ACTIVIDAD MOLINERA
En lo que hace referencia a la actividad molinera, encontramos un auge en sus construcciones hidráulicas anteriores a la década de los años cincuenta del siglo XX, durante los siglos XVII y XVIII. Característica principal de estos molinos era que eran administrados comúnmente mediante arrendamiento, en donde las rentas que estos proporcionaban se efectuaban bien en forma de especies (más generalizado) o de manera metálica (dinero). Para el caso de Cantabria por aquella época se conocían cuatro regímenes de propiedad que afectaban a los modos de uso de los molinos, de esta manera podíamos encontrar; los molinos que se encontraban vinculados a mayorazgos (es decir los que eran heredados por el hijo mayor en una unidad familiar); los molinos que pertenecían a los vecinos (de los cuales tenían derecho a moler durante un determinado número de días al año que además se trataba de unos derechos que se podían vender o transferir por herencia); los pertenecientes a los concejos; y, los que eran particulares, es decir de propiedad privada. Teniendo constancia como se ha explicado con anterioridad de la existencia de estos molinos con anterioridad en nuestro municipio ya en la edad media, en nuestro municipio de Santiurde de Toranzo para la época que nos ocupa actualmente se da la constancia de la existencia de 4 molinos en Acereda y 1 en Penilla, aunque a mediados del siglo XIX, la mayoría de estos molinos ya había desaparecido, tenemos también la constancia de la existencia también de algunos molinos herreros, ya que los anteriores citados eran más bien harineros, en los núcleos de población de Iruz y Vejorís. Además, por otro lado, a lo largo del transcurso del caudal del rio Pas, se instalaron numerosas ferrerías caracterizadas principalmente por tener una producción bastante desigual a lo largo del tiempo. Desde una perspectiva general, estas ferrerías tuvieron un buen momento de actividad allá por los siglos XVI y XVII, es ya desde 1700 cuando fueron paulatinamente disminuyendo tanto en número como en actividad, produciéndose el hundimiento en la solicitud de los servicios que estos prestaban en el periodo comprendido entre los años centrales del siglo XVIII y los años centrales del siglo XIX. Este hundimiento no solo fue debido a las exigencias que desde las fábricas de Liérganes y la Cavada se hacía de los recursos forestales de nuestro municipio, sino a que también el eje económico de Cantabria se empezó a apoyar en la nueva vía de comunicación que representaba el corredor del Besaya. Es a fecha de 1843 en el que Madoz, ya no recoge ninguno de estos ingenios asentados sobre las riberas del rio Pas.
En el valle de Toranzo las primeras noticias que hacían referencia a la existencia de este tipo de ingenios dentro de nuestras fronteras, se remontan al siglo XV, en documentos en los que ya se menciona que en Vejorís había varias ferrerías, aunque también las había en Bárcena de Toranzo. En otro orden de cosas, y como ya se ha comentado con anterioridad la ubicación de establecimientos de aguas termales en nuestro valle también fueron elementos importantes que contribuyeron al desarrollo económico del valle, disponiendo dentro de los limites de nuestro valle de hasta un total de tres establecimientos de estas características, como ya hemos mencionado, la conexión por ferrocarril entre ellas propicio también el desarrollo económico en parte del municipio de Santiurde de Toranzo (especialmente en los pueblos que disponían de estación o apeaderos), por el que también transcurría parte del trazado de la vía. Posteriormente, y ya entrando en el siglo XX, solamente Iruz, y más concretamente el barrio de El Soto, albergaría en sus calles y plazas un número considerable de establecimientos encargados de despachar las mercaderías habituales de cada momento, quizá la explicación más lógica que explique la escasez de establecimientos dedicados al sector terciario en nuestro término municipal fuera la proximidad de núcleos vecinos de más solera comercial. Núcleos vecinos que eran por entonces y siguen siendo en la actualidad concentradores de este tipo de actividades, tales como eran el conjunto urbanístico que formaban los núcleos de Alceda y Ontaneda por un lado, y el pueblo de Puente Viesgo por otro. Ambos núcleos de población emplazados durante la época en lugares estratégicos desde el punto de vista económico, lugares tales como eran una vía de comunicación tan importante como la que comunicaba las capitales provinciales de Burgos y Cantabria, o la existencia de un foco turístico de primer orden, este factor turístico, que a día de hoy, sigue siendo el principal recurso económico de la población del valle, y que en la época de los años cincuenta del siglo XX, serian los establecimientos balnearios. Analizando ahora individualmente cada uno de los núcleos de población de nuestro municipio, empezaremos por indicar que el núcleo de Bárcena, durante la década central del siglo pasado puede llegar a considerarse como el núcleo de población que dio el mayor número de personas comerciantes por metro cuadrado. La rama comercial en la que estaban especializados los moradores y moradoras de este pequeño núcleo de población era el de los vendedores ambulantes de mercancías, al símil de sus vecinos pasiegos, sobre todo especializados en la venta de helados y barquillos, pero también se dedicaban a la venta ambulante tanto de castañas como de frutas varias.
En lo referente a los establecimientos comerciales que se podían encontrar en este municipio durante esta época, encontramos que existía una panadería, y ya desde el punto de la vista de la hostelería o sea tiendas que actuaban a la vez de tiendas y bares, tabernas, etc. Encontramos en núcleo de Bárcena un total de 2 establecimientos que llevaban a cabo este tipo de funciones. En lo referente a otro tipo de profesionales que eran naturales de este núcleo de población de haber vivido en aquella época podíamos haber podido asistir al veterinario, a la curandera o haber visto al lechero “Sindo”, que también disponía de un pequeño negocio de quesos y mantecas. En el núcleo de población de Vejorís en la época que estamos caracterizando existía un molino, una granja de gallinas en las inmediaciones del mismo (propietario de ambos lugares también construyó una pequeña quesería que paso a actuar con posteriormente al cierre de la anterior como recogedor de leche y vendedor de la misma a la industria láctea). Existía además en el núcleo de Vejorís una serrería que se puede incluir también dentro del sector primario, puesto que aparejada no llevaba un gran entramado ni desde el punto de vista comercial ni desde el punto de vista industrial. En este núcleo también había al igual que en el caso de Bárcena un total de 2 tabernas, en la mayoría de las ocasiones, a modo de referencia, las tabernas y bares del municipio disponían además anexos a las mismas de instalaciones como eran los corros de bolos. En otro orden de circunstancias, era Vejorís, en los años centrales del siglo pasado, un pueblo de trabajadores más o menos profesionalizados en tareas relacionadas con la ganadería o la agricultura (los antecesores de los tractoristas). Otro de los oficios que estaba relacionado con las labores en el campo era el de segador ocasional. Pero, en este pueblo al igual que en muchos de nuestro municipio, también existían personas dedicadas al comercio ambulante así como también había una persona dedicada a recoger la leche que posteriormente sería vendida a la industria láctea (que como bien se sabe dentro de las fronteras de nuestro municipio, principalmente iría a parar a alguna de las tres industrias que tenían el monopolio en el municipio, a saber la fábrica de la Nestlé o “suizo”, la cooperativa lechera “SAM” o la más próxima pero menos importante “El Buen Pastor”).
En el núcleo de San Martin, al igual que en los casos anteriores, los comercios que actuaban como centros principales de receptores de clientes, eran las tiendas-tabernas, en el caso de San Martin había para la época que estamos analizando un total de 2 una de las cuales contaba con una bolera, al igual que como hemos visto con anterioridad ocurría en muchos establecimientos de estas características en nuestro municipio. Entre los profesionales que podíamos encontrar en este pequeño núcleo, se encontraba un zapatero, que a la vez que era zapatero también era carpintero y herrero, y nos encontramos en un núcleo en el que también existía una fragua. Además dentro del campo de profesionales podemos indicar que se daba también en este núcleo la existencia de un médico rural. Había por otro lado carreteros y serrones. Incluso el apeadero del ferrocarril que aun existe en la actualidad fue construido por medio de iniciativa privada de los propios vecinos del pueblo que deseaban su propio apeadero y encargado a un particular del propio pueblo, la construcción de este apeadero ya fue muy posterior a la llegada del ferrocarril al municipio, pues es obra de los años 60. Joaquín Abascal era el encargado de las instalaciones de la traída de aguas de la ciudad de Santander en “La Molina”. Había además en este municipio un puesto de recogida de leche y había otra pequeña industria quesera cuyos propietarios eran los mismos que con posterioridad fundaron “El Buen Pastor”, había además aparte de esta una pequeña fábrica de quesos aunque es de época anterior a los años 50. En el núcleo de población de Acereda, en la década de los años 50 del siglo pasado existía un molino, aparte del molinero y dentro del ámbito de los profesionales existían un serrón y un cartero. Además de un recogedor de leche, un carpintero, un repartidor de pan y un segador. La capital del municipio, que como bien se sabe en el caso de nuestro ayuntamiento es Santiurde de Toranzo, a pesar por el contrario de ostentar el titulo de capital municipal, no era la localidad en la que se encontraban una gran mayoría de actividades características del sector terciario, es decir de los servicios.
Existía un molino, y también se monto en los primeros años de la década una carpintería y serrería. Respecto del propio ayuntamiento de Santiurde, había un bar y una bar y taberna con bolera, instalada junto a la casa consistorial. Dentro del apartado que caracteriza a los profesionales que podían encontrarse en nuestros límites administrativos municipales para la época que estamos referenciando, es decir, la década central del siglo XX, encontramos un empresario que tenía una “empresa”, dedicada al servicio público de sementales bovinos; un “matador” de cerdos, un herrador, un barbero, carpinteros, canteros, cudoneros y otra gran multitud de actividades relacionadas con el mundo de la construcción. Funcionaba además en la época que estamos caracterizando, una rudimentaria fábrica de lejía y por aquel entonces, la leche se recogía en el bar para la fábrica de el Buen Pastor y había un recogedor que hacia su labor para la fábrica de la Nestlé en La Penilla de Cayón. En el núcleo de Villasevil y una vez abandonado el de Santiurde de Toranzo, el primer edificio comercial que se encontraba era la estación de ferrocarril. Había además un total de tres tiendas/taberna, las cuales algunas de las mismas disponían de bolera propia. En el campo de los profesionales, para el caso de este ayuntamiento, vamos a encontrar al igual que en el caso del núcleo anterior, ya que eran profesionales que proliferaban en gran medida sobre estos lares; contratistas, canteros, cudoneros, albañiles o carpinteros. Había recogedores de leche tanto de la Nestlé como de la SAM.
Dentro del ámbito de los profesionales, existían en el núcleo de Villasevil para la época a la que nos estamos refiriendo, había en la localidad, un practicante, contratantes de ganado (tratantes que seguramente tuvieron una gran influencia en la existencia de las prestigiosas ferias de año que se celebraban en Villasevil en torno al cagigal de la venta). Como se ha visto con anterioridad, Villasevil era el núcleo de población donde se realizaban anualmente importantes ferias anuales ganaderas en el pasado, meras exhibiciones en la actualidad, pero estas ferias que gozaron de gran prestigio con anterioridad, durante los días en que se celebraba la feria, tanto en el ferial como en los pueblos próximos a Villasevil e Iruz, se daba una gran afluencia de ganaderos, tratantes, comerciantes ambulantes de distintos productos y curiosos en general que aportaban a las tabernas y otros establecimientos de los alrededores unas grandes oportunidades de negocio, pudiéndose afirmar que durante los días en que duraban las ferias realizaban su “agosto” particular. Además, dentro del núcleo de Villasevil, encontramos en esta época, una tienda que se asemejaría a una de las mercerías que conocemos en la actualidad, pues aprovisionaba a sus clientes de ropas, hilos y bisutería, y existía además otro establecimiento comercial que hacía las veces de panadería. Iruz, y en particular el barrio del El Soto, era en esta época de la que estamos hablando la capital económica de una parte importante del municipio, por no decir de la totalidad del mismo, como también era una parte importante dentro del aspecto económico para el conjunto del valle. Era importante para el conjunto municipal, pues aparte de ser el núcleo de población en el cual se instalaba el mercado semanal era el lugar en el que se encontraba la estación de ferrocarril; ya sabemos que las otras dos edificaciones que se encontraban en el ayuntamiento con respecto al ferrocarril eran apeaderos. Esta estación de ferrocarril además actuaba como el domicilio y base de operaciones de bastantes profesionales y una amplia lista de establecimientos.
