ciertamente elitista, en base al cual tan solo los alumnos y alumnas pertenecientes a las familias más pudientes económicamente del municipio tenían la práctica posibilidad de acceder a este tipo de estudios, aparte de las condiciones económicas, otra de las premisas a las que se asistían para acceder a este tipo de estudios es que a priori lo que ocurría era que tan solo los más capacitados desde el punto de vista intelectual, eran los que finalmente tenían la oportunidad de poder tanto de aspirar como de acceder a una preparación superior tanto en un instituto como en una escuela de estudios, etc. Uno de estos centros de estudios a los que acudían los alumnos y alumnas de nuestros pueblos cuando cursaban estudios superiores a la enseñanza primaria era el Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de Santander, o el colegio de La Salle, también en la capital de la Comunidad Autónoma.
    En nuestro municipio, y para el desarrollo intelectual de nuestros vecinos más jóvenes tanto en la época a la que nos estamos refiriendo con estas palabras como en la actualidad, jugó un papel muy importante lo que en la actualidad es el Instituto de Educación Secundaria de Santa Cruz en Castañeda y que, para la época a la que nos referimos era conocido como el Instituto Laboral de Castañeda. Tanto durante los años correspondientes con la década de los 50 como con los años correspondientes con las décadas posteriores, sus instalaciones, aulas, campos y talleres fueron frecuentados por muchos alumnos naturales de este municipio, saliendo del mismo lo suficientemente preparados tanto como para afrontar estudios superiores como para probar fortuna en la búsqueda de un empleo que era lo que realmente era y sigue siendo lo más importante. Como se ha comentado con anterioridad, este instituto ha perdido la connotación e identidad que tenía como Instituto Laboral, pero, sin embargo, sigue siendo el instituto de referencia en la comarca del Pas y parte del Pisueña al que asisten todos los adolescentes desde Alceda hasta Cayón. Otros tipos de enseñanza que se llevaron a cabo durante la década central del siglo pasado en nuestro municipio incluía las clases particulares que algunos docentes titulares de las escuelas de los núcleos de población de nuestro municipio impartían fuera de las horas lectivas (que en la actualidad siguen realizándose), tanto como base de apoyo para aquellos alumnos más lentos en el aprendizaje como para aquellos interesados en prepararse para cursar estudios superiores tanto secundarios como universitarios. También y es algo que no ha cambiado en la actualidad, pero que posiblemente solo se oferte en los centros de estudios superiores a los primarios, durante esta época se realizaban clases nocturnas para los adultos de nuestro municipio, la explicación que encontrábamos para que esta iniciativa comenzase a llevarse a cabo fue el alto grado de analfabetismo (total o parcial) en las personas mayores del medio rural español en las primeras décadas del siglo XX, que presentaba unos índices muy elevados de este indicador. Por otro lado, entre las mujeres lo que era más popular, era asistir tanto a clases de costuras en casas de modistas especializadas como la asistencia a clases de mecanografía. Actualmente todos los niños y niñas del municipio acuden al mismo centro educativo en el núcleo de Villasevil.

    La sociedad y los modos de vida de la población en la década central del siglo pasado, también estaba influenciada en base al amplio rango de tradiciones tanto por su cantidad como por su variedad morfológica. En lo que hace referencia a las tradiciones populares de las que hoy aún algunas se conservan, desde esta época del siglo XX hasta las fechas actuales en las que estamos escribiendo estas líneas, predominaban por encima de las profanas las que eran de carácter religioso. Relacionados con un contenido más religioso, dentro de las tradiciones populares de nuestro municipio, una de las más representativas era la del oficio de campanero, que podría considerarse más como un cargo que como un trabajo pues estos personajes estaban al servicio de la comunidad prácticamente las 24 horas del día, al igual que podían estarlo por aquella época tanto el juez de paz, el alguacil o el médico rural; a cambio, recibía una remuneración que normalmente solía realizarse en especies. Las campanas, finalmente, en aquella época, acabaron por constituir un tipo de comunicación derivado de un lenguaje sonoro que todo el mundo entendía y sabia interpretar. Los campaneros tenían la misión de dar aviso a la población a través del repicar de las campanas no solo de cuestiones de tipo religioso, sino también de cuestiones de tipo civil en cualquier aspecto que implicase la necesidad de reunir al vecindario para tratar algún tema en concreto.
    Otras costumbres que se veían en nuestros pueblos por aquel entonces eran las recaudaciones que generalmente se hacían en maíz con motivo de la celebración de la festividad de algún santo en particular. También era costumbre en aquella época el oficio de “llorona o plañidera” que era un oficio desempeñado por las mujeres del pueblo en funerales y entierros para impregnar de un tono más triste estos actos. En contraposición a las tradiciones populares de carácter religioso, en lo que se corresponde con las de carácter pagano y de las cuales su concepción actual dista mucho de la morfología y características de las de antaño y en aquella época ya lo hacían con referencia a la pureza de las tradiciones ancestrales, aún sobrevivían por aquel entonces y aún en la actualidad continúan haciendo algunas de ellas, la práctica de las mismas por parte de nuestros pueblos y los vecinos. Hace apenas 70 años en nuestros pueblos todavía se cantaban marzas, se hacían magostas, se deshojaba en los colgadizos y se celebraba la vijanera de Bárcena (fiesta que en la actualidad este tratando de recuperarse). A la llegada de la década de los cincuenta del siglo pasado como acabamos de comentar en líneas superiores, muchas viejas tradiciones y costumbres populares habían ya desaparecido de la vida de nuestros pueblos y, las pocas que todavía continuaban celebrándose, no eran ni la cuarta parte en cuanto a su concepción de las que se celebraban en la antigüedad, haciendo por otro lado, que esas costumbres poco a poco se vieran desarraigadas por parte de la población de la sociedad actual y haciendo también descender e incluso logrando hacer desaparecer el sentimiento de pertenencia de la sociedad actual, sobre todo de los miembros más jóvenes, por esas tradiciones que prácticamente en la actualidad han alcanzado una conciencia mitológica casi leyendística por parte de los lugareños de nuestro municipio.