En lo que hace referencia a las características del mercado de El Soto, hay que indicar que su día de celebración era el domingo, y se ubicaba en las inmediaciones de la plaza del actual monasterio del El Soto. La explotación de dicho mercado se sacaba a subasta pública todos los años. Aprovechándose de la situación de la cercanía de la ubicación de la estación del ferrocarril que realizaba la línea entre El Astillero y Ontaneda, se garantizaba durante todo el año la presencia en sus instalaciones tanto de los vendedores como de los compradores. Durante la década de los años 50 del siglo XX el antiguo mercado del El Soto había empezado a decaer considerablemente aunque todavía podían contemplarse atisbos de su aspecto tradicional y éxito con el que había contado anteriormente a esta década. Por estas fechas y entorno a la plaza, también se podían encontrar otro tipo de establecimientos comerciales como una carnicería, una tienda tipo mercería, una tienda de comestibles, una barbería y alguna que otra taberna y tienda de comestibles y ultramarinos. Una de las tabernas anteriores además disponía de bolera y realizó el banquete de alguna boda. También existía para esta fecha en esta localidad de nuestro municipio una tienda hoy considerada como “cadena100”. El matadero municipal, que como se verá con posteridad, fue también propiedad del ayuntamiento al igual que el mercado, también se encontraba en esta localidad. Núcleo de población donde además podíamos encontrar una edificación que hacía las veces de sala de cine, en cuyas proximidades también se encontraba instalada una peluquería. Existían en el núcleo de El Soto, gran cantidad de Tabernas, algunas de las cuales como era nota predominante en nuestro ayuntamiento, provistas de boleras privadas; por estos lares por la época que estamos referenciando existían la taberna de Eladio Martínez y la de Pedro Vargas. Además existía una serrería. Dentro del campo de los profesionales para la época analizada, había en esta localidad de nuestro ayuntamiento un tratante de ganados, que como ya se ha visto era una profesión muy habitual entre los vecinos de nuestro ayuntamiento; un conductor de autobús que ponía a disposición de nuestros vecinos una línea que conectaba con principales ciudades de nuestra región dos veces al día; un zapatero; un herrador que trabajaba desde una instalación en la que con anterioridad una heladería que hacia veces de quesería, etc. Por otro lado Eladio Martínez, propietario como vimos con anterioridad de una taberna en el núcleo de población de El Soto, abrió un nuevo bar en el que se instalo además la primera cafetera eléctrica de uso hostelero de la comarca y uno de los primeros televisores que se vieron en nuestros pueblos en la época que estamos referenciando, adosado a este nuevo establecimiento existía un “corro” de bolos y cercano al anterior se construyó el campo de fútbol. Muy cerca tanto del cine que mencionábamos con anterioridad como de la taberna, se estableció un almacén de piensos, materiales de construcción y carbón, que aún persiste en la actualidad.
Por otro lado, volviendo al apartado de los profesionales que habitaban nuestros pueblos en esta época, en la estación del tren vivía una modista, que era esposa del jefe de estación y al lado de la estación de ferrocarril, se encontraba el almacén en el cual se almacenaba la leche que posteriormente seria recogida por la Nestlé. También una pescadera se desplazaba con asiduidad desde la capital provincial hasta nuestro municipio para vender sus productos. Recordando más establecimientos comerciales de los que podíamos encontrar en nuestro ayuntamiento en esta época, en el caso de El Soto y en las cercanías de la estación existía un mueblería, donde también hubo con anterioridad una forja. Este núcleo de población tan provisto de servicios para la población disponía también de una farmacia, donde también tenía consulta el médico. El municipal consultaba y vivía enfrente del anterior. Cercana a la farmacia se estableció también una carnicería y se abrió muy cerca de la anterior también allá por el año 1958 la primera caja de ahorros que apareció en nuestro municipio. Próxima a esta oficina de la caja de ahorros de Santander y Cantabria , siguiendo la carretera, si retornásemos en el pasado, encontraríamos una taberna y frutería, adquirida con posteridad por el relojero que compaginaba ambas actividades en el lugar donde con anterioridad lo que existía era una barbería, dentro de los profesionales hay que indicar que el barbero que trabaja en esta barbería también se desplazaba con sus bártulos al resto del municipio para realizar su oficio y prestar sus servicios, próximos se encontraban el bar, con venta de ultramarinos y carbón y el almacén de piensos al que ya hemos hecho referencia con anterioridad y que era propiedad de Agustín Martínez, dónde con posteridad se instaló la centralita telefónica. Próximo a este establecimiento se encontraba el molino de Iruz, que a su vez disponía de un taller con fragua. En este núcleo de población tan bien dotado de servicios para satisfacer las variopintas necesidades de la población, había también una plantación de lúpulo, planta que se dedica a la fabricación de cerveza, y no hay que olvidar, el puesto de recogida de la leche de leche que la cooperativa lechera SAM disponía en esta localidad y que se encontraba ubicada en el barrio de Puente Prao.
En el barrio de la Venta, también existía una taberna y venta de comestibles a la cual estaba adosada la bolera (que como ya se ha visto era una nota predominante en nuestros pueblos en la década de los cincuenta del siglo XX, que las tabernas y bares llevaran prácticamente anexos a los mismos los tradicionales corros de bolos).
En este barrio que estamos caracterizando además de esta taberna y tienda de venta de comestibles existió también una panadería. Volviendo a identificar los profesionales que por aquella época íbamos a encontrar en esta localidad, aparte del barbero, existían el tratante de ganados, carreteros, churreros, serrones, médicos y panaderos. En la unidad poblacional que forman las localidades de Cueva, Pando y Penilla, en los dos primeros cabe destacar que no se tiene constancia de la existencia de comercio alguno durante la década de los años 50 del siglo XX, pero tampoco en las décadas inminentemente anteriores ni posteriores, en cierta medida debido a que los vecinos de estos barrios o pequeños pueblos se aprovisionaban de todo los servicios necesarios para su vida cotidiana en el cercano núcleo de Iruz, que como ya hemos analizado no carecía de ningún tipo de servicio. En el pueblo de Pando, más avanzado el siglo si acabó instalándose una taberna con su respectiva bolera. Al no estar dotados de edificios que actuasen como establecimientos dispensadores de servicios, lo que si que encontramos en estos núcleos de población es una abundancia de profesionales como lo fueron los carreteros, recogedor de leche, repartidor de pan, tratante de ganados o barquilleros. Respecto del núcleo de población de Penilla, podemos indicar que se daba la existencia de un calero que fue el que con posteridad dio lugar a la empresa Fernández Rosillo y CIA, una de las empresas punturas de la construcción en la actualidad en la Comunidad de Cantabria. En este núcleo hubo además molinos y por lo tanto molineros, al igual que cudoneros y canteros.
Lo que realmente fue innegable durante los años centrales del siglo pasado fue el mejoramiento al que asistimos en el municipio tanto desde el punto de vista de las obras públicas como desde el punto de vista del transporte, mejoras en el transporte del que como hemos visto ya hemos hablado en apartados anteriores y por lo tanto a partir de estas líneas nos centraremos ahora en el desarrollo en el municipio de las obras públicas de diferente índole. Haciendo una pequeña mención al mejoramiento de las infraestructuras viarias, hay que reconocer que fue durante la década de los años 50 no fueron solo fruto de la paulatina modernización que poco a poco no solo iba alcanzando a Cantabria, lo que hacía que principalmente ese factor fuera el que tuviera mayor influencia sobre nuestro municipio, si no que se trataban de mejoras paulatinas que poco a poco iban transformando a la totalidad del Estado.
Debido por otro lado, a esta paulatina modernización, a la que poco a poco estábamos asistiendo los pobladores de este territorio en la época a la que estamos haciendo referencia, el transporte se vio favorecido en todos los aspectos al empezar a contar desde ahora con mejores carreteras, puentes y, especialmente, mejores medios de locomoción al estar ya plenamente desarrollado y difundida la propulsión motorizada. Es cierto que de las mejoras en los medios de transporte ya hemos hablado con anterioridad, por lo que en este punto nos acercaremos a investigar cuales son las mejoras en las infraestructuras públicas que se llevaron a cabo durante los años centrales del siglo pasado y de los cuales en la actualidad ya nos distan más de 60 años. Es un ejemplo notorio de lo anterior, que las vías de comunicación que en la actualidad recorren nuestro municipio no son más que vías mejoradas de las que se llevaron a cabo durante ese periodo de tiempo y que en cuanto a fisionomía no han supuesto grandes cambios, recordando que tampoco se han construido nuevos viales desde entonces como ha ocurrido en otras comarcas de la región en los que las viejas carreteras autonómicas han quedado desfasadas por culpa de las vías rápidas. Mejoras realizadas por aquella época en las infraestructuras públicas, las cuales algunos de los que leemos estas páginas en la actualidad apenas reconoceríamos ninguna de ellos en edificios que ya se encuentran más renovados, cambiaron de actividad, o quedaron en desuso. En el valle de Toranzo, y centrándonos como venimos haciendo durante todo este trabajo en el ayuntamiento o municipio de Santiurde de Toranzo, las obras públicas llevadas a cabo durante la segunda mitad del siglo pasado por las distintas administraciones fueron importantes desde cualquier punto de vista del que se quiera analizar, siendo algunas de las mismas, de vital importancia para el desarrollo económico y social de los pueblos pertenecientes a sus límites administrativos, como podrían ser un buen ejemplo de los anteriores las carreteras que se construyeron por todo el municipio durante esta época, así como las defensas sobre el río Pas, la electrificación, la telefonía rural, y un largo etcétera.
Por ejemplo durante esta época asistimos a la dotación de alumbrado eléctrico y de traída de aguas al núcleo de Bárcena, la traída de aguas en esta época también llego hasta Vejorís. En la localidad de Acereda, se construyeron tanto el alumbrado público como la carretera de acceso a la localidad. En Santiurde se llevaron a cabo obras de construcción de viviendas para maestros, secretario del ayuntamiento, construcción o remodelación de la casa consistorial con sus anejos, construcción de un complejo escolar y de la traída de aguas hasta la localidad. Hasta 1957 se había instalado en el pueblo de Iruz el teléfono público y se construyó una escuela unitaria para niñas. También se llevo a cabo en el conjunto de Pando-Penilla la construcción de un grupo escolar con las correspondientes viviendas para los maestros. Como se ha podido comprobar en las líneas anteriores, en todos los pueblos que integran el municipio durante este periodo de tiempo se llevaron a cabo obras públicas de reparación de los templos parroquiales y se levantaron defensas a los largo del transcurrir del rio Pas para evitar las inundaciones. Durante la época que estamos analizando que como ya hemos mencionado en repetidas ocasiones, es la segunda década del siglo pasado, en una entrevista realiza al que por aquel momento era el Alcalde del Ayuntamiento, Don Serafín Ruiz, este hacia petición a su vez de la necesidad de la instalación de algunas o varias industrias que emplearan cerca de 600 trabajadores, pues indicaba en esas palabras de la entrevista que de los 2600 habitantes que había hacía la fecha en el municipio (apenas 1500 en la actualidad) la práctica totalidad se dedicaba a actividades agrícolas y/o ganaderas. En esa entrevista también preferiblemente solicitaba que se tratase de alguna industria láctea para aprovechar la mejor especialización de las gentes del municipio en ese sector. Ofreciendo para ello incluso terrenos gratuitos para atraer a esas industrias a instalarse en el término municipal. Era demandada también por el alcalde la mejora de la carretera que unía la capital municipal con el núcleo de Borleña y por lo tanto con el vecino municipio de Corvera de Toranzo. Otra de las peticiones que realizaba el Alcalde, puesto que esta entrevista apareció en uno de los periódicos regionales más importantes de la provincia, la construcción de un complejo o grupo escolar en la localidad de Bárcena para desdoblar el grupo escolar que existía en dos unitarios. Aparejado a la petición anterior iba la solicitud para la construcción de viviendas para los maestros en las localidades de Villasevil y Vejorís y que la línea de teléfono llegase desde el núcleo en el que se encontraba instalada la centralita que era El Soto y el núcleo que actuaba como capital municipal, es decir, Santiurde de Toranzo. También era deseo del alcalde de Santiurde para las fechas a las que nos estamos refiriendo el arreglo del acueducto que con anterioridad se había construido en las inmediaciones de la localidad e Villasevil con la de Santiurde de Toranzo próximo a la vías férreas para transportar el agua desde las captaciones de la molina hacia la ciudad de Santander, ya que por aquella época indicaba el alcalde que existían múltiples fracturas en la fisionomía y el vertido de agua del mismo las cuales perjudicaban a las praderas y tierras de labor ubicadas en las proximidades del mismo.
Otra vertiente de obras públicas que tuvieron una considerable actividad en la década de 1950 fue la ampliación, reparación y nueva construcción de inmuebles de uso público, caso de las escuelas, viviendas para los maestros, o las propias que se llevaron a cabo en la casa consistorial. Todas las anteriores, que como es lógico por otra parte, eran la base para el consiguiente desarrollo tanto educativo como administrativo del municipio. De propiedad municipal eran también como se ha comentado en párrafos anteriores, el mercado y el matadero y durante estos años en los que nos estamos centrando también fueron sometidos a un lavado de cara tanto por obras de renovación como por obras de mantenimiento. Otras edificaciones públicas que se vieron afectadas por reformas en unos casos o que fueron de nueva construcción en otros fueron tanto las escuelas como las edificaciones que a modo de vivienda fueron ocupadas por los correspondientes maestros. Villasevil 1950, Santiurde de Toranzo 1950, Vejorís 1959, Pando y Penilla 1953. Durante esta época, también llegó hasta nuestro municipio, uno de los ingenios en las comunicaciones más emblemáticos para el desarrollo del hombre moderno, el teléfono. En la época que estamos analizando era muy precario todavía en nuestro municipio ya que tenía un uso muy reducido, pero no solo en nuestro municipio sino en todo el valle, el motivo de lo anterior era la escasa red que estaba montada y de la limita infraestructura auxiliar con la que se contaba. No siendo hasta 1955 el momento en el que se plantea la ampliación seria de este tipo de infraestructura que a la par es un servicio actualmente imprescindible para los ciudadanos.
Otro servicio básico que se vio considerablemente mejorado en la época que estamos estudiando y favoreció la modernidad económica y social del pasado siglo XX fue, la electricidad. Durante la década central del siglo pasado tuvo esta infraestructura un empuje bastante destacado en cuanto a su despliegue por todos los pueblos se refiere, contrastando de esta manera con la década pasada momento en el que la infraestructura eléctrica se encontraba en una situación de escaso desarrollo y difusión. Aunque durante esta época se produjera un importante fomento del desarrollo de la infraestructura eléctrica, no hay que olvidar que todavía en los primeros años de este periodo quedaban aun muy patentes las limitaciones en el fluido, las cuales eran conocidas en toda la comarca. A pesar también de las obras de mejora del tendido eléctrico y electrificación que se estaban desarrollando en el municipio, al finalizar el decenio, en lo que hace referencia al servicio eléctrico hay que indicar que todavía se encontraba en algunos pueblos en estado muy precario, casi propios de un país en vías de desarrollo. Las traídas de agua hacia los núcleos de población, fueron otras obras que proliferaron en gran medida durante esta época por parte de las administraciones locales.
Además de las obras anteriormente referenciadas, y relativas a las defensas en el rio Pas para prevenir el impacto de las crecidas y consecuentes avenidas e inundaciones, construcción, mejora y renovación del vial, edificios públicos e infraestructuras necesarias tanto para dotar del servicio de teléfono como de electricidad a los vecinos de estos núcleos, se realizaron en el municipio de Santiurde de Toranzo en la época analizada una larga lista de obras y reformas de distinto tipo que afectaron tanto de manera directa como de manera indirecta a sus habitantes, mejorando, de una forma clara y evidente tanto las condiciones de bienestar como de calidad de vida de nuestros vecinos. Llevadas estas obras a cabo bien por iniciativas directas o bien propuestas por los concejos o por el contrario eran propuestas por la administración tanto municipal como provincial. Este tipo de obras fueron unas obras que siempre tuvieron una buena acogida por parte de todos los vecinos, aunque no faltaron nunca los pleitos y discusiones por desacuerdos entre las partes implicadas en la realización de esas obras. Dentro de estas obras comunales de las que hablamos a continuación se encontraban las traídas de aguas como las más frecuentes, que al igual que muchas de las infraestructuras públicas que encontrábamos en la época, pervivían obsoletas y anticuadas en la mayoría de los núcleos de población. Sabemos, por otro lado, que este tipo de obras en la época que estamos estudiando, consiguieron llevarse a cabo en la mayoría de los núcleos de población del ayuntamiento, a saber: Bárcena, Acerada, Iruz, San Martín y Villasevil. Otras obras públicas de las que llegaron a buen puerto durante la década central del siglo pasado fueron las prestaciones que se llevaron a cabo en los caminos rurales, el adecentamiento de los puentes y pontonetas que hacían sus servicios a las mieses y otras actividades e iniciativas de carácter colectivo también fueron llevadas a cabo en este tiempo, y, eran muy comunes por aquel entonces, en la vida no solo de los pueblos de nuestro municipio, sino de toda la provincia en general. Muy importante para el desarrollo social de nuestro municipio fue la evolución que se dio desde el punto de vista de las relaciones sociales durante la década central del siglo XX, pues también es muy interesante conocer en base a las tradiciones y relaciones sociales que se daban durante aquella época como han evolucionado hasta la actualidad, donde se ven que algunas de esas tradiciones perduran y otras han quedado relegadas a segundos planos e incluso han desaparecido. La manera de relacionarse en el pasado con respecto de la sociedad ha cambiado considerablemente, en gran medida derivado de la importante evolución de las comunicaciones especialmente internet y la proliferación de los teléfonos móviles. Donde ahora los encuentros entre personas se realizan más a través de actos virtuales que presenciales. Durante la época en la que nos centramos eran las fiestas y las romerías los lugares donde al concentrarse una mayor cantidad de ciudadanos más se favorecía el desarrollo de estas actividades. Es por esto y que derivado de lo anterior, se puede afirmar que las fiestas patronales por un lado, eran uno de los acontecimientos anuales más esperados por parte de los lugareños, pero no solo eran los acontecimientos más esperados por los más jóvenes sino que lo era de igual manera para todos los residentes y vecinos. Este tipo de celebraciones, las fiestas patronales, sobre todo eran fiestas celebradas por motivo de conmemoración del día dedicado a algún santo, santa o virgen, o lo que es lo mismo, muchas de estas celebraciones estaban apoyadas bajo un claro carácter religioso y por lo tanto de la iglesia, no obstante, ya hemos hablado del poder influenciador que tenia la iglesia sobre la sociedad predominante hacia 1950. El motivo de celebración de estas fiestas patronales arropados y apoyados como ya se ha mencionado bajo la tutela de la iglesia era motivo por otro lado, más que justificado, por parte de los campesinos que los había en el municipio y no en vano eran el sector de actividad predominante en la década de los 50 y que por otro lado constituían el grueso de habitantes en aquella sociedad, de tomarse un día libre o de descanso de las labores del campo y poder disfrutar de la celebración.
Por otro lado es muy importante reseñar y por lo tanto no se puede obviar, que in aspecto que tenían las fiestas y romerías al margen del de celebración y culto de las hazañas de alguna santidad, era la capacidad de ordenar el territorio durante un corto espacio de tiempo, y nos estamos refiriendo en estas líneas a a la gran concentración de actividades comerciales que se podían llegar a desarrollar junto a estas celebraciones; pues, además de las actividades que se desarrollaban con un claro carácter eclesiástico también se llevaban a cabo actividades profanas desde el punto de vista de la iglesia, es decir, actividades que estaban al margen de la espiritualidad y que tenían un claro carácter civil. Se desarrollaban gran número de actividades relacionadas a la celebración de las fiestas patronales, en el caso del acondicionamiento de las iglesias para la celebración de los actos litúrgicos eran, las prioras de las mismas, las encargadas de limpiar y acondicionar el templo. En lo referente, por otro lado, para las actividades que ya poco o nada tenían que ver con el dominio eclesiástico, se creaba una comisión de fiestas que normalmente estaba compuesta por los lugareños más jóvenes que eran los mismos encargados de conseguir y contratar todos los aspectos relacionados con la celebración de la “fiesta profana”. Era esta comisión la encargada de conseguir la orquesta, montar el templete o escenario para los músicos e incluso eran los encargados de hablar con los industriales hosteleros que iban a poner el puesto en el recinto de baile, incluso, en ocasiones, era la propia comisión la que se encargaba de montar el bar para generar más ingresos con los que poder hacer frente a los gastos que se generaban con motivo de la celebración. Gastos imprescindibles en estos tipos de celebraciones eran también los cohetes, voladores y fuegos artificiales y su compra era todo un ejercicio de responsabilidad para la persona que resultaba encargada de esta labor. En lo que hacía referencia al puesto de bebidas (es decir el bar) de las fiestas patronales, como era el claro ejemplo de las ferias ganaderas que se celebraban en la localidad de Villasevil y las romerías que también se celebraban apoyadas en esa festividad, correspondía al propio ayuntamiento de Santiurde de Toranzo, la facultad de conceder los permisos para su instalación, siendo una persona particular, la encargada del cobro de los árbitros a estos feriantes, industriales y comerciantes, servicio que se ejercía, tras haber concurrido y ganado una subasta. Por ejemplo para el año 1950 el precio de partida para la instalación de algún puesto público o feria era de 1500 pesetas (9,01 euros de los actuales).
Como se puede adivinar, la celebración de las fiestas patronales tenían tres escenarios de actuación principales, claro está que el más importante eran la iglesia y su entorno donde se llevaban a cabo tanto los ritos eclesiásticos como las celebraciones profanas, pero, había un tercer escenario de actuación importante, y ese era el ambiente doméstico. En lo que hace referencia a la celebración de las fiestas patronales dentro del ámbito doméstico, eran las amas de casa, las encargada de realizar todo el surtido de labores que llevaba aparejada la celebración de estos actos; por ejemplo, se encargaban de preparar la comida (menús en los que en muy pocas ocasiones faltaba el arroz con pollo que podría denominarse como el plato tradicional) y acondicionar la ropa para la ocasión (hay que indicar que la celebración de las fiestas patronales era la escusa perfecta para sacar los mejores atuendos del armario e incluso estrenar alguna prenda nueva). Todo lo anterior era debido a que era una de las pocas ocasiones en las que toda la familia aprovechaba para reunirse y las mujeres tenían que hacer la labor de buenas anfitrionas. A pesar de los preparativos previos a la celebración de la fiesta que solían realizarse dentro del ámbito familiar, normalmente, en el día de la fiesta, los actos comenzaban con la celebración de la misa mayor en torno a las doce del mediodía, acto litúrgico al que seguía una procesión por los alrededores del núcleo de población en el que se celebraba la festividad y una vez terminada la parte religiosa matinal era el momento en el que comenzaba la fiesta profana. Fiestas patronales las cuales con anterioridad siempre habían estado amenizadas a través de músicos tradicionales tocando el pito y el tambor que fueron poco a poco viéndose relegados a partir de la segunda mitad de la década anterior a la estudio por las orquestas modernas, en las cuales, la batería, el acordeón y el saxofón eran los instrumentos habituales. En muchas ocasiones, debido tanto al reducido número de oponentes como al escaso instrumental que portaban, dichas orquestas no precisaban de mucho espacio para tocar, siendo por entonces en esta época y muy poco en comparación con los espacios que solicitan las orquestas modernas, siendo en esta época suficiente con la colocación o instalación de la misma en un templete o escenario sencillo, que incluso en ocasiones no existía.
Las romerías montañesas por su parte y en contraposición con lo que se ha visto con anterioridad, no eran tal sin no había puestos de bebidas con sus correspondientes sillas y mesas, donde aparte de tomarse un refrigerio los romeros y degustar una rueda de churros no podían faltar tampoco en estas romerías en las proximidades de los puestos de bebidas, los puestos ambulantes tanto de venta de rosquillas como de avellanas o de dulces varios que no obstante todavía continuamos viendo en la actualidad. En realidad en la actual el concepto base a la hora de celebrar una fiesta o romería en un núcleo de población no dista mucho en realidad de cómo se ejecutaban hace 60 años, bien es cierto que si se han mostrado ciertos cambios estructurales en su fisionomía donde cada vez el culto eclesiástico tiene menos importantes y con respecto al profano cada vez son menos concurridas (sobre todo por parte de la juventud que con anterioridad eran los encargados como se ha visto de organizarlas casi por completo). Durante esta época un tipo de profesional que también aparecía en todas las celebraciones de esta índole era el fotógrafo ambulante. En cuanto a las fiestas que se celebraban en el municipio de Santiurde de Toranzo a partir de la segunda mitad del siglo pasado (1950 en adelante) destacaban dentro de nuestros límites municipales las que a continuación se enumeran: -Bárcena: San Lorenzo el 10 de Agosto; todos los Santos (1 de Noviembre); Las Candelas (2 Febrero) y San Esteban (26 Diciembre). – Vejorís: San Joaquín (Domingo siguiente a la celebración de Nuestra Señora en Agosto, por lo que no tenía una fecha específica) y Santo Tomás (21 Diciembre). – San Martín: El Carmen (16 Julio). – Acereda: Nuestra Señora de la Asunción (15 de Agosto). – Santiurde de Toranzo: San Jorge (23 Abril), San Isidro se celebraba el 15 de Marzo y era una festividad con un fuerte componente civil y, aunque la celebración giraba en torno al santo madrileño patrono de los labradores, la fiesta en si tenía y aún mantiene como protagonistas a los campesinos del municipio, que en la segunda mitad del siglo pasado estaban organizados en lo que por entonces era la hermandad de labradores y ganaderos; finalmente, Santa Ana se celebraba el 26 de Julio. -Villasevil: San Marcos (25 Abril), San Roque (16 Agosto), San Agustín (28 Agosto), Santa Teresa (15 Octubre), Santa Cecilia (22 Noviembre), en el núcleo de Villasevil no nos olvidamos de que algunas de estas celebraciones como era la festividad de San Marcos, San Agustín y Santa Teresa, eran celebraciones que se acompañaban también de las ya mencionadas ferias ganaderas y desde su concepción siempre habían sido celebraciones más mercantiles que religiosas, terminando siempre en grandes romerías y verbenas.
-Iruz: Que como ya se ha comentado con anterioridad era la capital económica del municipio, además eran de los núcleos del municipio en el que más familias pudientes residían, lo que era un factor muy importante a la hora de la recaudación monetaria para preparar las celebraciones y eventos de los mencionados con anterioridad con las máximas garantías de éxito. Se celebraban en el pueblo de Iruz, durante los años centrales del siglo pasado las festividades de San Vicente Mártir (22 Enero), San José (19 Marzo), La Virgen del Carmen, que aunque tuviera y tiene el día de celebración oficial el 16 de Julio en este núcleo se celebraba con normalidad 8 días después de la que se celebraba en San Martín para no competir con la anterior, y finalmente, San Francisco el 4 de Octubre. Con relación a las festividades que se han mencionado con anterioridad, tal era la importancia de algunos de los festejos que se traducían de las celebraciones anteriores que incluso el Ferrocarril que circulaba entre las localidades de El Astillero y Ontaneda habilitaba trenes especiales para facilitar la asistencia a los mismos. Lo que hace principalmente que el núcleo de Iruz y en concreto el barrio de El Soto tuviera que hacer frente durante esos días a un colapso poblacional que se contemplaba por ejemplo en las tabernas que no daban abasto en la atención de toda la clientela. A parte de las tabernas, eran también los corros de bolos o boleras espacios que se encontraban a pleno rendimiento durante los días en que había algún tipo de celebración en los núcleos de población de nuestro municipio, no en vano, muchas de estas celebraciones y festejos llevaban aparejados la celebración de alguna competición bolística. Al igual que muy importantes eran los aspectos comentados con anterioridad, también lo eran la presencia y afluencia de los puestos comerciales ambulantes, que ampliaban la oferta comercial del núcleo de población aunque apenas fuera durante un corto periodo de tiempo, puestos ambulantes que no faltaban en nuestros pueblos, en especial en el de Iruz durante esta época eran las churrerías, heladeros, puestos de rosquillas, avellanas, dulces, barquilleros y un largo etcétera. De la festividad que se celebraba el día de San Francisco era tradición también la ornamentación de los carros tirados por animales para asistir con ellos a las romerías. -Penilla: celebraba el 30 de Noviembre la festividad de San Andrés. -Pando: dentro de los límites administrativos de este pequeño barrio se celebraban el 11 de Noviembre la festividad de San Martín y el 3 de Febrero la de San Blas.