    Una de estas tradiciones como ya hemos avanzado en el párrafo anterior serían las Marzas, que por todos es sabido, se celebraban el último día del mes de febrero, siendo este un día en el que se recorría el pueblo por parte de los mozos cantando para llevar a cabo una recaudación con posterior merienda. Otra de las costumbres populares que se desarrollaban en nuestro municipio en la época que nos ocupa era la “deshoja”, la cual consistía en una reunión de vecinos que se juntaban para ayudarse mutuamente en las labores de deshojar las mazorcas de maíz y que hoy en día es una actividad que se desarrolla en ámbitos particulares en el interior de las viviendas. Otra de las costumbres populares a las que podríamos haber asistido si nos desplazamos en el tiempo eran las magostas, que era un acto que consistía en una reunión por parte de los pobladores más jóvenes de nuestro ayuntamiento en la que se reunían para asar castañas en el campo acompañando la degustación de las mismas con cánticos y música. Poco más se puede contar en lo referente a las tradiciones populares, pues de las que se celebraban en nuestros pueblos por aquella época solo cabría recordar la vijanera. La vijanera, se celebraba en el núcleo de Bárcena y era una de las tradiciones más pintoresca y atrayente de nuestro valle sobre todo en las décadas anteriores a la que estamos estudiando. Era una mascarada a la inversa, cuyos protagonistas eran una serie de personajes generalmente interpretados todos por el sector masculino de la población, inclusive cuando había que caricaturizar un personaje femenino. Todos estos personajes, que como ya se ha comentado, estaban interpretados por hombres disfrazados y que formaban una comparsa carnavalesca que recorría un itinerario preestablecido impuesto por la costumbre. Respecto de las demás tradiciones junto con esta han ido perdiendo importancia en nuestros pueblos, incluso algunas han llegado a desaparecer y otras desvirtuado demasiado de la celebración tradicional; la mentalidad moderna ya por esos años se afanaba en ir borrando poco a poco aquello que recordaba a otras épocas, que por cierto no eran muy lejanos. Los ancestrales ritos, usos y costumbres empezaban ya por esta época a dar paso a cosas nuevas y desconocidas y por lo tanto más atractivas, muchas de las cuales llegaban de culturas lejanas a las nuestras, como es el ejemplo de la celebración de Halloween. Por otro lado, los medios de comunicación de alcance masivo, como son especialmente la prensa escrita, la radio y por último la televisión (puesto que en esta época todavía no había proliferado su uso en el ámbito doméstico al nivel que lo conocemos en la actualidad), fueron en gran medida los responsables de estos cambios, que en cuestión de pocos años cambio para siempre la forma de vida de un país, anclada todavía en muchos aspectos en el pasado. Una de las cuestiones donde más influyeron los medios de comunicación fue en la manera de divertirse de los jóvenes del momento, pues además son los jóvenes los que asumen con más rapidez las introducciones en los cambios sobre todo tecnológicos. En esta época comenzaron a cambiarse las alpargatas por los zapatos o se hizo más patente también durante esta época el desuso de los ritmos e instrumentos musicales tradicionales (panderos, panderetas, pitos, tambores, acordeones).