Pero, y a modo de conclusión, además de todas estas fiestas, que se pueden identificar como municipales, los habitantes de nuestros pueblos frecuentaban en la época a la que continuamente estamos haciendo referencia que es la década de los años 50 del siglo XX, pero que también continúan frecuentando en la actualidad, otras que tenían lugar en territorios vecinos, algunas de ellas de tal tradición y arraigo que no solo atraían a los pobladores de localidades vecinas, sino de toda la comarca e incluso comarcas vecinas. Por ejemplificar casos que se dieron con respecto a alguna de las anteriores, los vecinos de Bárcena y Vejorís se desplazaban hacía el cercano municipio de La Vega de Pas para la festividad del Pilar en Guzparras, San Julián en Ontaneda, San Pantaleón en Castillo Pedroso, La Virgen de Gracia en Aés o La Magdalena en Vargas, estás dos últimas ya celebradas en el ayuntamiento de Puente Viesgo.
En otro orden de circunstancias, en el quinto decenio del siglo pasado, la vida religiosa en el valle de Toranzo, y por lo tanto, en el municipio de Santiurde de Toranzo que es el que mayormente nos ocupa, en nada se diferenciaba de la que se profesaba en el resto de Cantabria, y que tanto se diferencia de la que se profesa en la actualidad. Pero esta diferenciación tampoco era significativa con respecto al resto del país, siendo aspecto común desde cualquier nivel que se contemplara, tanto el local, como el municipal, como el provincial o el estatal, la omnipresencia de la religión en todos los estamentos y ámbitos de la sociedad imperante, como, no en vano, ya lo había venido haciendo hasta esa fecha. De esa manera, hay que indicar, que era tal el poder eclesiástico sobre la sociedad, que en la mayoría de las ocasiones no lograban diferenciarse los límites entre lo estrictamente eclesiástico y lo civil o entre lo divino y lo terrenal. No obstante, lo indicado con anterioridad es un hecho que hay que atribuírselo al momento histórico-político por el que estaban pasando tanto nuestro municipio como el conjunto de la provincia y por lo tanto del país, un momento que determinaba una sociedad totalmente influenciada por la religión católica de corte tradicional. El llamado Nacionalcatolicismo, que en aquella época y también reflejado en cierta medida tanto en la década anterior como en la posterior, era la seña de identidad del régimen dictatorial instaurado en nuestro país por el general Francisco Franco una vez acabada la guerra civil española allá por el año 1939; ese nacionalcatolicismo encontró en los valles interiores de Cantabria, un terreno que ya se encontraba preparado tanto para su implantación como para su posterior desarrollo pues, los valles interiores de Cantabria, siempre estuvieron caracterizados por el apego a las tradiciones religiosas heredadas de siglos y siglos de apego a la fe católica. Otro aspecto además que hay que tener en cuenta es que en las sociedades rurales de Cantabria, casi siempre habían sido mejor recibidas las opciones conservadoras, tanto desde el punto de vista religioso como desde el punto de vista político. Al igual que, por otro lado, fueron las ideas conservadoras las que contaban con más adeptos en todos los momentos de nuestra contemporánea historia. La sociedad en el municipio de Santiurde de Toranzo, puesto que es esta el objeto de estudio que nos ocupa en esta parte del documento, es una sociedad, en la que no vamos a encontrar prácticamente ninguna diferencia con la que aparecía en el resto de las sociedades rurales de los valles cántabros; siendo esta una sociedad donde la religión, como ya se ha mencionado en repetidas ocasiones, estaba presente en casi todos los ambientes, lugares y momentos de la vida del ciudadano. Por poner algunos ejemplos que nos ayuden a comprender mejor a aquellos que no presenciamos aquellos años la sociedad que por aquel entonces encontrábamos y que en tan pocos años difiere tanto de la sociedad actual, podemos empezar indicando que en el ámbito familiar, la educación de los hijos, tenía en la fe religiosa el modelo a seguir; en el ámbito de la educación por otro lado, en las escuelas, los maestros centraban tanto la convivencia diaria como las enseñanzas en las materias impartidas con un claro adoctrinamiento en los valores cristianos tradicionales, que en ocasiones inculcaban conocimientos incorrectos en los estudiantes. Tradicionalmente se practicaba la actividad del rezo tanto al comienzo del periodo lectivo diario como a la finalización de las clases.
Si bien, además, durante esta época se produjeron una serie de hechos que tanto desde el punto de vista mundial hasta la contemplación de los mismos a una escala local, ayudaron a que se moldeara aún más esta querencia tan carismática tanto de la población española como de la montañesa por los aspectos de corte religioso. Uno de esos hechos tan importantes fue la proclamación desde el Vaticano del dogma de la Asunción de la Virgen en 1950, o por otro lado, las proclamas anticomunistas que alertaban a la población católica sobre los peligros de adoptar la ideología Marxista, ante lo cual incluso el Vaticano insistió en la excomunión de aquellos católicos que respaldaran esta ideología. Por otro lado, la llegada de Juan XXIII al pontificado marcó otro hito histórico en la historia contemporánea de la iglesia a la que nuestros vecinos de Santiurde de Toranzo tampoco fueron ajenos ya que se produce durante esta época la firma de un concordato entre la Santa Sede y el gobierno regentado por el General Franco que aseguraba la oficialidad del catolicismo como religión imperante en España, que estando vigente desde 1953 todavía lo está en la actualidad. Por otro lado, tanto Cantabria como sus comarcas, no fueron ajenas a todos estos acontecimientos tan trascendentales para una población tan creyente como la de entonces, además durante esta época, se celebró la coronación canónica de la Virgen de la Bien Aparecida, patrona de nuestra Comunidad Autónoma, y en nuestro valle, también se llevo a cabo la coronación de la virgen del Soto el 6 de Septiembre de 1959. Desde las instituciones públicas tanto desde la escala estatal hasta la escala municipal además, con respecto de lo comentado con anterioridad, se impulsaba o alentaba igualmente todo aquello que tenía que ver con la iglesia y el rígido cumplimiento de su doctrina. En todo este conglomerado religioso en el cual vivía nuestra sociedad rural en la década central del siglo XX, las parroquias eran y es una labor que aun continúan manteniendo en la actualidad, los epicentros de la vida religiosa de nuestros pueblos. Esta función en el municipio de Santiurde de Toranzo era compartido entre dos parroquias, aunque si bien cabe destacar la mayor influencia e importancia de una de respecto a la otra. En este caso el Santuario y Convento del Soto, era la parroquia más importante de nuestro municipio. El convento del Soto tiene su origen en el convento de San Francisco en torno a los siglos medievales, siglo XIII. El origen de su implantación se encuentra basado en que tras el concilio de Trento, las ordenes mendicantes (franciscanos y dominicos), se plantean difundir la devoción mariana y los demás principios trenticos, como son la celebración de los siete sacramentos, la predicación, el culto a los santos y a las animas del purgatorio entre otros, por los valles cántabros, cuyas gentes al parecer en aquella época en que decidieron instalarse en nuestro valle seguían practicando las costumbres y tradiciones paganas. Los Frailes de San Francisco que llevaban varios siglos establecidos en las villas de la costa, inician su incursión hacia el interior de la montaña, fundando el monasterio del soto en 1568. El Monasterio y santuario de Nuestra Señora del Soto era seguido en importancia en lo que a influencia eclesiástica en nuestro municipio se refería por la Ermita del Carmen y su cofradía en San Martín de Toranzo. Las iglesias parroquiales a su vez, estaban atendidas por una serie de personajes que cuidaban de sus posesiones materiales para evitar las sustracciones sospechosas y prestaban los servicios religiosos habituales a los feligreses. Dentro de estos personajes característicos de nuestras parroquias durante esa década, encontrábamos en primer lugar a las prioras, al campanero o mayordomo, al sacristas, a los monaguillos y al cura, que como es lógico era y es la persona que ostentaba el cargo más importante dentro de la parroquia y que por lo tanto era el encargado además de procurar la buena administración económica y pastoral de la misma.
A parte de las dos parroquias mencionadas con anterioridad, existían en nuestro municipio otra serie de parroquias y ermitas que también desarrollaban su pequeña participación en este adoctrinamiento católico de la población, no en vano no es de extrañar la presencia de al menos, cuando no había más, una ermita o parroquia en cada pueblo del municipio, pero eso es algo incluso que se ve en todas las comarcas de Cantabria, en las que cada pueblo tiene su centro religioso ya sea más importante en tamaño o menos. Como íbamos enunciando con anterioridad, en nuestro municipio por aquel entonces y conservándose todavía en la actualidad existían las parroquias de San Esteban en Bárcena, Santo Tomás en Vejorís, Nuestra Señora de la Asunción en Acereda (esta iglesia fue declara Bien de Interés Cultural en 1984, puesto que aunque es una fábrica muy modificada con posteridad aun conviven en ella esas modificaciones con un aspecto exterior románico y en cuyo interior se aprecian algunos elementos góticos, la iglesia, de una sola nave se construyó en mampostería y sillería), San Jorge en Santiurde de Toranzo, Santa Cecilia en Villasevil (que como es sabido es de planta románica del siglo XII y por lo tanto desde el punto de vista artístico es uno de los monumentos más importantes del valle, declarado Bien de Interés Cultural en 1978, data del siglo XII aunque muy reformada con posteridad, ampliada de la nave original a tres naves en la época barroca y se elevó el ábside, de su original fábrica solo queda la cabecera, el ábside y el presbiterio. También es románica la pila bautismal. En esta iglesia de Santa Cecilia se celebraron los esponsales del príncipe Juan, hijo y heredero de los Reyes Católicos, con Margarita de Austria, en el año 1497. También está documentado el paso por este lugar, en el año 1522, de Carlos V), San Vicente Mártir en El Soto, San Martín para Cueva y Pando y San Andrés para el núcleo de Penilla.
En otro orden de circunstancias y en referencia a la importancia que tenia para las gentes que habitaban este territorio en aquella época hay que destacar la figura del cura rural dentro de la sociedad. Indicando que se trataba de un personaje muy destacado en la vida cotidiana. Fueron, por otro lado, estos personajes, unos individuos muy venerados y respetados por el común del vecindario, ocupando como ya se ha comentado anteriormente un puesto muy distinguido en el organigrama piramidal, es decir, en la pirámide estructural de la población y de la sociedad, era un papel muy importante en el que prácticamente se situaba a la cabeza de dicha pirámide. Como pasa también en los tiempos actuales en cura, no solo limitaba su base de operaciones al ámbito estrictamente religioso dentro de las paredes de la iglesia, sino que también, eran requeridos con frecuencia para atender otros asuntos fuera del ámbito religioso, en situaciones que por ejemplo, requerían de una mayor cercanía, en lo que venía a ser en unos casos en el ámbito privado y en otros casos en la vida comunitaria de las personas. El cura del pueblo, llegaba a considerarse en muchas ocasiones como un padre, a quien todos sin excepción, autoridades municipales y locales incluidas a parte de los vecinos del municipio, pedían consejo u opinión para cualquier asunto que los anteriores precisaran. Además, también, ejercía una doble función que, por un lado se centraban en ser el guardián o protector de la moral pública y por otro lado era el encargado de que se desarrollaran las buenas costumbres y prácticas cristianas. Dentro del ámbito religioso hay otro tipo de actividades que tienen relación con los actos que se pueden llegar a desarrollar dentro del ámbito de la iglesia, entre estos actos religiosos que con antelación se introducen hay una serie de actos que podemos destacar como más señalizados de los que se celebraban en la época que estamos analizando en estas palabras y, de los cuales hay que indicar que no difieren en gran medida respecto de sus características con los que continuamos celebrando en la actualidad dentro de nuestras parroquias, aunque, si bien es cierto, que en las sociedades actuales, todos estos cultos han ido dejando un poco de lado su carácter más religiosos para ir centrándose mayormente por parte de la población en su carácter consumista y estereotipada hacia la sociedad capitalista actual, distorsionando la realidad religiosa de los mismos y enfocándolos como se acaba de indicar a actividades más relacionadas con el ocio y el esparcimiento de la sociedad que con el recogimiento. Hablamos para este caso además de las misas dominicales, rosarios, entierros, funerales, etcétera que, prácticamente se realizaban de ordinario durante todo el año, a actos para los cuales las iglesias u ermitas de nuestro municipio fueron lugares donde se desarrolló una intensa actividad religiosa, con múltiples actos y ceremonias organizadas en base a muy diferentes motivos.
A lo largo de los años varias eran las fechas señaladas donde la religiosidad popular se mostraba en todo su esplendor como eran el ejemplo de las fiestas de Navidad y Reyes, La semana santa, la despedida de las flores, todos los santos, el corpus o la Inmaculada, que eran fiestas que destacaban entre otras como los actos litúrgicos de carácter anual en contraposición a los anteriores que eran de carácter ordinario. Sin embargo, durante esta época también se produjeron dentro de nuestro municipio contados actos litúrgicos de carácter extraordinario, que hacían acudir a las gentes a sus iglesias y santuarios a actos que solo se organizaban con un motivo especifico e importante a la vez desde el punto de vista de la fe, por ejemplo, en el municipio de Santiurde de Toranzo fueron de gran transcendencia los actos que se llevaron a cabo tanto como motivo de las santas misiones como de la despedida de algún sacerdote al igual que tanto con la llegada en peregrinación de la imagen de la Bien Aparecida o la coronación canónica de Nuestra Señora del Soto. La educación fue junto a la religiosidad, uno de los pilares más importante del sostenimiento del edificio de la sociedad moderna. Tanto la educación como la enseñanza jugaron un papel muy importante en la sociedad que ocupaba nuestro municipio hacia los años cincuenta del siglo pasado. Educando a la población que iba a integrar en un futuro no muy lejano la sociedad preparándola así para ello. Aunque bien es cierto que en la actualidad tanto la educación como la enseñanza tienen connotaciones muy diferenciadas la una de la otra, puesto que está claro que educar no es lo mismo que enseñar, en la década de 1950 no existía esta diferenciación pues se educaba a la vez que se enseñaba. La enseñanza durante esta época estaba orientada a enseñar lo necesario para desenvolverse en la vida al mismo tiempo que se educaba en los valores y creencias de las élites dominantes, o lo que en realidad era conocido más bien como un adoctrinamiento que por aquel entonces se trataba de una corriente ideológica consistente que todos los medios disponibles del poder constituido, se ponían al servicio de una causa o fin común. Fin común del que se habla con anterioridad que no era otro que la idea de forjar conciencias serviles con respecto de una determinada ideología, que como ya se ha comentado anteriormente en la época que nos ocupa esta corriente ideológica era el nacionalcatolicismo. Nacionalcatolicismo implantado en nuestra sociedad por el General Franco y las organizaciones que le sustentaban al frente del estado. De estas organizaciones se derivan las juntas municipales de enseñanza primaria (JMEP) durante esta época a la que nos referimos pero también durante la década anterior, en la que el poder municipal también desarrollaba un papel importantísimo dentro del organigrama para atender este servicio comunitario. No obstante, era el Ayuntamiento el que estaba habilitado para intervenir en aspectos como el mantenimiento y mejora de la infraestructura escolar donde se incluía tanto a los propios edificios como al mobiliario y material pedagógico de su interior. Pero también era función del ayuntamiento con respecto a la educación durante esta década la representación institucional en actos académicos con el fin de pregonar las excelencias del régimen, o incluso ejercer cierto control sobre los docentes que trabajaban en las escuelas del municipio.
Por lo que, como se ha comentado con anterioridad para asegurarse el buen funcionamiento de las labores citadas con anterioridad se crearon en España las ya mencionadas Juntas Municipales de Enseñanza Primaria, las cuales, se trataban de un órgano en el que se encontraban representados todos los intereses de la comunidad educativa más ciertos miembros de la sociedad local, tanto de la civil como de la religiosa, presididas las anteriores por el Alcalde del ayuntamiento correspondiente. Gracias a los documentos de los que disponemos en el archivo municipal del ayuntamiento de Santiurde de Toranzo, podemos llegar a analizar ciertos aspectos característicos de la educación y la enseñanza en nuestro municipio a través de las actas de las reuniones que se celebraban durante la década central del siglo pasado. Gracias a las cuales podemos afirmar que en los años cincuenta del siglo XX uno de los mayores conflictos que se les presentaba a los órganos institucionales era el del intentar paliar el absentismo escolar, que sobre todo era la tónica dominante en la sociedad rural cuando llegaba el buen tiempo y las labores del campo exigían máxima dedicación por parte de todos los miembros de la familia. Una de las propuestas que por aquel entonces se aprobaron para evitar esta situación de absentismo escolar fue la imposición de multas de 5 pesetas por cada día de falta de asistencia que no estuviese justificada a criterio de la junta. Otros acuerdos a los que se llegaron en estas juntas con respecto a actuaciones que afectaban de cierto modo al mundo de la educación en nuestro municipio, fueron por ejemplo la dotación de alumbrado a las escuelas tanto de Iruz como de Villasevil para facilitar que los adultos no faltasen a las clases nocturnas o, establecer un horario escolar, también aprobaron estas juntas los presupuestos que tenían que incluir en los gastos de los pueblos los mínimos de limpieza y calefacción de sus respectivas escuelas, o la decisión de compra de lotes de libros para premiar a los alumnos más destacados de cada centro, también aprobaban las juntas el material educativo y pedagógico que iba a repartir por las escuelas de su ayuntamiento. En otro orden de circunstancias, y respecto de lo referente a la representación institucional en actos escolares, como hemos comentado con anterioridad, hay que indicar que tanto al inicio como a la clausura de los cursos escolares era habitual la asistencia de las autoridades municipales en algunas de las escuelas del término municipal con el propósito de imprimir al evento de un carácter más oficial y solemne.
Pero con respecto a la enseñanza y educación, que como ya hemos mencionado en esta época no se diferenciaban, hay que indicar que había un edificio característico en el cual se realizaba desarrollo de actividades con ellas relacionadas. Este edificio era, y es, como es lógico las escuelas, las escuelas que junto a la iglesia como al propio hogar eran los lugares además más significativos de la ordenación territorial y de la constitución de nuestros pueblos en esa década. En el Municipio de Santiurde de Toranzo, existieron escuelas desde las mismas fechas más o menos que en el resto de Cantabria, remontándose las mismas a los primeros años del siglo pasado cuando se produjo el momento en el que se generalizo en unos casos y se produjo una adecuación en otros de la mayoría de este tipo de edificaciones. Es durante el periodo republicano que vivió el país durante la década de los años 30 el momento en que se impulsaría notablemente la creación de este tipo de edificios y por lo tanto la infraestructura escolar, ya que por otro lado la instrucción pública fue una de las cuestiones a las que más importancia se dio en ese periodo de tiempo por parte de las instituciones. Antes de que comenzaran a construirse estos edificios o comenzaran a proliferar en nuestros pueblos, a modo de referencia hay que indicar que las labores o actividades relacionadas con la educación con anterioridad a esta década eran labores que se desempeñaban en el convento del Soto, que no es por muchos desconocido que fue uno de los primeros lugares de la región donde se estableció un centro educativo, que en este caso fue regentado por los padres franciscano que fueron los fundadores de la fábrica allá por el siglo XVII. Una vez que finalizó la guerra civil y la sociedad volvió a la normalidad en todos los aspectos que tenían relación con ella, consecuentemente a lo anterior también fue el momento en que se reiniciaron con normalidad las labores educativas en el municipio, eso si, revistiendo las escuelas, ya que no iban a ser como lo habían venido siendo hasta la época, de otra decoración política, y en muchos casos por no decir en todos, cambiando el profesorado por aquel o aquellos mas afectos al nuevo régimen imperante en la sociedad. Si hacemos un repaso general a los centros educativos que encontraríamos en los pueblos de nuestro municipio en las fechas que estamos analizando, podemos indicar que prácticamente en su totalidad se encontraban bien atendidos, si bien estaban mejor atendidos desde el punto de vista profesional que desde el punto de vista dotacional, puesto que en muchas ocasiones lo que predominaba era la sobriedad, es decir, estaban poco dotados de materia e incluso algunos edificios de los existentes necesitaban de mejoras constructivas que no hacían más que llevar a pensar por parte de las autoridades en el levantamiento de edificios nueva planta. El levantamiento de edificios de nueva planta se convirtió en una tendencia general en algunos de nuestros pueblos en estas fechas.
Las escuelas rurales de aquella época a diferencia de las que encontramos en la actualidad que aparecen hasta con tres tipologías, pues principalmente pueden ser públicas, concertadas o privadas, eran mayoritariamente de titularidad pública, caracterizadas como se ha mencionado en líneas superiores por la sobriedad y pobreza de medios. Por poner ejemplos que nos ayuden a comprender mejor a lo que nos estamos refiriendo, el mobiliario dentro de las aulas era reducido a la mesa para el maestro, un par de armario en el mejor de los casos y los pupitres para los alumnos, todo ello de madera y con apenas decoración en las paredes; de igual forma, el materia escolar para uso general de la clase era también poco abundante (pudiendo manifestarse que durante esta época pecábamos por defecto y en la actual lo hacemos por exceso), limitándose en anterior a varios mapas o algunos mulares con lecciones explicativas y la pizarra o encerado. En lo referente a las escuelas que podíamos encontrar en cada uno de los núcleos de población que conforman nuestro municipio podemos indicar que en el núcleo de Bárcena existía una escuela mixta que parecía insuficiente para un pueblo más densamente poblado que en la actualidad por tratarse de uno de los que más espacio municipal ocupaban ; Vejorís también disponía de una pequeña escuela precaria, con un aula para cada sexo, construyéndose una nueva hacia 1965; en San Martin de Toranzo existió una que funciono activamente durante la mayor parte del siglo XX siendo levantada una nueva en 1919; los núcleos de población de Acereda y Santiurde de Toranzo disponían de una escuela mancomunada construida en 1908, con dos aulas separadas que fueron unificadas en la década de los 70; el pueblo de Villasevil por su parte inauguró sus escuelas en 1950, una para cada sexo; Iruz a parte de cómo ya se ha indicado con anterioridad sobre el largo historial educativo del convento anterior a la guerra civil, disponía de dos escuelas, una para cada sexo; finalmente, los núcleos de Cueva, Pando y Penilla levantaron en 1953 un edificio moderno destinado para tal uso.
Los encargados del buen funcionamiento de las escuelas desde todos los puntos de vista eran los docentes o profesorado; la figura de los docentes rurales ha sido en el pasado objeto de gran estima dentro de la sociedad tradicional cántabra en general y en el caso que nos afecta que es la sociedad torancesa en particular. Ese reconocimiento de la sociedad para con los docentes, sin embargo, no iba en compensación con la remuneración económica que estos recibían por su servicio a la comunidad, pudiéndose llegar a afirmar que para aquellos docentes su profesión era más una vocación, un amor a su trabajo que era lo que en realidad los motiva a desempeñar esa ardua tarea y la remuneración económica no era tan importante para ellos; pues, como no es de extrañar los salarios que percibían aquellos personajes en la etapa a la que continuamente estamos recordando eran muy bajos, pero, por otro lado y por parte de las administraciones municipales siempre se les aprovisionaba de una vivienda, aunque no fuesen ni mucho menos unas edificaciones de una gran factura y en ocasiones estas eran construidas con materiales muy precarios. Como todo lo que afectaba a nuestro municipio durante esta época que estamos estudiando, era un sistema que estaba muy controlado por la dictadura del General Franco. Tras la guerra civil española e instaurando el régimen que acaba de mencionarse, se produjo en nuestras comarcas, al igual que en todo el estado, una renovación muy profunda del sistema educativo (que actualmente podría incluso haberse considerado como un retraso) razonablemente impulsado durante el anterior periodo republicano; el cual, entre otra serie de cosas se basaba en el concurso entusiasta y positivo de unos docentes implicados en el mejoramiento y renovación de la vieja manera de enseñar, por otro lado, este compromiso fue lo que motivo el reemplazo posterior de michos de estos maestros durante esta época por aquellos que tenían una ideología afín al nacionalcatolicismo vencedor en la guerra. Una educación y una enseñanza derivo de este proceso por medio del cual podemos advertir como es lógico que cuyos métodos de enseñanza a los cuales asistieron nuestros antepasados en el quinto decenio del siglo pasaba distaban mucho de los actuales. En primer lugar, por analizar y caracterizar un poco sus rasgos principales, podemos indicar que el docente era una persona sumamente respetada por los alumnos, tanto que en ocasiones esa obediencia extrema se convertía en temor, y es que, la pedagogía por aquel entonces se basaba en la severidad dentro de un entorno autoritario y austero, siendo la enseñanza memorística y enciclopédica impregnada de los valores nacionalistas y católicos. Pero con respecto de los docentes, y como en todos los lugares y comarcas de Cantabria se ha dado, unos de ellos eran más rígidos en las formas y en los modos y otros en contraposición tenían un carácter y comportamiento más amable y condescendiente con los alumnos, siendo como es lógico estos más recordados y añorados por los vecinos del municipio.
En cuanto a lo que se corresponde con la enseñanza primaria, a parte de las escuelas ya mencionadas, existió también en el valle, aunque ya este se encontraba ubicado en el núcleo de Alceda en la vecina Corvera de Toranzo, pero que también afecto y tuvo una repercusión importante en la vida docente del municipio de Santiurde de Toranzo el Preventorio de Alceda. En este centro y en régimen de internado, cerca de 500 alumnas recibían atención médica y asistían a clases de las materias habituales obligatorias en las que se las dispensaba una completa formación moral y religiosa. En lo referente a otro tipo de educación, es decir estudios superiores a la primera, hay que indicar que al contrario de lo que pasa en la actualidad en que la educación hasta los 16 años es obligatoria, en la segunda mitad del siglo XX, se consideraba que tras finalizar los estudios primarios, se tenían los conocimientos suficientes para desempeñarse en todos los campos de la vida, por lo que los estudios solían abandonarse al finalizar este periodo. A la llegada de la década de 1950, la educación secundaria todavía no estaba suficientemente implantada tanto en España como en Cantabria y por supuesto mucho menos ni en las comarcas interiores de Cantabria ni nuestro municipio; esta circunstancia, sin embargo, fue mejorando con el paso de los años como consecuencia del incremento de la demanda por parte de una sociedad cambiante y necesitada de avanzar hacia la modernidad. Como hemos comentado en las líneas superiores, a diferencia de lo que nos encontramos hoy en día, la mayoría de los escolares que por aquel entonces terminaban sus estudios en la escuela del pueblo daban por concluida allí su vida formativa, ya que, como se ha comentado, se consideraba que con lo aprendido allí ya iban a tener conocimientos suficientes para enfrentarse a la vida laboral que les esperaba desde ese momento, ligado sobre todo como ya hemos anunciado en repetidas ocasiones a actividades relacionadas con el sector primario y en especial con la ganadería. La llamada enseñanza media y no digamos por aquel entonces nada respecto de la enseñanza universitaria que prácticamente era inexistente, tenían por aquella época, en otro rango de circunstancias, un carácter ciertamente elitista, en base al cual tan solo los alumnos y alumnas pertenecientes a las familias más pudientes económicamente del municipio tenían la práctica posibilidad de acceder a este tipo de estudios, aparte de las condiciones económicas, otra de las premisas a las que se asistían para acceder a este tipo de estudios es que a priori lo que ocurría era que tan solo los más capacitados desde el punto de vista intelectual, eran los que finalmente tenían la oportunidad de poder tanto de aspirar como de acceder a una preparación superior tanto en un instituto como en una escuela de estudios, etc. Uno de estos centros de estudios a los que acudían los alumnos y alumnas de nuestros pueblos cuando cursaban estudios superiores a la enseñanza primaria era el Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de Santander, o el colegio de La Salle, también en la capital de la Comunidad Autónoma.