    Desde otro punto de vista, pero también con respecto a su carácter como tradición, podemos incluir la realización de ciertas actividades deportivas, ya que tienen que ser consideradas más como una afición pues en ninguna de ellas ha habido practicantes de las mismas que hayan destacado a un nivel ajeno como mucho al regional y pocas veces al nacional. Por lo que hay que mencionar que el conjunto de actividades que engloban los juegos y los deportes donde también habría que incluir las actividades de caza y pesca, fueron cuestiones que siempre interesaron y continúan interesando a nuestros pobladores. En la década de 1950, tanto el fútbol como los bolos, fueron tanto en Cantabria como en el valle de Toranzo los dos deportes que gozaron, muy por encima del resto, de la simpatía popular. En lo referente a los bolos hay que destacar si importancia, pues no en vano ostenta el título de deporte “nacional” cántabro, siendo de esta manera el más popular entre los aldeanos del medio rural y sin el cual nuestros pueblos actuales no tendrían el aspecto tan particular que los caracteriza morfológicamente, puesto que en el espacio donde se práctica este deporte, es decir, el corro de bolos, formaba parte tanto del paisaje como actuaba de organizador del espacio en nuestros pueblos. Como se ha comentado con anterioridad en relación a los establecimientos que ofertaban algún tipo de servicio a los lugareños, recordábamos que en la mayoría de los bares y tabernas que conformaban nuestros núcleos de población en los alrededores de prácticamente la mayoría de ellos existía una bolera. En el valle de Toranzo por otro lado, y más concretamente en el municipio de Santiurde de Toranzo, hubo en tiempos pasados muchas boleras en “activo”, de las cuales unas de ellas eran públicas y casi siempre se encontraban ubicadas en las proximidades de las iglesias o en descampados pero nunca muy alejados de los caseríos y otras en cambio, eran privadas o particulares propiedad de las numerosas tabernas que se encontraban instaladas por nuestros pueblos. Hasta contabilizar un total de 22 boleras que existen o existieron en nuestro municipio en aquella época, de las cuales 4 se encontraban en Bárcena, 3 en Vejorís, 2 en San Martín, Acereda y Santiurde de Toranzo contribuían con una bolera cada uno, hasta 7 llego a haber en Villasevil y, finalmente, 4 llegaron a contabilizarse en el pueblo de Iruz. Por otro lado, una de las más antiguas referencias a la práctica de este deporte en nuestro municipio, se hizo, en un documento de 1837. En definitiva, el juego de los bolos era tan popular entre nuestros vecinos que incluso tenían una liga bolística organizada entre los propios pueblos de la comarca, liga que por otro lado era organizada y disputada por ellos mismos a su propia cuenta.
    El futbol por otro lado, ha sido junto a los bolos el deporte más practicado y seguido principalmente por la juventud del valle, pero no solo por ellos. Desde hace ya bastante tiempo atrás a las fechas a las que nos referimos existían en nuestros pueblos equipos organizados que participaban regularmente en competiciones tanto comarcales como regionales, siendo en el valle de Toranzo, el Ayrón de Vargas el único que ha sobrevivido al paso del tiempo. En Santiurde de Toranzo disputaban por aquel entonces partidos de fútbol el Soto Sport, La Unión Torancesa de Villasevil y el Toranzo Sport de San Martín. A parte de los deportes mencionados con anterioridad que son los que se pueden contar como los que tenían más adeptos , tanto en nuestro municipio como en el resto de la comarca se daba la existencia de otro tipo de deportes que se practicaban en nuestro municipio con una cierta asiduidad y que han ido perdido adeptos hasta nuestro días. De esta manera, las diversas modalidades de deportes merecedoras del apelativo de rural tuvieron en Toranzo, como ya se han indicado, tiempo atrás cierto predicamento, sobre todo entre la población más joven que se ganaban la vida con la ganadería. En la década de 1950, pero también en la década anterior, fueron impulsadas por las organizaciones falangistas, especialmente el frente de juventudes y las hermandades sindicales, que siempre incluían dichas pruebas en sus fiestas y celebraciones. De este modo, los concursos de siega y de cava y la corta de troncos eran las pruebas habituales de estos festivales. Por la época a la que nos estamos refiriendo, el ciclismo fue otro de los deportes minoritarios, que tanto en Toranzo como en el municipio de Santiurde de Toranzo tuvo alguna atracción, no en vano, en la década de los años cincuenta del siglo pasado, todo el valle se movía a través de este medio de transporte cuando los medios propulsados a motor no estaban todavía muy generalizados. Los juegos de mesa, especialmente la baraja española y el domino, fueron unos pasatiempos que gozaron de bastante popularidad en las décadas pasadas pero también la actualidad podemos asistir a actos de estas características. Para finalizar este apartado de actividades tradicionales que tienen más relación con las aficiones, hay que hablar de la práctica de la caza y la pesca; las suposiciones debido a la falta de información con respecto a la práctica de estas actividades nos llevan a pensar o deducir que eran unas actividades desempeñadas por un gran número de aficionados y se llevaban a cabo, como es lógico en los montes y ríos tanto del dominio jurisdiccional del ayuntamiento de Santiurde de Toranzo como en el de los municipios vecinos.
    Con anterioridad a esta época, durante apartados anteriores como el de la edad moderna y comienzos de la contemporánea y por lo tanto periodos anteriores al que ahora estamos referenciando, siempre hemos tenido en cuenta la situación política por la que atravesaba el país, pero también la situación por la que pasaban tanto la Comunidad Autónoma como los propios valles, de la que se podrá entender tanto la situación económica como social que se derivaba de la anterior. En palabras de Ramón Villegas, una obra a la que estamos referenciando en muchos aspectos del actual documento, las décadas centrales del siglo pasado son más recordadas por una situación de “no política” en vez de “política”, pues en la España de mediados del siglo XX el ejercicio de esta actividad cívica tal y como hoy en día la percibimos y conocemos y desarrollamos no existía, o por lo menos no era llevada a cabo ni en la forma ni en el modo que actualmente conocemos. Era una época esta que estaban viviendo nuestros antepasados en la que existía en España un régimen dictatorial encabezado por el general Franco, con una ideología única de carácter nacionalista ultracatólica y también un partido único, “la falange” que controlaba todo los resortes del estado y por lo tanto encontrándose presente en la totalidad de los estratos sociales de la nación, desde la clase obrera y campesina hasta las elites económicas, militares, eclesiásticas, etcétera.