En nuestro municipio, y para el desarrollo intelectual de nuestros vecinos más jóvenes tanto en la época a la que nos estamos refiriendo con estas palabras como en la actualidad, jugó un papel muy importante lo que en la actualidad es el Instituto de Educación Secundaria de Santa Cruz en Castañeda y que, para la época a la que nos referimos era conocido como el Instituto Laboral de Castañeda. Tanto durante los años correspondientes con la década de los 50 como con los años correspondientes con las décadas posteriores, sus instalaciones, aulas, campos y talleres fueron frecuentados por muchos alumnos naturales de este municipio, saliendo del mismo lo suficientemente preparados tanto como para afrontar estudios superiores como para probar fortuna en la búsqueda de un empleo que era lo que realmente era y sigue siendo lo más importante. Como se ha comentado con anterioridad, este instituto ha perdido la connotación e identidad que tenía como Instituto Laboral, pero, sin embargo, sigue siendo el instituto de referencia en la comarca del Pas y parte del Pisueña al que asisten todos los adolescentes desde Alceda hasta Cayón. Otros tipos de enseñanza que se llevaron a cabo durante la década central del siglo pasado en nuestro municipio incluía las clases particulares que algunos docentes titulares de las escuelas de los núcleos de población de nuestro municipio impartían fuera de las horas lectivas (que en la actualidad siguen realizándose), tanto como base de apoyo para aquellos alumnos más lentos en el aprendizaje como para aquellos interesados en prepararse para cursar estudios superiores tanto secundarios como universitarios. También y es algo que no ha cambiado en la actualidad, pero que posiblemente solo se oferte en los centros de estudios superiores a los primarios, durante esta época se realizaban clases nocturnas para los adultos de nuestro municipio, la explicación que encontrábamos para que esta iniciativa comenzase a llevarse a cabo fue el alto grado de analfabetismo (total o parcial) en las personas mayores del medio rural español en las primeras décadas del siglo XX, que presentaba unos índices muy elevados de este indicador. Por otro lado, entre las mujeres lo que era más popular, era asistir tanto a clases de costuras en casas de modistas especializadas como la asistencia a clases de mecanografía. Actualmente todos los niños y niñas del municipio acuden al mismo centro educativo en el núcleo de Villasevil.
La sociedad y los modos de vida de la población en la década central del siglo pasado, también estaba influenciada en base al amplio rango de tradiciones tanto por su cantidad como por su variedad morfológica. En lo que hace referencia a las tradiciones populares de las que hoy aún algunas se conservan, desde esta época del siglo XX hasta las fechas actuales en las que estamos escribiendo estas líneas, predominaban por encima de las profanas las que eran de carácter religioso. Relacionados con un contenido más religioso, dentro de las tradiciones populares de nuestro municipio, una de las más representativas era la del oficio de campanero, que podría considerarse más como un cargo que como un trabajo pues estos personajes estaban al servicio de la comunidad prácticamente las 24 horas del día, al igual que podían estarlo por aquella época tanto el juez de paz, el alguacil o el médico rural; a cambio, recibía una remuneración que normalmente solía realizarse en especies. Las campanas, finalmente, en aquella época, acabaron por constituir un tipo de comunicación derivado de un lenguaje sonoro que todo el mundo entendía y sabia interpretar. Los campaneros tenían la misión de dar aviso a la población a través del repicar de las campanas no solo de cuestiones de tipo religioso, sino también de cuestiones de tipo civil en cualquier aspecto que implicase la necesidad de reunir al vecindario para tratar algún tema en concreto.
Otras costumbres que se veían en nuestros pueblos por aquel entonces eran las recaudaciones que generalmente se hacían en maíz con motivo de la celebración de la festividad de algún santo en particular. También era costumbre en aquella época el oficio de “llorona o plañidera” que era un oficio desempeñado por las mujeres del pueblo en funerales y entierros para impregnar de un tono más triste estos actos. En contraposición a las tradiciones populares de carácter religioso, en lo que se corresponde con las de carácter pagano y de las cuales su concepción actual dista mucho de la morfología y características de las de antaño y en aquella época ya lo hacían con referencia a la pureza de las tradiciones ancestrales, aún sobrevivían por aquel entonces y aún en la actualidad continúan haciendo algunas de ellas, la práctica de las mismas por parte de nuestros pueblos y los vecinos. Hace apenas 70 años en nuestros pueblos todavía se cantaban marzas, se hacían magostas, se deshojaba en los colgadizos y se celebraba la vijanera de Bárcena (fiesta que en la actualidad este tratando de recuperarse). A la llegada de la década de los cincuenta del siglo pasado como acabamos de comentar en líneas superiores, muchas viejas tradiciones y costumbres populares habían ya desaparecido de la vida de nuestros pueblos y, las pocas que todavía continuaban celebrándose, no eran ni la cuarta parte en cuanto a su concepción de las que se celebraban en la antigüedad, haciendo por otro lado, que esas costumbres poco a poco se vieran desarraigadas por parte de la población de la sociedad actual y haciendo también descender e incluso logrando hacer desaparecer el sentimiento de pertenencia de la sociedad actual, sobre todo de los miembros más jóvenes, por esas tradiciones que prácticamente en la actualidad han alcanzado una conciencia mitológica casi leyendística por parte de los lugareños de nuestro municipio.
Una de estas tradiciones como ya hemos avanzado en el párrafo anterior serían las Marzas, que por todos es sabido, se celebraban el último día del mes de febrero, siendo este un día en el que se recorría el pueblo por parte de los mozos cantando para llevar a cabo una recaudación con posterior merienda. Otra de las costumbres populares que se desarrollaban en nuestro municipio en la época que nos ocupa era la “deshoja”, la cual consistía en una reunión de vecinos que se juntaban para ayudarse mutuamente en las labores de deshojar las mazorcas de maíz y que hoy en día es una actividad que se desarrolla en ámbitos particulares en el interior de las viviendas. Otra de las costumbres populares a las que podríamos haber asistido si nos desplazamos en el tiempo eran las magostas, que era un acto que consistía en una reunión por parte de los pobladores más jóvenes de nuestro ayuntamiento en la que se reunían para asar castañas en el campo acompañando la degustación de las mismas con cánticos y música. Poco más se puede contar en lo referente a las tradiciones populares, pues de las que se celebraban en nuestros pueblos por aquella época solo cabría recordar la vijanera. La vijanera, se celebraba en el núcleo de Bárcena y era una de las tradiciones más pintoresca y atrayente de nuestro valle sobre todo en las décadas anteriores a la que estamos estudiando. Era una mascarada a la inversa, cuyos protagonistas eran una serie de personajes generalmente interpretados todos por el sector masculino de la población, inclusive cuando había que caricaturizar un personaje femenino. Todos estos personajes, que como ya se ha comentado, estaban interpretados por hombres disfrazados y que formaban una comparsa carnavalesca que recorría un itinerario preestablecido impuesto por la costumbre. Respecto de las demás tradiciones junto con esta han ido perdiendo importancia en nuestros pueblos, incluso algunas han llegado a desaparecer y otras desvirtuado demasiado de la celebración tradicional; la mentalidad moderna ya por esos años se afanaba en ir borrando poco a poco aquello que recordaba a otras épocas, que por cierto no eran muy lejanos. Los ancestrales ritos, usos y costumbres empezaban ya por esta época a dar paso a cosas nuevas y desconocidas y por lo tanto más atractivas, muchas de las cuales llegaban de culturas lejanas a las nuestras, como es el ejemplo de la celebración de Halloween. Por otro lado, los medios de comunicación de alcance masivo, como son especialmente la prensa escrita, la radio y por último la televisión (puesto que en esta época todavía no había proliferado su uso en el ámbito doméstico al nivel que lo conocemos en la actualidad), fueron en gran medida los responsables de estos cambios, que en cuestión de pocos años cambio para siempre la forma de vida de un país, anclada todavía en muchos aspectos en el pasado. Una de las cuestiones donde más influyeron los medios de comunicación fue en la manera de divertirse de los jóvenes del momento, pues además son los jóvenes los que asumen con más rapidez las introducciones en los cambios sobre todo tecnológicos. En esta época comenzaron a cambiarse las alpargatas por los zapatos o se hizo más patente también durante esta época el desuso de los ritmos e instrumentos musicales tradicionales (panderos, panderetas, pitos, tambores, acordeones).
Desde otro punto de vista, pero también con respecto a su carácter como tradición, podemos incluir la realización de ciertas actividades deportivas, ya que tienen que ser consideradas más como una afición pues en ninguna de ellas ha habido practicantes de las mismas que hayan destacado a un nivel ajeno como mucho al regional y pocas veces al nacional. Por lo que hay que mencionar que el conjunto de actividades que engloban los juegos y los deportes donde también habría que incluir las actividades de caza y pesca, fueron cuestiones que siempre interesaron y continúan interesando a nuestros pobladores. En la década de 1950, tanto el fútbol como los bolos, fueron tanto en Cantabria como en el valle de Toranzo los dos deportes que gozaron, muy por encima del resto, de la simpatía popular. En lo referente a los bolos hay que destacar si importancia, pues no en vano ostenta el título de deporte “nacional” cántabro, siendo de esta manera el más popular entre los aldeanos del medio rural y sin el cual nuestros pueblos actuales no tendrían el aspecto tan particular que los caracteriza morfológicamente, puesto que en el espacio donde se práctica este deporte, es decir, el corro de bolos, formaba parte tanto del paisaje como actuaba de organizador del espacio en nuestros pueblos. Como se ha comentado con anterioridad en relación a los establecimientos que ofertaban algún tipo de servicio a los lugareños, recordábamos que en la mayoría de los bares y tabernas que conformaban nuestros núcleos de población en los alrededores de prácticamente la mayoría de ellos existía una bolera. En el valle de Toranzo por otro lado, y más concretamente en el municipio de Santiurde de Toranzo, hubo en tiempos pasados muchas boleras en “activo”, de las cuales unas de ellas eran públicas y casi siempre se encontraban ubicadas en las proximidades de las iglesias o en descampados pero nunca muy alejados de los caseríos y otras en cambio, eran privadas o particulares propiedad de las numerosas tabernas que se encontraban instaladas por nuestros pueblos. Hasta contabilizar un total de 22 boleras que existen o existieron en nuestro municipio en aquella época, de las cuales 4 se encontraban en Bárcena, 3 en Vejorís, 2 en San Martín, Acereda y Santiurde de Toranzo contribuían con una bolera cada uno, hasta 7 llego a haber en Villasevil y, finalmente, 4 llegaron a contabilizarse en el pueblo de Iruz. Por otro lado, una de las más antiguas referencias a la práctica de este deporte en nuestro municipio, se hizo, en un documento de 1837. En definitiva, el juego de los bolos era tan popular entre nuestros vecinos que incluso tenían una liga bolística organizada entre los propios pueblos de la comarca, liga que por otro lado era organizada y disputada por ellos mismos a su propia cuenta.
El futbol por otro lado, ha sido junto a los bolos el deporte más practicado y seguido principalmente por la juventud del valle, pero no solo por ellos. Desde hace ya bastante tiempo atrás a las fechas a las que nos referimos existían en nuestros pueblos equipos organizados que participaban regularmente en competiciones tanto comarcales como regionales, siendo en el valle de Toranzo, el Ayrón de Vargas el único que ha sobrevivido al paso del tiempo. En Santiurde de Toranzo disputaban por aquel entonces partidos de fútbol el Soto Sport, La Unión Torancesa de Villasevil y el Toranzo Sport de San Martín. A parte de los deportes mencionados con anterioridad que son los que se pueden contar como los que tenían más adeptos , tanto en nuestro municipio como en el resto de la comarca se daba la existencia de otro tipo de deportes que se practicaban en nuestro municipio con una cierta asiduidad y que han ido perdido adeptos hasta nuestro días. De esta manera, las diversas modalidades de deportes merecedoras del apelativo de rural tuvieron en Toranzo, como ya se han indicado, tiempo atrás cierto predicamento, sobre todo entre la población más joven que se ganaban la vida con la ganadería. En la década de 1950, pero también en la década anterior, fueron impulsadas por las organizaciones falangistas, especialmente el frente de juventudes y las hermandades sindicales, que siempre incluían dichas pruebas en sus fiestas y celebraciones. De este modo, los concursos de siega y de cava y la corta de troncos eran las pruebas habituales de estos festivales. Por la época a la que nos estamos refiriendo, el ciclismo fue otro de los deportes minoritarios, que tanto en Toranzo como en el municipio de Santiurde de Toranzo tuvo alguna atracción, no en vano, en la década de los años cincuenta del siglo pasado, todo el valle se movía a través de este medio de transporte cuando los medios propulsados a motor no estaban todavía muy generalizados. Los juegos de mesa, especialmente la baraja española y el domino, fueron unos pasatiempos que gozaron de bastante popularidad en las décadas pasadas pero también la actualidad podemos asistir a actos de estas características. Para finalizar este apartado de actividades tradicionales que tienen más relación con las aficiones, hay que hablar de la práctica de la caza y la pesca; las suposiciones debido a la falta de información con respecto a la práctica de estas actividades nos llevan a pensar o deducir que eran unas actividades desempeñadas por un gran número de aficionados y se llevaban a cabo, como es lógico en los montes y ríos tanto del dominio jurisdiccional del ayuntamiento de Santiurde de Toranzo como en el de los municipios vecinos.