    En estas economías rurales en las que como se ha indicado además jugaba una labor determinante la influencia de la iglesia, se puede indicar que esta contribuyó de forma entusiasta y decidida tanto al advenimiento como a la sustentación del nuevo orden. No hay que olvidar que tal fue la presencia de la falange en la sociedad de la postguerra que en los tiempos de su mayor esplendor uno de cada 7 cántabros estaba vinculado de alguna manera al partido. Una vez superada la década de los años 40, que se caracterizó por ser una década de depresión, autarquía, racionamiento y hambre, los años de 1950 supusieron en lo político y en lo económico también un tiempo de transición paulatina hacia el aperturismo y dulcificación del sistema , proceso que se aceleró a partir de 1957 con el comienzo del declive de la hegemonía falangista y el avance en paralelo de otras tendencias menos radicales. En el ámbito torancese y más concretamente en el de Santiurde de Toranzo se vivía la cuestión de igual manera a la que se observaba en el resto de la región y del estado, aunque si bien es verdad que la presencia de las organizaciones del movimiento fueron aquí menos activas que en otros lugares del valle como es el ejemplo de Ontaneda que fue el centro de operaciones más importante del partido en el valle. Respecto de la vida falangista en el municipio de Santiurde de Toranzo, hay que mencionar que se desarrolló en líneas generales según el guion establecido. Al ser la falange una organización socio-política muy jerarquizada, estaba al mando de ella un jefe local, que para el caso de nuestro ayuntamiento se trataba de Serafín Ruiz Miguel, quien recordemos también era el propio alcalde del ayuntamiento. El resto de los cargos públicos, los concejales y los miembros de las juntas vecinales, también tenían que ser ocupados por personas afines a la ideología nacionalsindicalista. El partido único con frecuencia ponía en escena la parafernalia particular de propaganda patriótico-religiosa. Las organizaciones del movimiento, aunque en nuestra comarca no fueron muy activas, también aparecían representadas entre nuestros habitantes y núcleos de población. La que tuvo algo más de relevancia respecto de otras que existieron por la época como la sección femenina o el Frente de Juventudes fue la Hermandad de labradores, por aquello de encontrarnos en un municipio principalmente ganadero cuya labor se centraba en la promoción del sector. Aunque, por otro lado, se ignorase quienes formaban parte del cuadro directivo local de esa identidad falangista, sospechamos que coincidían más o menos con los que tenían responsabilidades en otros ámbitos políticos y administrativos tanto dentro del ayuntamiento como de las juntas vecinales. Dentro de la administración pública, en este caso para nuestro ayuntamiento, la administración municipal, fueron tanto los ayuntamientos como las juntas vecinales las dos instituciones que mayor protagonismo antaño en la vida cotidiana de los habitantes de nuestros pueblos. Esto era así evidentemente debido a la proximidad y al arraigo histórico del autogobierno local que ambos representaron, aunque en la actualidad siguen siendo una institución de apoyo a los ciudadanos y de administración y gestión de los municipios. El papel de importancia que tenían con anterioridad para los ciudadanos ha ido desapareciendo y actualmente solo existe una mera relación de tramitaciones burocráticas entre ambas partes. Dentro de la administración pública por otra parte, el ayuntamiento o casa consistorial era y es, el edificio que albergaba las diferentes dependencias municipales necesarias para la buena administración de la ciudadanía, y como recordaremos sus instalaciones fueron considerablemente remodeladas en la década de los años 50 del siglo XX, es decir, la época que ahora tratamos.
    Además del ayuntamiento o casa consistorial, hemos mencionado ya con anterioridad que también eran de explotación municipal tanto el matadero como el mercado. Otra de las actividades en las que el ayuntamiento tenía también plenas competencias era en el campo de la sanidad. Con respeto del anterior, este servicio que se ejerce al resto de los habitantes del municipio era, como acaba de indicarse, otra cuestión en la que el ayuntamiento tenía plena competencia previo nombramiento por parte de la Jefatura Provincial de sanidad, dependiendo tanto del ayuntamiento tanto la elección del doctor como del practicante. Hay que recordar llegados a este punto que el médico rural fue por aquella época, en lo que a asistencia sanitaria se refería, no alcanzaba ni de lejos la cobertura de la que afortunadamente hoy podemos encontrar, se trataba de una persona sumamente meritoria por su trabajo y abnegación, a pesar, de las limitaciones de la época debido a la falta de centros médicos equipados, barrios que se encontraban incomunicados por carretera, escasez de medicamentos y un largo etcétera de carencias, a pesar de todo ello, este profesional de la salud se las apañaba como podía para atender a todos los necesitados de su actividad incluyendo para ello consulta en los domicilios particulares con un horario de 24 horas los 365 días del año. Por aquella época existía además también dependiente del ayuntamiento una beneficencia municipal, que no era otra cosa que un socorro económico en el sentido de que el ayuntamiento se hacía cargo de los gastos sanitarios, donde se incluían las medicinas, las estancias en los hospitales y otras atenciones médicas de las personas pobres que en los pueblos de su competencia figurasen censadas un registro especial. La corporación municipal por otra parte era la que se encargaba del poder ejecutivo de la institución. Estaba formada por lo tanto por el alcalde que también hacia las veces de presidente y los concejales, que en el caso de Santiurde de Toranzo eran un total de 9 personas. Siendo para el caso anterior, y como es lógico, el Alcalde el encargado de llevar el peso del gobierno municipal, rigiendo el ayuntamiento, si bien no podría considerarse de una manera dictatorial, si era un autoritarismo patriarcal. El alcalde era además a la vez el jefe local del movimiento o lo que era lo mismo para aquella época, el máximo velador del cumplimiento del ideario del régimen franquista, el cual básicamente se basaba en la ausencia de participación ciudadana democrática en los asuntos públicos.
    Durante el mandato del alcalde de la década de los 50 del siglo XX, que fue Serafín Ruíz Miguel, el municipio prospero considerablemente en muchos aspectos; sobre todo, como ya hemos comentado en la ejecución de obras y servicios básicos para el bienestar de la población. Para hacer un resumen de lo que se ha visto con anterioridad vamos a recordar que durante este periodo se llevo a cabo la construcción de escuelas y casas de maestros en Villasevil, Penilla, Santiurde de Toranzo y Vejorís; se reparo la principal carretera que recorría y recorre nuestro municipio y se construyeron otras nuevas; se mejoró enormemente el suministro eléctrico y las traídas de agua de los pueblos; se instaló una centralita de teléfonos en el barrio de El Soto para aprovisionar de un mejor servicio a los usuarios; se abrió una oficina de la caja de ahorros de Santander y Cantabria; y, se acometieron importantes obras y trabajos de defensa contra las crecidas del rio Pas y de los pequeños afluentes del mismo que discurren por nuestro ayuntamiento.

    Los concejales por su parte, eran personas que procedían de todos los sectores de la sociedad, habiéndolos ganaderos, comerciantes, industriales, etc. Que apenas participaban en la gestión municipal fuera de la asistencia a los plenos y la asistencia a algunos actos como los de carácter litúrgico. A pesar de todos los momentos y situaciones por las que habían pasado tanto Cantabria como España a lo largo de la historia, la administración concejil, la que tenía como ámbito de actuación un determinado pueblo o pedanía y no el conjunto del municipio, seguía siendo a mediados del siglo pasado la cara de la administración pública más cercana a los ciudadanos.
    En pleno siglo XX, todas estas entidades locales menores, pueblos o concejo, los cuales se tratan de sinónimos que vienen a significar más o menos lo mismo, aún disponían de un territorio que había que proteger perfectamente delimitado por una serie de mojones colocados a lo largo de su perímetro, los cuales, todo vecino debía de conocer y su existencia y localización exacta. Por otro parte, este concepto de la propiedad comunal, tan acusado en la personalidad de los antiguos cántabros, era con cierta frecuencia en el pasado motivo de pleito entre algunas de las aldeas que por otro lado tenían o compartían lindes. También, por otro lado estos entes del siglo anterior, disponían de un patrimonio común que había que administrar, relacionado la mayoría de los casos con la riqueza forestal. los concejos durante los años 50 y 60 del siglo pasado, además de controlar un territorio y gestionar y cuidar de un patrimonio tenían a una población a la que había que gobernar por medio de un órgano rector. Este órgano del que se habla en la frase anterior era la junta vecinal o junta administrativa de barrio, la cual por otro lado ejercía la autoridad legal en aquellos asuntos relacionados con la administración de las cosas privativas del pueblo de su jurisdicción. Juntas vecinales que eran por otro lado, heredadas de las que tan importantes fueron en la antigüedad, y las cuales estaban formadas por un presidente o alcalde de barrio además de una serie de vocales y un secretario. Durante la época a la que nos estamos refiriendo que bien sabemos ya coincide con la década central del siglo XX, es decir, el decenio que comienza en 1950, una de las prácticas comunes en nuestros pueblos fue la de explotar los recursos forestales habidos en sus montes con el fin de recaudar fondos destinados a proyectos comunitarios como eran principalmente en aquella época la traída de aguas, arreglo de caminos, reparación y construcción de escuelas y un largo etcétera de obras e infraestructuras llevadas a cabo a trabes de la salida en subasta de esos recursos. Fue el núcleo de Bárcena uno de los más activos con respecto a la cuestión comentada con anterioridad, debido quizás al tratarse del núcleo con terreno más extenso y sus habitantes, por aquellos de encontrarse en un núcleo disperso, los más necesitados de mejoras en obras y servicios que dieran alcance a todo el vecindario. Podemos indicar que al comienzo de la década estudiada por mencionar sus carencias más perentorias destacaban la indisponibilidad de luz eléctrica, agua caliente en los domicilio y no disponían tampoco de carreteras adecuadas para vehículos comunicados que pusieran en comunicación los distintos barrios de este pequeño pero disperso núcleo de población. En Acereda, por esta época se produjo también el mejoramiento de la conducción eléctrica y la comunicación vial. La junta vecinal de Villasevil se enfrento a una época en la que se produjo una colonización de buena parte del terreno común, donde la junta cedería en venta un gran número de parcelas dedicadas a la construcción de viviendas unifamiliares y en donde casi todos los terrenos fueron adjudicados con posterioridad a los hijos de los habitantes del pueblo que tenían intención de formar un hogar en el mismo lugar en que sus mayores habían desarrollado su vida, aprovechando para ello el espacio libre y desurbanizado que había en ella. A precio de 200 pesetas y la obligación de construcción en un periodo de tiempo no superior a un año. En cuanto a los otros comunales, cabe destacar la construcción de nuevas escuelas, las casas para maestros en contraposición para este núcleo de población finalmente no llegaron a materializarse. Lo que se observa de estas subastas de arbolados de los montes públicos que por otro lado eran las principales promotores de beneficios económicos para la realización de cierta obras en los diferentes núcleos de población del municipio, que lo fueron por entonces y en parte lo son ahora también, favoreciendo que con ese capital obtenido se invirtiera en el caso de Villasevil en el alumbrado público o en la reparación de las escuelas. En Iruz, por ejemplo y como conclusión a este apartado, la junta vecinal llevo a cabo la traída de aguas y en Pando y Penilla las nuevas escuelas y casas de maestro, aunque este fuese un proyecto que no se realizó hasta 1956, a pesar de ser la principal preocupación de la junta vecinal tanto durante esta década como en sus predecesoras. Realizándose las mejoras en los núcleos de población al igual que hemos visto para los casos anteriores a través de los fondos adquiridos gracias a la realización de varias subastas.