Con anterioridad a esta época, durante apartados anteriores como el de la edad moderna y comienzos de la contemporánea y por lo tanto periodos anteriores al que ahora estamos referenciando, siempre hemos tenido en cuenta la situación política por la que atravesaba el país, pero también la situación por la que pasaban tanto la Comunidad Autónoma como los propios valles, de la que se podrá entender tanto la situación económica como social que se derivaba de la anterior. En palabras de Ramón Villegas, una obra a la que estamos referenciando en muchos aspectos del actual documento, las décadas centrales del siglo pasado son más recordadas por una situación de “no política” en vez de “política”, pues en la España de mediados del siglo XX el ejercicio de esta actividad cívica tal y como hoy en día la percibimos y conocemos y desarrollamos no existía, o por lo menos no era llevada a cabo ni en la forma ni en el modo que actualmente conocemos. Era una época esta que estaban viviendo nuestros antepasados en la que existía en España un régimen dictatorial encabezado por el general Franco, con una ideología única de carácter nacionalista ultracatólica y también un partido único, “la falange” que controlaba todo los resortes del estado y por lo tanto encontrándose presente en la totalidad de los estratos sociales de la nación, desde la clase obrera y campesina hasta las elites económicas, militares, eclesiásticas, etcétera.
En estas economías rurales en las que como se ha indicado además jugaba una labor determinante la influencia de la iglesia, se puede indicar que esta contribuyó de forma entusiasta y decidida tanto al advenimiento como a la sustentación del nuevo orden. No hay que olvidar que tal fue la presencia de la falange en la sociedad de la postguerra que en los tiempos de su mayor esplendor uno de cada 7 cántabros estaba vinculado de alguna manera al partido. Una vez superada la década de los años 40, que se caracterizó por ser una década de depresión, autarquía, racionamiento y hambre, los años de 1950 supusieron en lo político y en lo económico también un tiempo de transición paulatina hacia el aperturismo y dulcificación del sistema , proceso que se aceleró a partir de 1957 con el comienzo del declive de la hegemonía falangista y el avance en paralelo de otras tendencias menos radicales. En el ámbito torancese y más concretamente en el de Santiurde de Toranzo se vivía la cuestión de igual manera a la que se observaba en el resto de la región y del estado, aunque si bien es verdad que la presencia de las organizaciones del movimiento fueron aquí menos activas que en otros lugares del valle como es el ejemplo de Ontaneda que fue el centro de operaciones más importante del partido en el valle. Respecto de la vida falangista en el municipio de Santiurde de Toranzo, hay que mencionar que se desarrolló en líneas generales según el guion establecido. Al ser la falange una organización socio-política muy jerarquizada, estaba al mando de ella un jefe local, que para el caso de nuestro ayuntamiento se trataba de Serafín Ruiz Miguel, quien recordemos también era el propio alcalde del ayuntamiento. El resto de los cargos públicos, los concejales y los miembros de las juntas vecinales, también tenían que ser ocupados por personas afines a la ideología nacionalsindicalista. El partido único con frecuencia ponía en escena la parafernalia particular de propaganda patriótico-religiosa. Las organizaciones del movimiento, aunque en nuestra comarca no fueron muy activas, también aparecían representadas entre nuestros habitantes y núcleos de población. La que tuvo algo más de relevancia respecto de otras que existieron por la época como la sección femenina o el Frente de Juventudes fue la Hermandad de labradores, por aquello de encontrarnos en un municipio principalmente ganadero cuya labor se centraba en la promoción del sector. Aunque, por otro lado, se ignorase quienes formaban parte del cuadro directivo local de esa identidad falangista, sospechamos que coincidían más o menos con los que tenían responsabilidades en otros ámbitos políticos y administrativos tanto dentro del ayuntamiento como de las juntas vecinales. Dentro de la administración pública, en este caso para nuestro ayuntamiento, la administración municipal, fueron tanto los ayuntamientos como las juntas vecinales las dos instituciones que mayor protagonismo antaño en la vida cotidiana de los habitantes de nuestros pueblos. Esto era así evidentemente debido a la proximidad y al arraigo histórico del autogobierno local que ambos representaron, aunque en la actualidad siguen siendo una institución de apoyo a los ciudadanos y de administración y gestión de los municipios. El papel de importancia que tenían con anterioridad para los ciudadanos ha ido desapareciendo y actualmente solo existe una mera relación de tramitaciones burocráticas entre ambas partes. Dentro de la administración pública por otra parte, el ayuntamiento o casa consistorial era y es, el edificio que albergaba las diferentes dependencias municipales necesarias para la buena administración de la ciudadanía, y como recordaremos sus instalaciones fueron considerablemente remodeladas en la década de los años 50 del siglo XX, es decir, la época que ahora tratamos.
Además del ayuntamiento o casa consistorial, hemos mencionado ya con anterioridad que también eran de explotación municipal tanto el matadero como el mercado. Otra de las actividades en las que el ayuntamiento tenía también plenas competencias era en el campo de la sanidad. Con respeto del anterior, este servicio que se ejerce al resto de los habitantes del municipio era, como acaba de indicarse, otra cuestión en la que el ayuntamiento tenía plena competencia previo nombramiento por parte de la Jefatura Provincial de sanidad, dependiendo tanto del ayuntamiento tanto la elección del doctor como del practicante. Hay que recordar llegados a este punto que el médico rural fue por aquella época, en lo que a asistencia sanitaria se refería, no alcanzaba ni de lejos la cobertura de la que afortunadamente hoy podemos encontrar, se trataba de una persona sumamente meritoria por su trabajo y abnegación, a pesar, de las limitaciones de la época debido a la falta de centros médicos equipados, barrios que se encontraban incomunicados por carretera, escasez de medicamentos y un largo etcétera de carencias, a pesar de todo ello, este profesional de la salud se las apañaba como podía para atender a todos los necesitados de su actividad incluyendo para ello consulta en los domicilios particulares con un horario de 24 horas los 365 días del año. Por aquella época existía además también dependiente del ayuntamiento una beneficencia municipal, que no era otra cosa que un socorro económico en el sentido de que el ayuntamiento se hacía cargo de los gastos sanitarios, donde se incluían las medicinas, las estancias en los hospitales y otras atenciones médicas de las personas pobres que en los pueblos de su competencia figurasen censadas un registro especial. La corporación municipal por otra parte era la que se encargaba del poder ejecutivo de la institución. Estaba formada por lo tanto por el alcalde que también hacia las veces de presidente y los concejales, que en el caso de Santiurde de Toranzo eran un total de 9 personas. Siendo para el caso anterior, y como es lógico, el Alcalde el encargado de llevar el peso del gobierno municipal, rigiendo el ayuntamiento, si bien no podría considerarse de una manera dictatorial, si era un autoritarismo patriarcal. El alcalde era además a la vez el jefe local del movimiento o lo que era lo mismo para aquella época, el máximo velador del cumplimiento del ideario del régimen franquista, el cual básicamente se basaba en la ausencia de participación ciudadana democrática en los asuntos públicos.
Durante el mandato del alcalde de la década de los 50 del siglo XX, que fue Serafín Ruíz Miguel, el municipio prospero considerablemente en muchos aspectos; sobre todo, como ya hemos comentado en la ejecución de obras y servicios básicos para el bienestar de la población. Para hacer un resumen de lo que se ha visto con anterioridad vamos a recordar que durante este periodo se llevo a cabo la construcción de escuelas y casas de maestros en Villasevil, Penilla, Santiurde de Toranzo y Vejorís; se reparo la principal carretera que recorría y recorre nuestro municipio y se construyeron otras nuevas; se mejoró enormemente el suministro eléctrico y las traídas de agua de los pueblos; se instaló una centralita de teléfonos en el barrio de El Soto para aprovisionar de un mejor servicio a los usuarios; se abrió una oficina de la caja de ahorros de Santander y Cantabria; y, se acometieron importantes obras y trabajos de defensa contra las crecidas del rio Pas y de los pequeños afluentes del mismo que discurren por nuestro ayuntamiento.
Los concejales por su parte, eran personas que procedían de todos los sectores de la sociedad, habiéndolos ganaderos, comerciantes, industriales, etc. Que apenas participaban en la gestión municipal fuera de la asistencia a los plenos y la asistencia a algunos actos como los de carácter litúrgico. A pesar de todos los momentos y situaciones por las que habían pasado tanto Cantabria como España a lo largo de la historia, la administración concejil, la que tenía como ámbito de actuación un determinado pueblo o pedanía y no el conjunto del municipio, seguía siendo a mediados del siglo pasado la cara de la administración pública más cercana a los ciudadanos.
En pleno siglo XX, todas estas entidades locales menores, pueblos o concejo, los cuales se tratan de sinónimos que vienen a significar más o menos lo mismo, aún disponían de un territorio que había que proteger perfectamente delimitado por una serie de mojones colocados a lo largo de su perímetro, los cuales, todo vecino debía de conocer y su existencia y localización exacta. Por otro parte, este concepto de la propiedad comunal, tan acusado en la personalidad de los antiguos cántabros, era con cierta frecuencia en el pasado motivo de pleito entre algunas de las aldeas que por otro lado tenían o compartían lindes. También, por otro lado estos entes del siglo anterior, disponían de un patrimonio común que había que administrar, relacionado la mayoría de los casos con la riqueza forestal. los concejos durante los años 50 y 60 del siglo pasado, además de controlar un territorio y gestionar y cuidar de un patrimonio tenían a una población a la que había que gobernar por medio de un órgano rector. Este órgano del que se habla en la frase anterior era la junta vecinal o junta administrativa de barrio, la cual por otro lado ejercía la autoridad legal en aquellos asuntos relacionados con la administración de las cosas privativas del pueblo de su jurisdicción. Juntas vecinales que eran por otro lado, heredadas de las que tan importantes fueron en la antigüedad, y las cuales estaban formadas por un presidente o alcalde de barrio además de una serie de vocales y un secretario. Durante la época a la que nos estamos refiriendo que bien sabemos ya coincide con la década central del siglo XX, es decir, el decenio que comienza en 1950, una de las prácticas comunes en nuestros pueblos fue la de explotar los recursos forestales habidos en sus montes con el fin de recaudar fondos destinados a proyectos comunitarios como eran principalmente en aquella época la traída de aguas, arreglo de caminos, reparación y construcción de escuelas y un largo etcétera de obras e infraestructuras llevadas a cabo a trabes de la salida en subasta de esos recursos. Fue el núcleo de Bárcena uno de los más activos con respecto a la cuestión comentada con anterioridad, debido quizás al tratarse del núcleo con terreno más extenso y sus habitantes, por aquellos de encontrarse en un núcleo disperso, los más necesitados de mejoras en obras y servicios que dieran alcance a todo el vecindario. Podemos indicar que al comienzo de la década estudiada por mencionar sus carencias más perentorias destacaban la indisponibilidad de luz eléctrica, agua caliente en los domicilio y no disponían tampoco de carreteras adecuadas para vehículos comunicados que pusieran en comunicación los distintos barrios de este pequeño pero disperso núcleo de población. En Acereda, por esta época se produjo también el mejoramiento de la conducción eléctrica y la comunicación vial. La junta vecinal de Villasevil se enfrento a una época en la que se produjo una colonización de buena parte del terreno común, donde la junta cedería en venta un gran número de parcelas dedicadas a la construcción de viviendas unifamiliares y en donde casi todos los terrenos fueron adjudicados con posterioridad a los hijos de los habitantes del pueblo que tenían intención de formar un hogar en el mismo lugar en que sus mayores habían desarrollado su vida, aprovechando para ello el espacio libre y desurbanizado que había en ella. A precio de 200 pesetas y la obligación de construcción en un periodo de tiempo no superior a un año. En cuanto a los otros comunales, cabe destacar la construcción de nuevas escuelas, las casas para maestros en contraposición para este núcleo de población finalmente no llegaron a materializarse. Lo que se observa de estas subastas de arbolados de los montes públicos que por otro lado eran las principales promotores de beneficios económicos para la realización de cierta obras en los diferentes núcleos de población del municipio, que lo fueron por entonces y en parte lo son ahora también, favoreciendo que con ese capital obtenido se invirtiera en el caso de Villasevil en el alumbrado público o en la reparación de las escuelas. En Iruz, por ejemplo y como conclusión a este apartado, la junta vecinal llevo a cabo la traída de aguas y en Pando y Penilla las nuevas escuelas y casas de maestro, aunque este fuese un proyecto que no se realizó hasta 1956, a pesar de ser la principal preocupación de la junta vecinal tanto durante esta década como en sus predecesoras. Realizándose las mejoras en los núcleos de población al igual que hemos visto para los casos anteriores a través de los fondos adquiridos gracias a la realización de varias subastas.