    En líneas generales, la vida de en nuestros pueblos durante los años 50 del siglo pasado, era más bien tranquila, es decir, sin demasiados sobresaltos que alteraran la vida diaria dedicada mayormente al trabajo y a las obligaciones tanto familiares como comunitarias. La vida social en el municipio durante los años centrales del siglo pasado, si no era extraordinariamente activa como lo era en el medio urbano, si era por lo menos rica en todo tipo de acontecimientos, tanto desde el punto de vista de los que tenían una connotación más lúdica como desde el punto de vista que menos connotación lúdica tenían. Contando además con lugares de diversión emplazados no demasiado lejos de casa; algo que por otro parte es impensable para una sociedad de las comunicaciones como la actual en que en pocas ocasiones se recurre a actividades de este tipo en las proximidades de los núcleos de población y se opta por desplazamientos a los localidades de mayor dimensión a grandes centros urbanos y que por lo tanto ofertan una mayor variedad de productos y servicios tanto de carácter lúdico como de carácter no lúdico. En la época que nos importa para el estudio, aspectos que tuvieron una importancia destacada en aquellos tiempos ocuparon y preocuparon a nuestros vecinos de entonces junto a los que ya se han visto con anterioridad como es el caso de las actividades económico-laborales, religiosas, educativas, etc. Estos asuntos a los cuales nos referimos en estas líneas son las inauguraciones. Las inauguraciones de las múltiples obras que se ejecutaban por aquel entonces, eran algo importantísimo para un país que intentaba salir del secular retrasos; por un lado como hemos indicado estaban las inauguraciones y por otro lado encontrábamos las fiestas de Navidad y de San Isidro Labrador, donde se ponían de manifiesto la solidaridad y el orgullo de ser campesinos respectivamente; la talla de mozos y el servicio militar; la diversión de la juventud; las iniciativas culturales como las llamadas “comedias” y , los medios de comunicación que veían, oían o leían. Eran todo lo anterior muy importantes para nuestros vecinos dentro de la monótona vida social que existía en nuestros pueblos. Las inauguraciones lo eran con arreglo a la puesta en funcionamiento de alguna carretera, construcción de escuelas y casas de maestros, traída de aguas, suministro eléctrico, etc. Todas ellas destacados logros que ayudaron a aquella sociedad en el tránsito hacia la modernidad y sus ventajas morales y materiales; sin lugar a dudas hay que destacar la década de los 50 como la época de las obras que situaron definitivamente a nuestra tierra en el siglo XX.
    En cuanto a la celebración de la navidad, aunque ya hemos tratado un poco este asunto con anterioridad, vamos a fijarnos ahora en algunas de las cuestiones que no hemos tratado todavía como es lo relativo a las campañas benéficas que los vecinos llevaban a cabo con el fin de recaudar bienes destinados a los más necesitados del municipio y de la región. La costumbre de pedir los aguinaldos por las casas del pueblo era práctica común por entonces en todo el municipio.

    Durante la festividad de San Isidro Labrador, como ya sabemos, patrono del campesino, y, y también conocemos que los trabajadores del campo han tenido en Santiurde de Toranzo una importancia especial para sus habitantes en las décadas pasadas debido a que como ya hemos explicado, todos ellos prácticamente eran ganaderos de profesión. Fechas importantes que también influían en la vida social y comunitaria de nuestras gentes en la segunda mitad del siglo pasado eran las fechas relacionadas con el proceso de reclutamiento de los hombres más jóvenes del municipio con destino al ejército. Este hecho influenciaba en los modos de vida de aquella sociedad puesto que la salida de los muchachos del hogar por un largo periodo de tiempo implicaba tanto importantes trastornos en las relaciones afectivas como en la marcha económica de la familia, ya que en las sociedades agrarias como la nuestra la fala de estos hombres significaba en muchos casos una merma considerable de la mano de obra, factor este poco menos que imprescindible para sacar adelante la economía familiar. Como no podía tratarse de otra manera, durante aquella época, fue el Ayuntamiento el ente administrativo que desempeñaba la labor de clasificar y declarar a los mozos inscritos en su jurisdicción. En otro orden de circunstancias, a la llegada de la década de 1950, la juventud del valle, ya estaba incorporada en la modernidad en cuanto a los usos y costumbres de las formas de esparcimiento y ocio, en definitiva, de diversión se refiere; al igual que en la actualidad, por esta época los jóvenes ya frecuentaban los bailes y asistían a las salas de cine cercanos, sin embargo, en la actualidad estas actividades ya no se desarrollan internamente en los núcleos rurales, pues en prácticamente ninguno existen ya no lugares de baile ni salas de cine, siendo la nota dominante en la actualidad el desplazamiento a grandes localidades para poder disfrutar de estas actividades. Por otro lado hay que indicar que los momentos de esparcimiento se limitaban casi con exclusividad a los domingos por la tarde, ni que decir tiene que cuando el periodo de recogida de la hierba estaba en su máximo apogeo allá por los meses iníciales del verano (junio-julio), las salidas eran prácticamente anuladas o se restringían a pequeños ratos. Tampoco y como es lógico, estaba bien visto el frecuentar lugares de divertimento en momentos de luto ni, en sociedades machistas como la que encontrábamos en esa época, estaba bien visto que las mujeres frecuentaran esos lugares si sus respectivos se encontraban realizando el servicio militar.
    Otra forma que tenia la juventud de pasar su tiempo libre durante la década central del siglo pasado, excluyendo ahora las dos actividades que se han citado con anterioridad, salas de baile y cine, a la par que se divertía y se distraía al resto de la comunidad, eran las representaciones teatrales, llamadas comúnmente “las comedias”. Estas eran llevadas a cabo por un grupo de jóvenes bien organizados y dirigidos siempre por alguien que más o menos ya era ducho en la materia o por lo menos con ciertos conocimientos en las artes escénicas. La España de los años 50 ya contaba con una óptima infraestructura de medios de comunicación de masas, para la época en la que nos encontramos, pues ya somos todos conocedores del salto tecnológico que hay entre aquella época y la actualidad, no olvidemos por otro lado que nos encontrábamos en una época en la que la nota predominante en la información era la censura de contenidos que no se veían adecuados respecto de las ideologías imperantes para aquella época, que hacia relativamente fácil a sus habitantes a acceder a la información, aunque como ya se acaba de comentar, esta fuera completamente controlada por los órganos competentes del movimiento, por lo que se puede afirmar dentro de ese contexto que más que como una prestación a la ciudadanía se concebían estos más bien como una herramienta de propaganda al servicio exclusivo del poder constituido, donde no cabía ninguna critica por muy leve que fuere tanto a cerca de los gobernantes en si como al modelo de sociedad impuesto por el régimen del General Franco, basado como ya hemos comentado en repetidas ocasiones en el nacionalismo desacerbado y la preponderancia del catolicismo.
    Si repasamos todos los medios que existían en aquella época, es decir, prensa, radio y televisión (la cual se caracteriza por ser la más tardía y por lo tanto solo ejerce influencia en la población a partir de los últimos años del decenio); nos encontrábamos con unos contenidos que siempre iban encaminados a la muestra hacia el interior de una España feliz que podría decirse que caminaba por la senda de la prosperidad y la justicia, gracias, como no podía ser de otra manera, al buen manejo en el gobierno de nuestros gobernantes; sin embargo, no hay que olvidar que en cierta medida sí que era así, ya que la guerra civil había finalizado hacía más de 10 años y poco a poco el país iba recuperándose de las enormes y profundas heridas que habían sido ocasionadas por las mismas consecuencias de la guerra, también desde el punto de vista económico, se aprecia una cierta mejoría que hacía pensar a la sufrida población en un futuro mejor. En definitiva, los medios de comunicación de la época reflejaban una sociedad que avanzaba bajo la férrea tutela de la dictadura, en la que la prensa escrita, la que quizás era la más intervenida por los gobernantes; una cosa parecida vemos en el caso de Cantabria ya que en el caso de nuestra provincia desde que finalizó la contienda, el bando vencedor se adueño directa o indirectamente de todos las cabeceras que para la época existían en la que es nuestra actual Comunidad Autónoma, reduciendo lo que en otros tiempos fue una oferta amplia, plural y prestigiosa a tan solo dos periódicos podría decirse al servicio de la causa y que son dos periódicos que continúan publicándose en la actualidad, siendo estos los más populares entre los consumidores de prensa escrita en nuestra Provincia, El Diario Montañés, y el Diario Alerta. Las emisoras de radio se sintonizaban a través de los rudimentarios aparatos de reproducción de ondas de radio que en aquella época existían, en nuestros hogares en la época a la que estamos haciendo referencia. Para el ayuntamiento de Santiurde de Toranzo esas emisoras eran básicamente de cobertura estatal, como Radio Nacional de España, o Radio Internacional; las emisoras de radio locales como es lógico para esta época eran pocas y se encontraban instaladas en los grandes centros urbanos, estando la anteriores supeditadas informativamente hablando a la emisora oficial del régimen, ya que tenía que emitir obligatoriamente dos veces al día un programas especifico de Radio Nacional de España. Otro asunto a parte era la televisión, sin la que en la actualidad no podríamos concebir el entretenimiento dentro de la intimidad familiar y puede que se trate además del único electrodoméstico que no falte en ninguna vivienda, en las que en ocasiones a falta de uno se pueden encontrar hasta varios de estos. Probablemente la televisión podría considerarse como el invento más trascendental desde el punto de vista socio-cultural de todo el siglo XX, y que en España vería la luz a mediados de esta época , ya que la primera cadena en emitir en la televisión, fue como es lógico, televisión Española, que fue fundada en 1952 y comenzó sus emisiones en 1956. Aunque al principio el número de televisores fuera muy escaso, pronto este electrodoméstico comenzó a colonizar todos los hogares de la nación, para convertirse sin más tardar en el signo más evidente de la prosperidad de las familias españolas; no en vano, por aquella época, la llegada del primer televisor dentro de una comarca o municipio o núcleo de población, fue tomado por aquel entonces como un acontecimiento de primer orden, quedando claramente mostrado que con tanta expectación como había por ver la televisión , aquellos que fueron pioneros en instalarlos en sus domicilios o negocios se convirtieron en los vecinos más apreciados, visitados y “utilizados” en el pueblo.