En líneas generales, la vida de en nuestros pueblos durante los años 50 del siglo pasado, era más bien tranquila, es decir, sin demasiados sobresaltos que alteraran la vida diaria dedicada mayormente al trabajo y a las obligaciones tanto familiares como comunitarias. La vida social en el municipio durante los años centrales del siglo pasado, si no era extraordinariamente activa como lo era en el medio urbano, si era por lo menos rica en todo tipo de acontecimientos, tanto desde el punto de vista de los que tenían una connotación más lúdica como desde el punto de vista que menos connotación lúdica tenían. Contando además con lugares de diversión emplazados no demasiado lejos de casa; algo que por otro parte es impensable para una sociedad de las comunicaciones como la actual en que en pocas ocasiones se recurre a actividades de este tipo en las proximidades de los núcleos de población y se opta por desplazamientos a los localidades de mayor dimensión a grandes centros urbanos y que por lo tanto ofertan una mayor variedad de productos y servicios tanto de carácter lúdico como de carácter no lúdico. En la época que nos importa para el estudio, aspectos que tuvieron una importancia destacada en aquellos tiempos ocuparon y preocuparon a nuestros vecinos de entonces junto a los que ya se han visto con anterioridad como es el caso de las actividades económico-laborales, religiosas, educativas, etc. Estos asuntos a los cuales nos referimos en estas líneas son las inauguraciones. Las inauguraciones de las múltiples obras que se ejecutaban por aquel entonces, eran algo importantísimo para un país que intentaba salir del secular retrasos; por un lado como hemos indicado estaban las inauguraciones y por otro lado encontrábamos las fiestas de Navidad y de San Isidro Labrador, donde se ponían de manifiesto la solidaridad y el orgullo de ser campesinos respectivamente; la talla de mozos y el servicio militar; la diversión de la juventud; las iniciativas culturales como las llamadas “comedias” y , los medios de comunicación que veían, oían o leían. Eran todo lo anterior muy importantes para nuestros vecinos dentro de la monótona vida social que existía en nuestros pueblos. Las inauguraciones lo eran con arreglo a la puesta en funcionamiento de alguna carretera, construcción de escuelas y casas de maestros, traída de aguas, suministro eléctrico, etc. Todas ellas destacados logros que ayudaron a aquella sociedad en el tránsito hacia la modernidad y sus ventajas morales y materiales; sin lugar a dudas hay que destacar la década de los 50 como la época de las obras que situaron definitivamente a nuestra tierra en el siglo XX.
En cuanto a la celebración de la navidad, aunque ya hemos tratado un poco este asunto con anterioridad, vamos a fijarnos ahora en algunas de las cuestiones que no hemos tratado todavía como es lo relativo a las campañas benéficas que los vecinos llevaban a cabo con el fin de recaudar bienes destinados a los más necesitados del municipio y de la región. La costumbre de pedir los aguinaldos por las casas del pueblo era práctica común por entonces en todo el municipio.
Durante la festividad de San Isidro Labrador, como ya sabemos, patrono del campesino, y, y también conocemos que los trabajadores del campo han tenido en Santiurde de Toranzo una importancia especial para sus habitantes en las décadas pasadas debido a que como ya hemos explicado, todos ellos prácticamente eran ganaderos de profesión. Fechas importantes que también influían en la vida social y comunitaria de nuestras gentes en la segunda mitad del siglo pasado eran las fechas relacionadas con el proceso de reclutamiento de los hombres más jóvenes del municipio con destino al ejército. Este hecho influenciaba en los modos de vida de aquella sociedad puesto que la salida de los muchachos del hogar por un largo periodo de tiempo implicaba tanto importantes trastornos en las relaciones afectivas como en la marcha económica de la familia, ya que en las sociedades agrarias como la nuestra la fala de estos hombres significaba en muchos casos una merma considerable de la mano de obra, factor este poco menos que imprescindible para sacar adelante la economía familiar. Como no podía tratarse de otra manera, durante aquella época, fue el Ayuntamiento el ente administrativo que desempeñaba la labor de clasificar y declarar a los mozos inscritos en su jurisdicción. En otro orden de circunstancias, a la llegada de la década de 1950, la juventud del valle, ya estaba incorporada en la modernidad en cuanto a los usos y costumbres de las formas de esparcimiento y ocio, en definitiva, de diversión se refiere; al igual que en la actualidad, por esta época los jóvenes ya frecuentaban los bailes y asistían a las salas de cine cercanos, sin embargo, en la actualidad estas actividades ya no se desarrollan internamente en los núcleos rurales, pues en prácticamente ninguno existen ya no lugares de baile ni salas de cine, siendo la nota dominante en la actualidad el desplazamiento a grandes localidades para poder disfrutar de estas actividades. Por otro lado hay que indicar que los momentos de esparcimiento se limitaban casi con exclusividad a los domingos por la tarde, ni que decir tiene que cuando el periodo de recogida de la hierba estaba en su máximo apogeo allá por los meses iníciales del verano (junio-julio), las salidas eran prácticamente anuladas o se restringían a pequeños ratos. Tampoco y como es lógico, estaba bien visto el frecuentar lugares de divertimento en momentos de luto ni, en sociedades machistas como la que encontrábamos en esa época, estaba bien visto que las mujeres frecuentaran esos lugares si sus respectivos se encontraban realizando el servicio militar.
Otra forma que tenia la juventud de pasar su tiempo libre durante la década central del siglo pasado, excluyendo ahora las dos actividades que se han citado con anterioridad, salas de baile y cine, a la par que se divertía y se distraía al resto de la comunidad, eran las representaciones teatrales, llamadas comúnmente “las comedias”. Estas eran llevadas a cabo por un grupo de jóvenes bien organizados y dirigidos siempre por alguien que más o menos ya era ducho en la materia o por lo menos con ciertos conocimientos en las artes escénicas. La España de los años 50 ya contaba con una óptima infraestructura de medios de comunicación de masas, para la época en la que nos encontramos, pues ya somos todos conocedores del salto tecnológico que hay entre aquella época y la actualidad, no olvidemos por otro lado que nos encontrábamos en una época en la que la nota predominante en la información era la censura de contenidos que no se veían adecuados respecto de las ideologías imperantes para aquella época, que hacia relativamente fácil a sus habitantes a acceder a la información, aunque como ya se acaba de comentar, esta fuera completamente controlada por los órganos competentes del movimiento, por lo que se puede afirmar dentro de ese contexto que más que como una prestación a la ciudadanía se concebían estos más bien como una herramienta de propaganda al servicio exclusivo del poder constituido, donde no cabía ninguna critica por muy leve que fuere tanto a cerca de los gobernantes en si como al modelo de sociedad impuesto por el régimen del General Franco, basado como ya hemos comentado en repetidas ocasiones en el nacionalismo desacerbado y la preponderancia del catolicismo.
Si repasamos todos los medios que existían en aquella época, es decir, prensa, radio y televisión (la cual se caracteriza por ser la más tardía y por lo tanto solo ejerce influencia en la población a partir de los últimos años del decenio); nos encontrábamos con unos contenidos que siempre iban encaminados a la muestra hacia el interior de una España feliz que podría decirse que caminaba por la senda de la prosperidad y la justicia, gracias, como no podía ser de otra manera, al buen manejo en el gobierno de nuestros gobernantes; sin embargo, no hay que olvidar que en cierta medida sí que era así, ya que la guerra civil había finalizado hacía más de 10 años y poco a poco el país iba recuperándose de las enormes y profundas heridas que habían sido ocasionadas por las mismas consecuencias de la guerra, también desde el punto de vista económico, se aprecia una cierta mejoría que hacía pensar a la sufrida población en un futuro mejor. En definitiva, los medios de comunicación de la época reflejaban una sociedad que avanzaba bajo la férrea tutela de la dictadura, en la que la prensa escrita, la que quizás era la más intervenida por los gobernantes; una cosa parecida vemos en el caso de Cantabria ya que en el caso de nuestra provincia desde que finalizó la contienda, el bando vencedor se adueño directa o indirectamente de todos las cabeceras que para la época existían en la que es nuestra actual Comunidad Autónoma, reduciendo lo que en otros tiempos fue una oferta amplia, plural y prestigiosa a tan solo dos periódicos podría decirse al servicio de la causa y que son dos periódicos que continúan publicándose en la actualidad, siendo estos los más populares entre los consumidores de prensa escrita en nuestra Provincia, El Diario Montañés, y el Diario Alerta. Las emisoras de radio se sintonizaban a través de los rudimentarios aparatos de reproducción de ondas de radio que en aquella época existían, en nuestros hogares en la época a la que estamos haciendo referencia. Para el ayuntamiento de Santiurde de Toranzo esas emisoras eran básicamente de cobertura estatal, como Radio Nacional de España, o Radio Internacional; las emisoras de radio locales como es lógico para esta época eran pocas y se encontraban instaladas en los grandes centros urbanos, estando la anteriores supeditadas informativamente hablando a la emisora oficial del régimen, ya que tenía que emitir obligatoriamente dos veces al día un programas especifico de Radio Nacional de España. Otro asunto a parte era la televisión, sin la que en la actualidad no podríamos concebir el entretenimiento dentro de la intimidad familiar y puede que se trate además del único electrodoméstico que no falte en ninguna vivienda, en las que en ocasiones a falta de uno se pueden encontrar hasta varios de estos. Probablemente la televisión podría considerarse como el invento más trascendental desde el punto de vista socio-cultural de todo el siglo XX, y que en España vería la luz a mediados de esta época , ya que la primera cadena en emitir en la televisión, fue como es lógico, televisión Española, que fue fundada en 1952 y comenzó sus emisiones en 1956. Aunque al principio el número de televisores fuera muy escaso, pronto este electrodoméstico comenzó a colonizar todos los hogares de la nación, para convertirse sin más tardar en el signo más evidente de la prosperidad de las familias españolas; no en vano, por aquella época, la llegada del primer televisor dentro de una comarca o municipio o núcleo de población, fue tomado por aquel entonces como un acontecimiento de primer orden, quedando claramente mostrado que con tanta expectación como había por ver la televisión , aquellos que fueron pioneros en instalarlos en sus domicilios o negocios se convirtieron en los vecinos más apreciados, visitados y “utilizados” en el pueblo.
Además, por otro lado en relación a la vida social y comunitaria de nuestros pueblos durante la década de los años cincuenta del siglo pasado, no es desconocido por nadie de los que estemos leyendo estas líneas, que desde que el ser humano ha tenido la capacidad de desplazarse en el tiempo y en el espacio a través de los medios de locomoción, llegando cómodamente tanto a lugares más cercanos como a lugares lejanos el viajar, ha sido uno de los intereses principales de los habitantes de cualquier lugar del planeta. En esta época el desarrollo de los medios de transporte incremento en nuestros vecinos la curiosidad por conocer otros territorios e incluso países diferentes al de origen, y es que el viajar por placer, o lo que hoy conocemos como la realización de actividades turísticas o de ocio y esparcimiento, siempre han sido agradablemente llevadas a cabo por cualquier persona y en cualquier parte del mundo. Cuando se produjo el momento del alto el fuego y por lo tanto se instauro la paz tras la guerra civil, unida la paz a la consiguiente estabilidad social y económica permitieron, que los lugareños de este municipio hace 70 años empezaran a organizar salidas o excursiones para visitar otros lugares de interés. En esta época los medios de transporte colectivo, como los autocares, eran y estaban dotados de mejoras con respecto a las existentes antes de la guerra, lo que además era un aliciente que animaba a los lugareños a salir de sus fronteras rurales para ampliar su campo de visión y de conocimiento del mundo. Hace medio siglo, y en parte es un fenómeno al que seguimos asistiendo en la actualidad, las excursiones que se programaban tanto en nuestro valle como en nuestro municipio, estaban organizadas por estamentos tales como la parroquia del pueblo, el maestro o la maestra, el ayuntamiento, las peñas deportivas, las asociaciones culturales, etc. Aunque por otro lado hay que indicar que los destinos de estas excursiones no eran muy extravagantes y solían corresponderse con aquellos sitios emblemáticos de la geografía regional o nacional, pero siempre de las provincias más próximas a Cantabria, por lo general eran excursiones facultativas relacionadas con aspectos de la religión, el arte, la cultura o la historia.
Dentro de la vida social y comunitaria, era además una parte muy importante de la misma los comunicados e informaciones que hacían los corresponsales de prensa sobre las personas locales, realizadas tanto en el valle como en nuestro municipio en particular. Las informaciones eran remitidas a sus respectivos periódicos y la mayoría de ellas giraban en torno a las denominadas notas de sociedad (o lo que hoy podríamos considerar prensa rosa), que por otro lado, no eran más que notas que consistían en cortas y escuetas crónicas sobre asuntos varios como nacimientos, defunciones, amonestaciones, matrimonios, viajeros que llegaban o partían, gente enferma o convaleciente y otras de carácter similar. Esas pequeñas crónicas tenían todas en común la referencia que se hacía sobre personas de sobra conocidas. Hay que tener en consideración, que esta faceta periodística era muy habitual en tiempos de la vieja prensa escrita, pero que en las décadas centrales del siglo XX, tuvieron si cabe una mayor vigencia ya que raro era el corresponsal que no tenía en cuenta dichas noticias con el propósito final de tener algo que incluir en su cuaderno de notas. Tras el fallecimiento del General Franco en 1975 y la restauración en nuestro país de la monarquía, se abrió un periodo en el mismo de transición hacia la democracia en la que comenzaron a legalizarse partidos políticos y sindicatos, se recuperaron las libertades, se entro en un periodo de amnistía política y se promulgo la constitución en 1978. Esta transición finalizó con las elecciones generales de 1982 en las que resulto ganador el Partido Socialista Obrero Español. Cabe por otro lado, destacar de la constitución de 1978 que esta se caracteriza por la descentralización administrativa del Estado y la creación de las Comunidades Autónomas a las que se las ceden ciertas competencias y la potestad para legislar en cada una de ellas sus propias leyes.