    Además, por otro lado en relación a la vida social y comunitaria de nuestros pueblos durante la década de los años cincuenta del siglo pasado, no es desconocido por nadie de los que estemos leyendo estas líneas, que desde que el ser humano ha tenido la capacidad de desplazarse en el tiempo y en el espacio a través de los medios de locomoción, llegando cómodamente tanto a lugares más cercanos como a lugares lejanos el viajar, ha sido uno de los intereses principales de los habitantes de cualquier lugar del planeta. En esta época el desarrollo de los medios de transporte incremento en nuestros vecinos la curiosidad por conocer otros territorios e incluso países diferentes al de origen, y es que el viajar por placer, o lo que hoy conocemos como la realización de actividades turísticas o de ocio y esparcimiento, siempre han sido agradablemente llevadas a cabo por cualquier persona y en cualquier parte del mundo. Cuando se produjo el momento del alto el fuego y por lo tanto se instauro la paz tras la guerra civil, unida la paz a la consiguiente estabilidad social y económica permitieron, que los lugareños de este municipio hace 70 años empezaran a organizar salidas o excursiones para visitar otros lugares de interés. En esta época los medios de transporte colectivo, como los autocares, eran y estaban dotados de mejoras con respecto a las existentes antes de la guerra, lo que además era un aliciente que animaba a los lugareños a salir de sus fronteras rurales para ampliar su campo de visión y de conocimiento del mundo. Hace medio siglo, y en parte es un fenómeno al que seguimos asistiendo en la actualidad, las excursiones que se programaban tanto en nuestro valle como en nuestro municipio, estaban organizadas por estamentos tales como la parroquia del pueblo, el maestro o la maestra, el ayuntamiento, las peñas deportivas, las asociaciones culturales, etc. Aunque por otro lado hay que indicar que los destinos de estas excursiones no eran muy extravagantes y solían corresponderse con aquellos sitios emblemáticos de la geografía regional o nacional, pero siempre de las provincias más próximas a Cantabria, por lo general eran excursiones facultativas relacionadas con aspectos de la religión, el arte, la cultura o la historia.
    Dentro de la vida social y comunitaria, era además una parte muy importante de la misma los comunicados e informaciones que hacían los corresponsales de prensa sobre las personas locales, realizadas tanto en el valle como en nuestro municipio en particular. Las informaciones eran remitidas a sus respectivos periódicos y la mayoría de ellas giraban en torno a las denominadas notas de sociedad (o lo que hoy podríamos considerar prensa rosa), que por otro lado, no eran más que notas que consistían en cortas y escuetas crónicas sobre asuntos varios como nacimientos, defunciones, amonestaciones, matrimonios, viajeros que llegaban o partían, gente enferma o convaleciente y otras de carácter similar. Esas pequeñas crónicas tenían todas en común la referencia que se hacía sobre personas de sobra conocidas. Hay que tener en consideración, que esta faceta periodística era muy habitual en tiempos de la vieja prensa escrita, pero que en las décadas centrales del siglo XX, tuvieron si cabe una mayor vigencia ya que raro era el corresponsal que no tenía en cuenta dichas noticias con el propósito final de tener algo que incluir en su cuaderno de notas. Tras el fallecimiento del General Franco en 1975 y la restauración en nuestro país de la monarquía, se abrió un periodo en el mismo de transición hacia la democracia en la que comenzaron a legalizarse partidos políticos y sindicatos, se recuperaron las libertades, se entro en un periodo de amnistía política y se promulgo la constitución en 1978. Esta transición finalizó con las elecciones generales de 1982 en las que resulto ganador el Partido Socialista Obrero Español. Cabe por otro lado, destacar de la constitución de 1978 que esta se caracteriza por la descentralización administrativa del Estado y la creación de las Comunidades Autónomas a las que se las ceden ciertas competencias y la potestad para legislar en cada una de ellas sus propias leyes.

    BIBLIOGRAFÍA

    (2022). Historia del Municipio de Santiurde de Toranzo. Recuperado el 6 de junio de 2022 de https://www.ayto-santiurde.com/wp-content/uploads/2022/10/Historia-Santiurde-de-Toranzo.pdf

    (2022). Centro de estudios Montañeses. Recuperado el día 6 de junio 2022 de https://centrodeestudiosmontaneses.com/wp-content/uploads/DOC_CEM/BIBLIOTECA/EDICION_OTROS/toranzo_historia_etnografia_1974.pdf

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